A Lenin le encantaba la cerveza… pero nunca se le vio borracho

Historia
GUEÓRGUI MANÁEV

Cuando Lenin y Nadezhda Krúpskaia fueron a Múnich en 1913, el líder revolucionario fue directamente a un pub. "Queríamos parar en Múnich uno o dos días", recuerda Krúpskaia, "para ver cómo se había convertido desde que habíamos vivido allí en 1902, pero como teníamos mucha prisa, sólo nos quedamos unas horas en Múnich <...> en el restaurante Hofbräu. En las paredes, en jarras de cerveza por todas partes están las letras "N.W." - "La voluntad del pueblo", me reí. Nos sentamos en el Naródnaia Volia durante toda la velada... Ilich elogiaba la cerveza muniquesa con mirada de conocedor”.

A Vladímir Lenin le gustaba la cerveza muniquesa. En su primera emigración (1900-1905), Lenin, de treinta años de edad, vivió ilegalmente en Múnich, en la Kaiserstrasse 46. Le prestaron un piso en el centro de Múnich. Se lo dejó un socialdemócrata local, que también era propietario de un bar en el mismo edificio: Georg Rietméier, "un alemán gordo", como lo describe Nadezhda Krúpskaia en sus memorias.

Mientras vivía en Múnich, Lenin se presentaba como "Herr Meyer de Siberia", organizaba reuniones clandestinas de socialdemócratas y publicaba el periódico Iskra. Pero al futuro líder le gustaban las diversiones populares. "En general, me gusta más pasar el rato en diferentes veladas y diversiones populares que ir a museos, teatros, salas de juego, etc.", confesó en 1895 en una carta a su madre. Y le gustaba beber cerveza en la famosa Hofbräuhaus de Múnich. "Recordamos con especial cariño la Hofbräuhaus, donde la buena cerveza borra todas las distinciones de clase", escribiría más tarde Krúpskaia en su diario.

En 1913, cuando visitaron Múnich, el joven Adolf Hitler vivía allí. También se sabía que acudía a esta cervecería, e incluso que dibujaba acuarelas en ella. En 1920, Hitler proclamaría aquí su programa de los "25 puntos", que pronto se convirtió en el programa oficial del NSDAP.

No se tiene constancia de que Illich se emborrachara, pero tampoco quería dejar de beber: respetaba la moderación. El comunista finlandés Jürije Sirola almorzó con Lenin en un restaurante en 1910. "Cuando nos llegó la ronda de garrafas de vodka, le pregunté a Lenin: "¿Se permitirá un trago antes de cenar?". "Mi partido no lo prohíbe", fue la respuesta.

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