Ocurrió durante la Primera Guerra Mundial. El 26 de octubre de 1915, el Almirantazgo británico envió tres submarinos al mar Báltico para dar caza a los buques de transporte alemanes que transportaban mineral de hierro desde Suecia.
Sólo dos lograron atravesar el estrecho de Dinamarca. Posteriormente, se les unieron siete más.
La flotilla británica se puso a disposición del mando de la Flota rusa del Báltico. A cada submarino se le asignó un navegante ruso.
Los capitanes más eficaces fueron Francis Newton Allan Cromie, Max Horton y Noel Lawrence. El primero hundió hasta siete buques de transporte alemanes en un solo día.
Horton consiguió dañar el acorazado Prinz Adalbert, y Lawrence al crucero de línea Moltke y así perturbar el desembarco de las tropas alemanas cerca de Riga. Los tres capitanes recibieron de manos del zar Nicolás II las cruces de San Jorge del IV grado.
Durante todo el periodo de la guerra, los británicos en el Báltico perdieron dos submarinos. Cuando en marzo de 1918 los bolcheviques de Brest-Litovsk firmaron otro tratado de paz con los alemanes, siete submarinos británicos tenían su base en Finlandia.
Según los términos de la paz, debían ser entregados a los alemanes. Para evitarlo, las tripulaciones hundieron sus naves y abandonaron Rusia vía Múrmansk.
Sólo Cromie no lo hizo. Los servicios de seguridad soviéticos sospecharon de él por espionaje. El capitán murió el 31 de agosto de 1918 en Petrogrado (San Petersburgo) en un tiroteo durante un intento de arrestarlo.
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