Muchos conocen al cardenal Armand de Richelieu por la novela de Alejandro Dumas Los tres mosqueteros, como un villano intrigante. Sin embargo, en realidad fue uno de los más grandes políticos franceses que hizo mucho por su país.
Igualmente inteligente y talentoso fue el tataranieto del cardenal Armand-Emmanuel de Richelieu. Ha aplicado la habilidad en el servicio no sólo de Francia, sino también Rusia.
Llegó al Imperio ruso tras la Revolución Francesa. Participó en las guerras contra los turcos (fue galardonado con una espada de oro por su valentía en la batalla) y Napoleón. Además, Richelieu fue gobernador general de Novorossia (región septentrional del mar Negro) y gobernador de la ciudad de Odessa, contribuyendo en gran medida a la prosperidad de esta ciudad.
En 1814, el noble regresó a Francia, donde fue nombrado primer ministro del gobierno de Luis XVIII. Al enterarse de su muerte en 1822, el zar Alejandro I dijo: “Lloro al duque de Richelieu como al único amigo que me dijo la verdad. Fue un modelo de honor y veracidad”.
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