Esta ciudad fue la capital armamentística de Rusia durante siglos (Fotos)

Dominio público
Tula ha estado detrás del armamento del ejército ruso en casi todas las guerras en las que ha participado desde el siglo XVIII.

“Tula lleva siglos forjando armas, se ha convertido en un arma en sí misma”, son versos de una antigua canción soviética, enteramente dedicada a la famosa ciudad rusa de los armeros. Es difícil nombrar un conflicto militar en la historia rusa de los últimos trescientos años en el que no se hayan utilizado armas creadas en Tula. 

Situada a 200 kilómetros al sur de Moscú, Tula comenzó su andadura histórica en el siglo XII como una pequeña fortaleza del principado de Riazán perdida en los densos bosques. En 1503, la ya extensa ciudad fue anexionada al Gran Ducado de Moscú, que la utilizó como escudo contra las incursiones de los tártaros de Crimea.

En 1521, se terminó la construcción de un Kremlin de piedra en la ciudad, tras lo cual resistió con éxito numerosos ataques enemigos. En 1552, Tula fue asediada por un ejército de 30 mil hombres del Kan de Crimea Devlet I Giray, que “durante todo el día se acercó y atacó la ciudad con flechas y balas de cañón y, en muchos lugares, los patios de la ciudad fueron incendiados”. Los tártaros intentaron abrirse paso hasta el corazón de las tierras rusas e impedir que el zar Iván IV el Terrible llevara a cabo una campaña hacia Kazán, pero la heroica defensa de los habitantes de Tula frustró todos sus planes.

A mediados del siglo XVII, la frontera del estado ruso se había desplazado hacia el sur, dejando a Tula en la retaguardia. La proximidad a la capital, la acertada ubicación en el cruce de las rutas comerciales y los ricos yacimientos de hierro pardo permitieron que la ciudad pasara de ser un puesto defensivo a volver a calificarse como un importante centro industrial. Bajo la dirección del zar Fiódor Alexeievich, se instalaron allí numerosos herreros que forjaban el “armamento del zar”.

El 15 de febrero de 1712, el zar Pedro I decretó en Tula “la construcción de fábricas en las que se produjesen armas de fuego, se taladraran y limpiaran pistolas y se afilaran con agua espadas y cuchillos”. Así se fundó la fábrica de armas más antigua de Rusia, cuyos productos pronto comenzaron a abastecer activamente al ejército ruso que luchaba contra los suecos.

Fábrica de armas imperial de Tula.

Durante la guerra de liberación de 1812 y la campaña del ejército ruso en los años 1813-1814, los armeros de Tula pusieron en el frente unos 600 mil cañones. Más de la mitad de todos los fusiles y casi todas las ametralladoras de las tropas rusas durante la Primera Guerra Mundial se fabricaron en Tula.

En la Fábrica de Armas de Tula trabajaron en diferentes épocas armeros como Serguéi Mosin, creador del famoso fusil de tres puntas de 1891, Fiódor Tókarev, desarrollador de la pistola TT y del fusil SVT-38/40, así como Vasili Degtiarev, diseñador de una de las principales ametralladoras del Ejército Rojo durante la Segunda Guerra Mundial. Este último nació en Tula, en el seno de una familia de armeros.

Defensores de Tula, 1941.

Además de la producción en masa de armas, los hábiles maestros de Tula también se dedicaron a la producción de ejemplares únicos por encargo especial. Los rifles ceremoniales y de caza, fabricados para cubrir las necesidades de la corte real y de los dirigentes de la Unión Soviética, decorados con oro, plata, marfil y nácar se convirtieron en verdaderas obras de arte.

Tula sigue armando al ejército ruso en la actualidad. Hay 25 empresas de defensa que operan en la ciudad y en la región. Entre las creaciones de los fabricantes de armamento de Tula están entre otros, el sistema de misiles tierra-aire Pantsir-S1, el lanzallamas de infantería “Shmel” y el sistema de cohetes de lanzamiento múltiple “Smerch”.

9A52-2 “Smerch-M”

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