¿Qué cazas estadounidenses y británicos utilizó el Ejército Rojo durante la Segunda Guerra Mundial?

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Muchos de los aviones entregados a la URSS no podían competir con los cazas alemanes en combate aéreo directo. Por esa razón fueron enviados a regimientos de defensa aérea para dar caza a los bombarderos alemanes.

En el transcurso de la Segunda Guerra Mundial, la URSS recibió de sus aliados occidentales hasta 14.000 aviones de combate en concepto de ayuda militar. Los estadounidenses suministraron casi 10.000 y los británicos unos 4.000 aparatos.

Algunos de estos aviones fueron enviados por EE.UU. y Gran Bretaña a la fuerza aérea del Ejército Rojo según el principio: “No aptos para el combate”. Sin embargo, los militares soviéticos estaban muy agradecidos a los Aliados por algunos de los modelos de aviones que recibieron.

El Hurricane

El capitán Sgibniev en su

Los primeros cazas occidentales (los Hurricane británicos) llegaron a la Unión Soviética en agosto de 1941. Durante toda la guerra, las Fuerzas Aéreas del Ejército Rojo recibieron más de 3.000 de estos aviones en total.

Los Hurricane eran fáciles de pilotar y tenían una cabina espaciosa que proporcionaba al piloto una buena visibilidad. Pero ahí se acababan sus ventajas. A finales de 1941, el caza británico, desarrollado en 1934, se había quedado completamente obsoleto. Un motor poco fiable y poco potente y un armamento extremadamente pobre no le permitían competir en igualdad de condiciones con las últimas versiones del Messerchmitt.

Sus ocho ametralladoras de 7,7 mm resultaron tan inútiles que a principios de 1942 los alemanes incluso lanzaron un mensaje en un aeródromo de Yaroslavl donde tenían su base los Hurricane con la sarcástica petición: “No rayen la pintura de las alas de los aviones alemanes”. La situación mejoró cuando las ametralladoras británicas fueron sustituidas por dos cañones soviéticos ShVAK de 20 mm y dos ametralladoras de 12,7 mm.

“Este avión está muy lejos de ser un huracán”, escribió el piloto Ígor Kaberov. “Gana altura lentamente y se hace mal los picados. ¿Maniobra vertical? Ni lo intentes!” Su colega Vitali Klimenko fue más categórico: “Es un pedazo de chatarra, no un avión”.

No obstante, los cazas británicos contribuyeron a la victoria general. Llegaron en el momento más difícil de la guerra para la Unión Soviética y la ayudaron a sobrevivir ante una aguda escasez de aviones de guerra. Con la llegada de los Yak y Spitfire más avanzados a las fuerzas aéreas del Ejército Rojo, los Hurricane empezaron a ser enviados en masa a las unidades de defensa aérea para ser utilizados contra los bombarderos enemigos.

El Warhawk

Avión de combate soviético

Los aliados occidentales suministraron unos 2.500 cazas Curtiss P-40 Warhawk estadounidenses a la URSS.

En las fuerzas aéreas del Ejército Rojo el nombre “Warhawk” no caló y, dependiendo de la versión, los aviones se llamaban Tomahawks o Kittyhawks.

En otoño de 1941, el P-40 ya participaba en la defensa de Moscú y Leningrado. En cuanto a sus características tácticas y técnicas, el avión era superior al Hurricane, pero en velocidad y maniobrabilidad era notablemente inferior a los cazas soviéticos y alemanes.

“Un avión pesado, poco manejable, con una maniobrabilidad inadecuada. A pesar de que tenía muchos cañones, no me gustaba, no tenía la facilidad de maniobra necesaria”, recordaba el piloto soviético Vladímir Yastrebov. 

Al mismo tiempo, los cazas P-40 se distinguían por su gran durabilidad y capacidad de supervivencia. En más de una ocasión, habiéndose quedado sin munición, los pilotos soviéticos embistieron con ellos a aviones enemigos y luego alcanzaron con éxito sus aeródromos.

En el Frente Oriental, los Kittyhawks y Tomahawks no se utilizaron principalmente en combates aéreos, sino como aviones de ataque a tierra y cazas de escolta. Además, demostraron ser excelentes en la aviación de defensa aérea.

El Mustang

Un avión de combate

El mejor avión de combate estadounidense de la Segunda Guerra Mundial, el P-51 Mustang, llegó a la URSS en 1942 en un lote de sólo 10 unidades para que los especialistas soviéticos pudieran familiarizarse con él. Éstos se mostraron algo fríos con el avión: a pesar de su gran velocidad, era “pesado como una apisonadora” y su maniobrabilidad dejaba bastante que desear.

La modificación P-51D del Mustang, desarrollada en 1944, no tenía igual a gran altura. Sin embargo, por una serie de razones, las entregas del caza a la URSS nunca comenzaron. En primer lugar, los combates aéreos en el Frente Oriental se desarrollaban principalmente a altitudes bajas y medias, a diferencia de los teatros de guerra occidentales. En segundo lugar, Estados Unidos ya percibía la Guerra Fría y no tenía prisa por entregar su armamento más moderno a un enemigo potencial.

El Airacobra

Alexander Pokrishkin en su

Todo lo contrario ocurrió con el P-39 Airacobra. El caza estadounidense no se desenvolvía con demasiada seguridad a gran altura, pero a media y baja altura demostraba gran velocidad y buena maniobrabilidad.

