La idea de crear una compañía de amazonas nació en la primavera de 1787 en una conversación entre la emperatriz Catalina II y su favorito Grigori Potemkin. El sereno príncipe contaba lo valientes que eran las mujeres griegas que vivían en Crimea y cómo luchaban sin miedo contra los turcos, con rifles e incluso espadas.
Una dubitativa Catalina exigió a Potemkin que confirmara sus palabras. El príncipe no se amilanó e inmediatamente envió una directiva a Crimea para formar rápidamente una compañía femenina de mujeres griegas locales. Había que actuar con rapidez: sólo faltaban unos meses para que la emperatriz llegara a la península.
Cientos de esposas e hijas seleccionadas de griegos de Balaklava comenzaron un entrenamiento intensivo en tiro con rifle, esgrima y equitación. Cuando Catalina II llegó por fin a Crimea, una verdadera compañía de amazonas apareció ante sus ojos.
Vestidas con faldas de terciopelo carmesí, casacas bordadas de verde oro y altos turbantes con plumas de avestruz, las guerreras estaban perfectamente sentadas en la silla de montar, asombrando por la coherencia de sus acciones. Llamando a su lado a Elena Sarandova, que comandaba la compañía, la admirada emperatriz pronunció: "Te felicito, capitana amazona, tu compañía está en orden, estoy muy satisfecha con ella".
Las amazonas acompañaron a Catalina II varios días más durante su gira por Crimea. Sin embargo, poco después de su partida, la compañía fue disuelta por innecesaria.
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