Desde la época de Pedro Grande, dos caballeros llamados ‘Triste’ y ‘Feliz’ siempre participaban en la solemne ceremonia funeraria de los emperadores rusos.
Un caballero triste con armadura negra simbolizaba el final del viaje terrenal del zar; seguía la procesión a pie, bajando su espada. El caballero alegre, en cambio, simbolizaba la vida y la continuidad del poder imperial. Vestido con una armadura dorada, con un penacho brillante en el casco, montaba a caballo cubierto con una manta dorada. La última ceremonia fúnebre en la que participaron los caballeros fue el 7 de noviembre de 1894: el funeral de Alejandro III.
Hoy se pueden admirar sus “trajes” en el Pabellón del Arsenal de la Museo-Reserva de Tsárkoye Seló. Caballeros con esta misma armadura participaron en la ceremonia fúnebre del emperador Alejandro I en 1826. Las armaduras fueron redescubierta hace unos 30 años durante la restauración del Palacio de Catalina.
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