¿Es verdad que los zares rusos cuidaban su salud con cuerno de unicornio?

Dominio público
Iván el Terrible tenía un cetro y un bastón hechos de cuerno de unicornio. Al menos eso creían el zar y sus compinches.

“Traed mi báculo real de cuerno de unicornio, con magníficos diamantes, rubíes, zafiros, esmeraldas y otras piedras preciosas de gran valor; este báculo me costó 70.000 marcos cuando se lo compré a David Gower, que lo obtuvo de los ricos de Augsburgo”, el inglés Jerome Gorsey recogió las palabras de Iván el Terrible.

En el siglo XVI, el unicornio se estableció como símbolo del poder real, porque en la Biblia y los Salmos el cuerno de unicornio simboliza la salvación por la fe. Por ello, el unicornio aparecía en muchos sellos reales y en la decoración de edificios e iglesias, y los reyes creían en el poder curativo del cuerno de esta criatura. Según relató el mercenario francés Jacques Margeret, el tesoro del Falso Dmitri I guardaba dos cuernos de unicornio “absolutamente” enteros, un bastón real también de este material y otra mitad del cuerno, “que se utiliza a diario con fines médicos”.

Se cree que el bastón de Alexéi Mijáilovich también estaba hecho de cuerno de unicornio, y el boticario del zar también tenía un hueso de “unicornio” molido en polvo (se creía que el polvo disuelto en bebida podía curar enfermedades, por ejemplo, ayudando a detener hemorragias).

¿Qué era realmente el “cuerno de unicornio”? Antiguamente, se fabricaba a partir de marfil y hueso de morsa, enderezando los colmillos y tallando después “cuernos” retorcidos a partir de ellos. Sin embargo, desde los siglos XII-XIII para el cuerno del unicornio se comenzó usar el cuerno de narval, era suministrado por los pescadores escandinavos de la costa de Groenlandia. En el siglo XVII el engaño fue descubierto. Se sabe que en 1655 y 1657 unos extranjeros ofrecieron a la corte moscovita comprar cuernos de unicornio, pero fueron rechazados: en Moscú ya sabían que se trataba de colmillos de narval. Lo mismo ocurría en Europa: un cuerno entero perteneciente a Carlos I bajó de valor de 8.000 libras en 1630 a 600 libras en 1649.

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