Al final, Estados Unidos suministró generosamente casi 5.000 P-39 a la URSS, convirtiéndolo en el avión de combate occidental más omnipresente en las fuerzas aéreas del Ejército Rojo. Este potente avión de combate, con acceso tipo "puerta de coche" e inusual ubicación del motor detrás de la cabina, desbancó sistemáticamente a los Hurricane en las unidades de aviación. El Airacobra no estaba exento de defectos. Por ejemplo, al realizar acrobacias aéreas avanzadas a baja altitud podía acabar fácilmente en barrena.

El avión no perdonaba los errores, pero en manos de un piloto experto se convertía en una formidable máquina de guerra. Numerosos ases soviéticos pilotaron P-39. Grigori Rechkalov consiguió 50 victorias en solitario con estos aviones, mientras que Alexander Pokrishkin logró 48.

“Me gustaba el Airacobra por su forma y, principalmente, por su potente armamento”, recordaría Pokrishkin. “Disponía de armamento suficiente para derribar aviones enemigos: un cañón de 37 mm, dos ametralladoras de tiro rápido de calibre pesado (12,7 mm) y cuatro ametralladoras de calibre estándar (7,62 mm) capaces de realizar mil disparos por minuto cada una... Enseguida aprendí a pilotar el avión al límite de sus capacidades. Pronto sentí que este avión de combate se había convertido en una especie de extensión de mi propio cuerpo y en una parte integral de mi pensamiento como piloto” 

El Kingcobra

Pilotos estadounidenses y soviéticos en los aviones 'Kingcobra'.

Los estadounidenses desarrollaron el P-63 Kingcobra teniendo en cuenta los requisitos de la aviación soviética y la experiencia del combate aéreo en el Frente Oriental. En particular, intentaron solucionar el problema del giro plano del avión de combate heredado del Airacobra, pero no lo consiguieron del todo.

En total, la URSS recibió unos 2.400 aviones de combate. Llegaron justo al final de la guerra y prácticamente no participaron en las hostilidades contra Alemania. Sin embargo, los Kingcobra participaron en los combates en Extremo Oriente.

En la guerra soviético-japonesa, los P-63 escoltaron bombarderos y aviones de reconocimiento, proporcionaron cobertura aérea a las tropas y fuerzas de la Flota del Pacífico y atacaron posiciones japonesas en el papel de aviones de apoyo aéreo cercano.

El piloto Iván Prozor describió a los Kingcobra: “No se pueden comparar con nuestros Yak”. “Los Yak son ligeros y maniobrables, mientras que éste es una bestia pesada y tosca, más parecido a un avión de ataque a tierra que a un avión de combate. Y si se le añaden los tanques externos, se pone la tapa de lata...”.

El Thunderbolt

La Unión Soviética recibió menos de 200 cazabombarderos estadounidenses P-47 Thunderbolt en los años de la guerra. El avión apenas participó en combates aéreos.

“En los primeros minutos de vuelo ya pude ver que no era un avión de combate”, dejó como testimonio el piloto de pruebas Mark Gallay. “Era estable, tenía una cabina cómoda y espaciosa, era cómodo de pilotar, pero no era un avión de combate”. El Thunderbolt tenía una maniobrabilidad insatisfactoria tanto en el plano horizontal como, sobre todo, en el vertical. Era lento para coger velocidad, frenado por la inercia de una máquina pesada. El Thunderbolt se adaptaba perfectamente a una trayectoria de vuelo directa sin maniobras bruscas. Para un avión de combate eso no era suficiente”. 

En los teatros de guerra occidentales, el P-47 se utilizó en funciones de ataque a baja altura y para escoltar a los bombarderos B-17 (“Flying Fortress”). En la URSS, los aviones fueron enviados a regimientos de defensa aérea.

El Spitfire

Pilotos soviéticos en sus cazas

El Spitfire se convertiría en el emblema de la RAF en la Segunda Guerra Mundial. En el verano de 1941, los representantes soviéticos solicitaron el suministro de más aviones de combate de este tipo a la URSS en lugar de Hurricane, pero se encontraron con la cortante respuesta de que no estaban destinados a la exportación. No obstante, Gran Bretaña envió posteriormente unos 1.200 Spitfire a la Unión Soviética.

Rápido, maniobrable y fácil de pilotar, el Spitfire Mk Vb dio buena cuenta de sí mismo en las batallas aéreas de la primavera y el verano de 1943, aunque para entonces ya se había quedado algo anticuado. El as del vuelo alemán Günther Rall, que se encontró con ellos en los cielos del Kubán, escribiría más tarde que le había sorprendido mucho ver aviones británicos “a 3.000 millas del Canal de la Mancha”. 

Una versión mejorada del avión, el Spitfire Mk IX, empezó a llegar a la Unión Soviética a partir de febrero de 1944. En términos de velocidad de ascenso y armamento era superior a los Yak-9U y La-7 de fabricación soviética y podía ofrecer un sólido rendimiento a gran altitud.

Pero a altitudes bajas y medias las cosas no eran tan halagüeñas. Por ejemplo, en términos de velocidad cerca del suelo se quedaba 100 km/h por detrás del La-7. Al final, se decidió prescindir de los servicios de los cazas en el frente y gran parte de ellos fueron asignados a regimientos de defensa aérea.

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