¿Qué es lo que cayó del cielo en Siberia en 1908?

Historia
GUEÓRGUI MANÁEV
Hace 115 años, el 30 de junio, algo procedente del espacio exterior explotó en el cielo sobre el corazón de la taiga siberiana. Aún no sabemos qué fue, pero una nueva e intrigante hipótesis sobre el acontecimiento de Tunguska se considera ahora la mejor explicación.

A día de hoy, ninguna de las muchas hipótesis sobre el origen del acontecimiento de Tunguska ha sido ampliamente aceptada.

En primer lugar, he aquí algunos de los esfuerzos más descabellados por explicar lo que ocurrió sobre el río Podkámmenaia Tunguska aquel fatídico día. Según los indígenas evenki, fue el principio del fin del mundo, ya que el poderoso dios Agdy bajó a la Tierra para castigar a los humanos sin ley. En la época soviética, algunos escritores especularon con la posibilidad de que se hubiera estrellado una nave extraterrestre. Desde un punto de vista más científico, algunos académicos postularon que podría haber sido una explosión de antimateria, o tal vez un cometa de hielo, o incluso un mini-agujero negro.

El objeto no dejó rastro

En 2008, el doctor Andréi Oljovatov, investigador del suceso de Tunguska, publicó un relato desconocido hasta entonces. Sin embargo, este relato, que fue grabado por el etnógrafo soviético Sevián Vainstein en 1948, no hace más que repetir los anteriores. 

Un lugareño llamado Ilyá Tiganov, que tenía 19 años en el momento del suceso, recordó que una o dos noches antes del suceso, el cielo estaba tan brillante como al amanecer. Tiganov dijo que no se trataba de la aurora boreal que había visto muchas veces antes, porque la aurora boreal apenas es visible con el sol de verano.

De repente se hizo la luz en todo el cielo, recuerda Ilyá Tiganov, que no pudo dormir aquella brillante noche. No fue el único; otros lugareños tampoco durmieron, y los perros ladraban y aullaban. Por la mañana, Tiganov se horrorizó al ver cómo en el cielo, a su izquierda, algo que parecía un "segundo sol" surcaba las orillas del río Podkámennaia Tunguska. Pero éste era más brillante que el sol real.

Al mismo tiempo, se oyó un fuerte estruendo, más fuerte que cualquier tormenta eléctrica. Pronto, una columna de fuego brillante se elevó hacia el cielo sin humo y se produjo una explosión ensordecedora, como nunca se había oído antes ni después. La tierra tembló y se levantó un fuerte viento feroz. Por toda la taiga, altos árboles fueron arrancados del suelo junto con sus raíces. Después todo quedó en silencio, pero durante las dos noches siguientes siguió habiendo mucha luz y los perros continuaron ladrando y aullando casi sin cesar.

El principal problema de la investigación del suceso de Tunguska es que nunca se han encontrado trozos de lo que golpeó la Tierra o pasó volando por ella el 30 de junio de 1908.

¿Fue un sobrevuelo?

Los resultados de la última publicación científica rusa se publicaron en febrero de 2020 en la prestigiosa revista Noticias Mensuales de la Real Sociedad Astronómica. El artículo sostiene que "el evento de Tunguska fue causado por un cuerpo asteroide de hierro, que atravesó la atmósfera de la Tierra y continuó hasta una órbita casi solar". Actualmente se considera que ésta es la única teoría plausible que explica suficientemente el hecho de que el "objeto de Tunguska" no dejara restos en la superficie de la Tierra.

La hipótesis predominante en la época soviética era que el objeto de Tunguska era un cometa de hielo. Sin embargo, el calor generado por la fricción del objeto contra la atmósfera terrestre habría fundido completamente el cuerpo helado al aproximarse. Un meteoro de piedra también se habría desmenuzado debido al aumento de la presión cuando el aire de la Tierra penetra en un cuerpo volador a través de microfisuras. Según los investigadores, sólo los meteoritos de hierro son lo bastante estables como para mantener su integridad física.

Así pues, la hipótesis más probable es que el objeto de Tunguska fuera un cuerpo de hierro de unos 100 a 200 metros de diámetro que voló 3.000 km a través de la atmósfera. Con tales características, su velocidad debería haber sido de 7 m/s, y la altitud de vuelo de unos 11 km.

Este modelo explica varias características del fenómeno de Tunguska. La ausencia de un cráter de impacto se debe a que el meteoro simplemente no cayó a la Tierra. La ausencia de restos de hierro se debe a su gran velocidad, ya que el objeto se movía demasiado rápido y estaría demasiado caliente para perder sustancia. Según los investigadores, cualquier pérdida de masa podría deberse a la sublimación de átomos individuales de hierro, que en la Tierra tendrían el mismo aspecto que los óxidos ordinarios. Por tanto, es imposible aislarlos del suelo.

Aunque muy plausible, esta nueva teoría aún espera un reconocimiento científico más amplio.

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