La América rusa fue un conjunto de posesiones del Imperio ruso en América del Norte, que incluía Alaska, las islas Aleutianas, el archipiélago Alexánder y asentamientos en la costa del Pacífico de los actuales Estados Unidos (fortaleza Ross en Alta California), así como tres asentamientos en Hawái que incluían la fortaleza Elizabeth, la fortaleza Alexánder y la fortaleza de Barclay de Tolly.
Cómo los rusos conquistaron América
No se sabe con exactitud cuándo un ruso dejó su huella en suelo americano por primera vez. Existe la versión de que esto ocurrió en la segunda mitad del siglo XVII. Durante la expedición de Semión Dezhniov, al parecer, uno de los barcos quedó atrapado en una tormenta y se hundió. Sin embargo, algunos marineros lograron escapar. Llegaron a Alaska y fundaron el asentamiento de Kynngovei cerca del río Jeuveren. Viajeros y geógrafos hicieron varias referencias al lugar, pero no pudieron encontrar el asentamiento.
En la década de 1700, el desplazamiento ruso hacia América se llevó a cabo en dos direcciones, a lo largo de la vía Aleutiana y a través del estrecho de Béring; la vía Aleutiana fue la que se utilizó con mayor frecuencia.
En 1732 Mijaíl Gvózdev e Iván Fiódorov emprendieron un viaje a la costa de Alaska en el barco San Gabriel (Sviatói Gavriil) y se convirtieron en los primeros europeos en llegar a la costa de Alaska, en la zona del Cabo Gvózdev (rebautizado Cabo Príncipe de Gales).
En 1741, la expedición de Béring en dos paquebotes San Pedro (Sviatói Piotr) y San Pablo (Sviatói Pável) exploró las islas Aleutianas y la costa de Alaska.
En 1772 se fundó el primer asentamiento comercial ruso en las islas Aleutianas, Unalaska.
El 3 de agosto de 1784 la expedición de Grigori Shélijov llegó a la isla Kodiak (bahía de los Tres Santos) con tres navíos (Tres Santos, San Simeón y San Miguel). La Compañía de Shélijov (Compañía del Noreste) comenzó a desarrollar la isla, promoviendo la difusión de la ortodoxia entre los nativos e introduciendo una serie de cultivos agrícolas (remolacha, nabo). El asentamiento en la isla Kodiak recibió el nombre de puerto Pávlovskaia.
En 1795, los industriales rusos dirigidos por Alexánder Baránov consiguieron avanzar hasta Yakutat.
Simultáneamente con la compañía de Shélijov, Alaska estaba siendo explorada por una compañía rival del comerciante Pável Lébedev-Lástochkin. La galeota San Jorge llegó en 1791 a la bahía de Cook, y su tripulación fundó el reducto Nikoláievski. En 1792 la compañía fundó un asentamiento a orillas del lago Iliamna y equipó la expedición de Vasili Ivanov a las orillas del río Yukón. Sin embargo, la compañía Lébedev-Lástochkin quebró en 1798, incapaz de competir con los Shélijov debido a la falta de buenos suministros con la metrópoli en Siberia y a la rebelión de los indios atna.
En 1799 se fundó la fortaleza Mijáilovskaia (Nueva Arcángel). El asentamiento creció rápidamente. Desde 1808 la capital de la América rusa pasó a ser Nueva Arcángel (actualmente, Sitka). La Compañía Ruso-Americana (RAK, por sus siglas en ruso), cuya sede principal se encontraba en Irkutsk, gestionaba los territorios americanos.
La América rusa fue incluida primero en la Gobernación General de Siberia, y después de su división en 1822 en Occidental y Oriental, en la Gobernación General de Siberia Oriental.
El 11 de septiembre de 1812, Iván Kuskov fundó la fortaleza Ross (80 km al norte de San Francisco, en California), que se convirtió en la avanzadilla meridional de la colonización rusa de América. Formalmente, esta tierra pertenecía a España, pero Kuskov se la compró a los indios. Junto a él trajo a 95 rusos y 80 aleutianos.
Un agujero en el presupuesto del Imperio ruso
En 1825 se firmó la Convención anglo-rusa sobre la delimitación de sus posesiones en Norteamérica (en la Columbia Británica): se estableció una línea fronteriza que separaba las posesiones británicas y que pasaba a 10 millas del borde del océano. Anteriormente, la cordillera de las Montañas Rocosas se consideraba la frontera no oficial. Al mismo tiempo, la parte rusa nunca intentó ir más allá de las Montañas Rocosas, aunque durante casi medio siglo fue un territorio absolutamente desierto.
Sin embargo, la Compañía Ruso-Americana se enfrentó a muchos problemas. Los más graves de ellos fueron la falta de suministros adecuados y alimentos y la agresividad de la población local.
El desarrollo de Alaska producía un agujero cada vez mayor en el presupuesto del Imperio ruso. Y si al principio de la colonización había esperanzas de que alguna riqueza natural pudiera compensar las inversiones financieras, después ya nadie creía en ello. Como resultado, la Compañía Ruso-Americana se encontró en una posición difícil. Tuvo que luchar contra los numerosos y agresivos tlingits. Se necesitaban hombres, armas, municiones, alimentos y dinero.
De hecho, la idea de Baránov de fundar la fortaeza Ross más al sur se explicaba por la necesidad de cultuvar productos agrícolas en California. Sin embargo, el plan original de convertir la fortaleza Ross en el “granero de Alaska” no funcionó. El nuevo asentamiento no era rentable para la compañía, no permitía ni siquiera recuperar el dinero invertido, y además a la RAC le resultaba más barato comprar provisiones a los estadounidenses que enviarlas desde la fortaleza en California.
En enero de 1841, la fortaleza Ross fue vendida al ciudadano mexicano John Sutter por 42.857 rublos en plata (aunque los historiadores afirman que la RAK no recibió todo este dinero), y en 1867 Alaska fue adquirida por Estados Unidos por tan sólo 7.200.000 dólares.
El 1 de enero de 1868, 69 soldados y oficiales de la guarnición de Nuevo Arcángel partieron hacia Nikoláievsk del Amur en el barco Najímov. Un grupo formado por ciudadanos coloniales y criollos zarpó hacia Nikoláievsk del Amur el 24 de abril de 1868 en el barco Emperador Alejandro II. El último grupo de rusos (unas 309 personas) partió de Nuevo Arcángel el 30 de noviembre de 1868 hacia Kronstadt.
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