1. ¿Qué fue la Guerra Fría?
La Guerra Fría se define como la rivalidad entre Estados Unidos y la Unión Soviética y sus respectivos aliados. La rivalidad cristalizó pocos años después de la derrota de la Alemania nazi en 1945. Pronto se transformó en una enemistad en toda regla que se extendió a los ámbitos ideológico, económico, científico, militar y otros, en los que las dos superpotencias intentaron superarse mutuamente.
Duró casi 50 años y terminó oficialmente con la disolución de la URSS en 1991.
2. ¿Quién la inició?
Aunque se sigue debatiendo sobre quién es el principal responsable del inicio de la Guerra Fría, es justo argumentar que tanto Estados Unidos como la URSS contribuyeron a la escalada de tensiones.
Fruto de la victoria que tanto le había costado conseguir y tratando de eliminar la mera posibilidad de otro ataque devastador contra la Unión Soviética, el Kremlin trató de reforzar su posición en Europa tras la Segunda Guerra Mundial. Así, Moscú instaló gobiernos de izquierda en algunos de los países de Europa del Este que el Ejército Rojo había liberado de la ocupación nazi. Por razones ideológicas que sustentaban la ideología comunista, la Unión Soviética también proclamó el deseo y la intención de extender el comunismo por todo el mundo.
Por otro lado, Estados Unidos aprovechó una oportunidad única para extender su influencia sobre la debilitada Europa y emerger así como fuerza dominante en la política mundial tras un prolongado periodo de aislamiento político. Contrarrestar las aspiraciones soviéticas de instalar gobiernos comunistas en Europa era algo natural para Estados Unidos, que aspiraba a convertirse en una superpotencia mundial.
La Guerra Fría se intensificó cuando Washington anunció que iba a poner en marcha un plan masivo de reconstrucción de Europa (conocido como Plan Marshall), además de introducir la llamada Doctrina Truman, una política que prometía el apoyo a las democracias frente a las amenazas autoritarias: esto significaba básicamente que Estados Unidos contendría la expansión soviética en cualquier parte del mundo. Además, pronto se formó la OTAN.
3. ¿Fue inevitable?
En cierto modo, sí. Ciertamente, no sabemos cómo se habría desarrollado la historia si Estados Unidos o la URSS hubieran actuado de forma diferente a como lo hicieron. Sin embargo, en retrospectiva, hubo tantos factores que contribuyeron a desencadenar la Guerra Fría que es seguro suponer que ni Moscú ni Washington pudieron evitarlo.
Por un lado, Alemania perdió toda su influencia en Europa y dejó un vacío de poder que rápidamente llenaron la Unión Soviética y Estados Unidos, convirtiendo a ambos países en rivales naturales. Las ideologías enfrentadas tampoco ayudaron a que las relaciones fueran amistosas. Ambos países se hicieron con armas nucleares al comienzo de las hostilidades de la Guerra Fría, lo que les convirtió en las principales potencias del mundo. La combinación de todos estos factores hace que, en retrospectiva, la Guerra Fría parezca inevitable. Además, nunca sabremos con certeza si alguna vez fue posible evitar esta gran rivalidad geopolítica.
4. ¿Por qué fue ‘fría’?
El enfrentamiento mundial entre Estados Unidos y la Unión Soviética se conoció como “frío” porque nunca llegó a convertirse en una guerra abierta entre las dos superpotencias. El término “Guerra Fría” fue acuñado en 1945 por George Orwell, quien previó un periodo de la historia caracterizado por la rivalidad de Estados “a la vez inconquistables y en permanente estado de ‘guerra fría’ con sus vecinos”.
Su predicción se cumplió con increíble exactitud: Estados Unidos y la URSS eran inconquistables porque disponían de enormes arsenales de armas nucleares y, al mismo tiempo, estaban atrapados en un conflicto permanente entre ellos.
5. ¿Cómo de cerca estuvo de convertirse en una guerra real?
Bastante cerca. De hecho, la Guerra Fría se manifestó en múltiples guerras indirectas en las que Estados Unidos y la URSS lucharon entre sí de forma indirecta apoyando a bandos opuestos en sangrientos conflictos desatados en distintos rincones del planeta.
Las guerras de Corea, Vietnam, Congo, Angola, Afganistán y otros países fueron en gran medida producto de la Guerra Fría. A lo largo de estos conflictos murieron muchas personas, incluidos militares soviéticos y estadounidenses. Sin embargo, nunca se consideraron enfrentamientos militares abiertos entre Estados Unidos y la URSS. Por el contrario, Moscú y Washington los vieron como parte de los esfuerzos por difundir sus respectivas ideologías y socavar la posición de su rival de la Guerra Fría en diversas partes del mundo, todo ello a costa de las poblaciones locales, que soportaron un enorme sufrimiento, pero también obtuvieron algunos beneficios por alinearse con uno de los dos bandos rivales.
En algunos casos durante la Guerra Fría, Estados Unidos y la URSS estuvieron a punto de entrar en una guerra directa. Por ejemplo, durante la crisis de los misiles cubanos de 1962, cuando el mundo estuvo muy cerca de la Tercera Guerra Mundial. Un error técnico podría haber provocado una guerra nuclear entre ambos países en 1983, pero el apocalipsis se evitó gracias al oficial soviético Stanislav Petrov, que decidió no lanzar un ataque nuclear contra Estados Unidos tras una falsa alarma.
6. ¿Quién ganó?
Cuando la Unión Soviética dejó de existir en 1991, Estados Unidos fue el “último hombre en pie” en el enfrentamiento de la Guerra Fría.
Sin embargo, los historiadores no se ponen de acuerdo sobre si se puede atribuir a Estados Unidos el mérito de haber “ganado” la Guerra Fría, porque no está claro cuál fue la razón principal del colapso de la URSS.
Se puede argumentar que Estados Unidos agotó los recursos soviéticos mediante costosas guerras por poderes y una carrera armamentística nuclear escandalosamente cara. Sin embargo, hay quien sostiene que Estados Unidos fue un mero testigo del colapso de la URSS, ya que la superpotencia comunista se desintegró debido a una serie de problemas internos, como la ineficacia de la economía planificada, el enorme gasto militar, la corrupción, el gobierno totalitario del partido comunista y la ausencia de diversas libertades, incluida la libertad de expresión.
Aunque Washington considerara el colapso de su rival una victoria inequívoca, la era posterior a la Guerra Fría presentó muchos nuevos retos para Estados Unidos, lo que llevó a algunas personas a argumentar que Estados Unidos se convirtió en una potencia en declive en la política internacional tras perder a su archienemigo frente a la URSS.
Del mismo modo, se puede argumentar que el colapso de la URSS marcó el “punto final de la evolución ideológica de la humanidad”. De hecho, mucha gente creía esto a principios de la década de 1990, aunque el desarrollo de la era posterior a la Guerra Fría hizo que mucha gente dudara de la validez de este argumento.
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