“Tiene un instinto estratégico extraordinario. Es valiente hasta la temeridad, hasta la audacia demencial. Comparte con sus soldados de caballería todas las penurias y los peligros más graves. Por él, están dispuestos a dejarse cortar en pedazos”, así hablaba Vladímir Lenin en 1920 de uno de los comandantes más brillantes del Ejército Rojo, el aspirante a mariscal de la Unión Soviética Semión Mijáilovich Budionni.
Nacido y criado en el sur del Imperio ruso entre los cosacos del Don (aunque él mismo no era cosaco), Budionni se sintió seguro en la silla de montar desde su infancia. Pasó por la guerra ruso-japonesa y la Primera Guerra Mundial en las filas de la caballería. Más de una vez el mando le condecoró por el valor demostrado en las batallas.
Semión Budionni en los años veinte
МАММ/МDF/russiainphoto.ru/Tras el final del primer conflicto mundial, Semión Budionni soñaba con adquirir una pequeña fábrica de caballos, pero la Guerra Civil que estalló en los restos del Imperio Ruso alteró seriamente estos planes. Al final, el antiguo Wachtmeister del ejército zarista, que nunca había sido un ardiente revolucionario, se encontró en el bando bolchevique y, así, se entregó a la causa de la lucha por el poder de obreros y campesinos.
Entre los rojos, el audaz soldado de caballería ascendió rápidamente a la vanguardia. Siendo primero comandante de una pequeña unidad de caballería revolucionaria, en el verano de 1919 fue ascendido a comandante del gran Primer Cuerpo de Caballería. Fue Budionni quien en las batallas cerca de Voronezh, en otoño del mismo año, derrotó a las principales fuerzas de caballería de los blancos bajo el mando de los generales Konstantín Mamontov y Andréi Shkuro.
Semión Budionni durante la Guerra Civil en Rusia.
SputnikEl 19 de noviembre de 1919, sobre la base del cuerpo de caballería, se desplegó el Primer Ejército de Caballería, que se convirtió en el ejército más poderoso y glorioso de las Fuerzas Armadas de la joven República Soviética. Reforzada con unidades de fusilería, artillería, la unidad de trenes blindados y el grupo de aviación, la caballería de Budionni aplastó con éxito al enemigo en el Cáucaso y Crimea. No fue menos eficaz en la primera etapa de la guerra contra Polonia, que, sin embargo, no terminó del todo bien para Rusia.
Semión Budionni se convirtió en uno de los comandantes más queridos y populares del Ejército Rojo. La palabra “Budenovets” se asoció con la valentía y el coraje, y el gorro de invierno de los militares, que tenía la forma del casco de un antiguo guerrero ruso, fue apodado extraoficialmente “Budenovka”.
Comandantes del Primer Ejército de Caballería (de izq. a dcha.): Kliment Voroshílov, Semión Budionni y Serguéi Minin.
SputnikTras el final de la Guerra Civil, Semión Mijáilovich se dedicó plenamente a su pasatiempo favorito: los caballos: Ocupó el puesto de inspector de caballería del Ejército Rojo, trabajó como redactor de la revista Cría y cuidado de caballos y contribuyó a la creación de fábricas de cría caballar. Budionni se opuso a la reducción del número de efectivos de caballería, sin negar la mecanización activa de las Fuerzas Armadas.
El 20 de noviembre de 1935, Semión Mijáilovich recibió el título de “Mariscal de la Unión Soviética”. Durante las represiones masivas que pronto comenzaron en la URSS, conocidas como el “Gran Terror”, perecieron tres de los cinco únicos mariscales existentes. Budionni, sin embargo, sobrevivió sano y salvo, junto con su antiguo compañero de armas en el Primer Ejército de Caballería: el comisario del pueblo (ministro) de Defensa, el mariscal Kliment Voroshílov.
Budionni desfilando con los participantes en las cuartas competiciones ecuestres del Ejército Rojo en 1935.
TASSEl jefe de la caballería del país se mantuvo vivo, debido a su casi total falta de ambición política y a su aversión a las intrigas del gabinete. Además, Semión Mijáilovich era un hombre pragmático y previsor: habiendo estado una vez del lado de Stalin, al igual que Voroshílov, le seguía siendo ilimitadamente leal. El “Padre de los pueblos” lo sabía e ignoró todas las denuncias de que su “amigo y camarada” Budionni, estaba implicado en alguna conspiración.
Semión Mijáilovich, por su parte, se vio obligado a actuar de acuerdo con la política de las autoridades y a apoyar todas las iniciativas del líder. El 11 de junio de 1937, como miembro de la Presencia Judicial Especial del Tribunal Supremo de la URSS, dictó sentencia de muerte contra el mariscal Mijaíl Tujachevski y varios altos mandos militares soviéticos por su participación en un “complot militar-fascista”.
Budionny pronuncia un discurso en el Salón de Columnas de la Casa de los Sindicatos, 1939.
Anatoly Garanin/SputnikAl comienzo de la guerra contra la Alemania nazi, el 10 de julio de 1941, Budionni fue nombrado comandante en jefe de las tropas del suroeste y se le encomendó la tarea de impedir la caída Kiev, costase lo que costase. Ante el incipiente peligro de que sus fuerzas fueran cercadas, Semión Mijáilovich empezó a pedir al Mando Supremo que le permitiera retirar las tropas a nuevas líneas, pero esto fue invariablemente rechazado. El 12 de septiembre fue destituido del mando por “pánico” y, tres días después, los alemanes cerraron el cerco alrededor de los cuatro ejércitos soviéticos, que habían defendido la capital de la Ucrania soviética.
Más tarde, Budionni estuvo al mando del Frente de Reserva y de las tropas del frente del Cáucaso Norte, pero no consiguió garantizar una gestión eficaz de grandes fuerzas conjuntas operativo-estratégicas en circunstancias en constante cambio. A partir de 1943, el mariscal dejó de participar en el mando directo de las tropas. Así, en el puesto prácticamente decorativo de comandante de la caballería del Ejército Rojo, se dedicó a la formación de nuevas unidades de caballería, sin tener nada que ver con las operaciones de combate.
El mariscal Budionni en 1942.
Alexéi Mezhuev/SputnikEn la posguerra, Semión Budionni ocupó el cargo de viceministro de Agricultura de la URSS en materia de cría y explotación de caballos y escribió más de 70 obras sobre el tema. Bajo su dirección se publicó un monumental libro de cinco volúmenes titulado Historia del caballo. En 1948, la Unión Soviética desarrolló una raza de caballos llamada “Budénovskaya” en honor del mariscal.
Como antes, el mariscal tenía poco interés en la política, aunque en 1954, durante una de las fiestas, se permitió un descuidado comentario crítico sobre Nikita Jruschov. La posterior desgracia de Budionni, sin embargo, no duró mucho. Al mismo tiempo, Semión Mijáilovich nunca habló negativamente de su protector Stalin, ni siquiera después de que se desacreditara el “culto a la personalidad” de este último.
Con su nieto Aliosha.
Vasili Malyshev/SputnikEn los últimos años de su vida, Budionni, se dedicó a escribir memorias sobre su servicio en el Primer Ejército de Caballería y participó en numerosos encuentros con la juventud soviética, para la que era una auténtica leyenda de la Guerra Civil.
Semión Mijáilovich murió en 1973 a los 90 años. Ya anciano, el célebre caballero siguió montando su semental de raza budenovski llamado “Sofista” casi hasta su muerte.
El mariscal Budionni en 1973.
Vladímir Savostianov/SputnikSíguenos en nuestro canal de Telegram: https://t.me/russiabeyondes
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