¿Pagó EE UU a Rusia por la venta de Alaska?

Kira Lisítskaia (Foto: Werner Forman Archive, Bilderbox /Global Look Press; Unsplash)
Según una popular teoría de la conspiración, el oro que Estados Unidos pagó a Rusia por Alaska se hundió en el Báltico y no llegó nada a San Petersburgo. Lo único cierto de esta historia es que Rusia no recibió ningún cargamento de oro.

La leyenda cuenta que, una vez cerrado el acuerdo de venta de los territorios rusos en Alaska a Estados Unidos, Rusia recibió 7 millones de dólares. Un millón y medio fue al banco [ubicado en Londres] para su conversión, los 5,5 millones restantes en forma de lingotes de oro fueron supuestamente enviados desde Londres a San Petersburgo. A principios de julio de 1868, el oro se cargó en un barco llamado Orkney. El 16 de julio de 1868, el Orkney se hundió antes de llegar a San Petersburgo. Y la compañía de seguros, para no pagar la indemnización por el valioso cargamento desaparecido, se declaró rápidamente en quiebra. Por lo tanto, Rusia no recibió ningún dinero. Así dice la leyenda.

En primer lugar, aunque en 1868 había un barco llamado Orkney, ese año estaba en ruta hacia Sudamérica, según descubrió la escritora estadounidense Bonnie Loshbaugh. Después de 1868, el barco siguió navegando, fue mencionado en el registro de 1871 y así sucesivamente. Por lo tanto, lo más probable es que toda la historia sea inventada.

Sin embargo, es cierto que Rusia nunca recibió esa gran cantidad de oro. Además, habría sido simplemente muy difícil y peligroso desde el punto de vista logístico. En 1867, 7,2 millones de dólares eran más de 11 millones de rublos (mientras que, por ejemplo, el presupuesto anual del Ministerio Naval de Rusia era de unos 15 millones de rublos en aquella época). Así que, en lugar de enviar el oro desde Estados Unidos o cualquier otro lugar, Rusia decidió gastar el dinero en el extranjero: necesitaba desesperadamente maquinaria estadounidense para sus nuevos ferrocarriles.

La firma del Tratado de Cesación de Alaska (de izquierda a derecha): Robert S. Chew (secretario jefe), William H. Seward (secretario de Estado), William Hunter (segundo secretario de Estado adjunto), el Sr. Bodisco, el embajador ruso barón Edward de Stoeckl, Charles Sumner y Fredrick W. Seward.

El investigador Alexánder Petrov encontró en el Archivo Histórico Estatal de Rusia un documento que data de la segunda mitad de 1868. El documento demuestra que, efectivamente, la mayor parte del dinero pagado por Alaska se destinó a financiar los ferrocarriles. “Los 11.362.481 rublos y 94 [kopeks] adeudados fueron recibidos de los Estados de América del Norte por las posesiones rusas que les fueron cedidas en América del Norte. De los 11.362.481 rublos y 94 kopeks - 10.972.238 rublos y 4 kopeks se gastaron en el extranjero en la compra de accesorios para los ferrocarriles: Kursk-Kiev, Riazán-Kozlov, Moscú-Riazán, etc. Los 390.243 rublos y 90 kopeks restantes se recibieron en efectivo”.

Así que, finalmente, el Imperio ruso recibió algo de dinero en efectivo, pero 390 mil rublos era una suma que podía transportarse fácilmente en equipaje, sin que hubiera barcos designados para ello -excepto, por supuesto, los barcos que trajeron la maquinaria ferroviaria a Rusia más tarde.

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