¿Son todos los rusos comunistas?

Historia
NIKOLÁI SHEVCHENKO
Incluso en la URSS, la mayoría de la gente no era realmente miembro del Partido Comunista.

El comunismo desempeñó un papel importante en la configuración de la vida de muchas generaciones del pueblo ruso. El movimiento comunista en Rusia partió de grupos ideológicos dispersos y creció hasta convertirse en una ideología oficial del Estado, antes de ser prohibido en el espacio político, aunque por un corto periodo de tiempo.

El fantasma del comunismo

Las ideas de Marx estaban ganando terreno en Europa en ese momento, y el Imperio ruso no fue inmune a su influencia. Estas ideas se difundieron en Rusia con relativa libertad, ya que la élite gobernante no intentó reprimir o perseguir a sus adeptos. Algunos periódicos publicados en la década de 1890 promovieron el marxismo sin repercusiones.

Aunque el régimen zarista empezó a reprimir a los comunistas de forma más activa al comienzo del nuevo siglo, esto no impidió que se formara un partido en el exilio. El Partido Obrero Socialdemócrata Ruso, predecesor del Partido Comunista de la Unión Soviética, se formó en Bruselas en 1903. Ya entonces, el comunismo era una veta más entre las corrientes políticas del país. Más tarde, sin embargo, el comunismo se extendió por Rusia como un reguero de pólvora.

Cuando el Ejército Rojo que luchaba por los bolcheviques se impuso, Rusia se convirtió gradualmente en el principal referente del comunismo mundial. Sin embargo, incluso en el proclamado Estado comunista, la mayoría de la gente no era miembro del Partido Comunista.

La ‘vanguardia’

Aunque la constitución adoptada en 1936 hizo que la afiliación al Partido Comunista fuera voluntaria, también consolidó oficialmente al partido en el centro de la vida social y política de la Unión Soviética.

“Los ciudadanos más activos y conscientes de las filas de la clase obrera, de los campesinos trabajadores y de los intelectuales obreros se unen voluntariamente al Partido Comunista de la Unión Soviética, que es el sector más destacado de los trabajadores en su lucha por construir una sociedad comunista y representa el núcleo rector de todas las organizaciones obreras, tanto públicas como gubernamentales”, rezaba el artículo 126 de la nueva constitución soviética.

En realidad, sin embargo, sólo una pequeña fracción de la población soviética era miembro real del Partido Comunista.

“Uno de los lemas del periodo soviético era que el PCUS era la vanguardia de los constructores del comunismo. La palabra clave es ‘vanguardia’, lo que significa que sólo se seleccionaba lo mejor de lo mejor. Hay que entender que no todos eran aceptados en el Partido. Aunque a menudo se declaraba lo contrario”, comentó un hombre que vivió en la URSS.

En su apogeo, a finales de la década de 1980, el Partido Comunista de la Unión Soviética contaba con casi 20 millones de miembros. A modo de comparación, en la Unión Soviética vivían entonces 286,7 millones de personas. Esto significa que menos del 7% de la población era comunista, aunque el país se autoproclamaba oficialmente un estado comunista.

La afiliación al Partido Comunista era difícil de ganar, pero prometía oportunidades que no estaban al alcance de la mayoría de los soviéticos. Los candidatos eran cuidadosamente seleccionados y recibían oportunidades para avanzar en sus carreras.

“Formalmente, los comunistas no tenían derechos ni privilegios especiales, pero, en realidad, el carné del partido les daba la oportunidad de ascender más rápidamente en su carrera, de ocupar puestos administrativos en el Partido y de recibir algunos beneficios antes que otros. Esto no significa que los que no eran miembros no tuvieran nada que ganar, pero a la hora de revisar un expediente personal, la pertenencia al PCUS recibía una atención prioritaria”, escribió un antiguo ciudadano de la URSS.

Desencanto

A pesar de ciertos privilegios, algunas personas evitaban conscientemente la pertenencia al PCUS.

La pertenencia al PCUS conllevaba también algunas responsabilidades serias. A un miembro del PCUS se le encargaba un trabajo social y de movilización que no era remunerado. A menudo, la gente dedicaba una parte de su tiempo personal y mucho esfuerzo a cumplir con esas obligaciones, pero recibía poco a cambio, ya que los mayores privilegios sólo se aplicaban a la crème de la crème de la élite dirigente soviética.

La desilusión con la ideología comunista en la URSS creció con el tiempo.

“Poca gente creía en la [ideología comunista] en los años 70, pero había algunos. Cuando entré en la universidad, me sorprendió conocer a varias estudiantes de este tipo. Bajo nuestra influencia, se ‘reeducaron’ rápidamente. Pero me preguntaba cómo habían crecido así”, cuenta Liudmila Nóvikova, de Moscú.

A medida que el PCUS se expandía admitiendo nuevos miembros, cada vez más gente común soviética se desilusionaba con las proclamadas consignas comunistas y la propaganda oficial. Finalmente, la edad de oro del comunismo en Rusia llegó a su fin cuando la Unión Soviética se derrumbó en 1991.

Ideología prohibida

Tras un fallido intento de golpe de Estado para arrebatar el control del país a Mijaíl Gorbachov por parte de los partidarios de la línea dura política que querían reinstalar la URSS en su forma primigenia, en agosto de 1991 estallaron en Moscú masivas protestas anticomunistas. El golpe fracasó, provocando el colapso del Partido Comunista y, posteriormente, la disolución definitiva de la URSS.

Poco después, el primer presidente de Rusia, Borís Yeltsin, prohibió el Partido Comunista de la Unión Soviética en Rusia. Los partidarios de la ideología comunista en la Rusia moderna se reorganizaron bajo el nuevo Partido Comunista de la Federación Rusa. El partido funciona ahora legalmente en la Rusia moderna.

Aunque el número de miembros se redujo drásticamente en comparación con el período soviético tardío -162.000 miembros en la década de 2020 frente a 20 millones de miembros en la década de 1980-, el partido obtuvo 57 de los 450 escaños de la cámara baja del Parlamento ruso en 2021, obteniendo el segundo mejor resultado después del partido gobernante.

A pesar de su último éxito relativo en la política rusa moderna, la base de apoyo del partido está envejeciendo rápidamente. La edad media de sus miembros es de 55,6 años.

Aunque hay algunos comunistas dedicados en Rusia hoy en día, la mayoría del pueblo ruso no se identifica como comunista.

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