La increíble historia de Onisim Pankratov, el primer ruso que dio la vuelta al mundo…en bicicleta

Historia
GUEÓRGUI MANÁEV
Esfuerzo inimaginable, éxito asombroso y una muerte trágica: la vida de Onisim Pankratov, el primer ruso que dio la vuelta al mundo en bicicleta, lo tuvo todo.

Sin hablar una palabra de ningún idioma extranjero, sin portar armas ni disponer de un pasaporte diplomático, Onisim Pankratov recorrió decenas de países, pasó por la cárcel y el hospital, pero aun así consiguió su objetivo: dar la vuelta al mundo en bicicleta. Su siguiente objetivo era dar la vuelta al mundo en avión, pero su vida se vio truncada por la Primera Guerra Mundial.

Idea de su padre

Onisim Pankratov nació en la provincia de Penza en 1888. Procedía de una familia campesina acomodada, que disponía de fondos suficientes para enviarle a un instituto de enseñanza media. En 1896, cuando Onisim era todavía un escolar, su padre, Piotr Pankratov, leyó en un periódico que la Asociación Internacional de Ciclismo había prometido una rama de palma de diamante al primer ciclista que diera la vuelta a Europa por una ruta propuesta por la Asociación. Piotr amaba el deporte y era fan del famoso luchador Iván Podubni, por lo que educó a su hijo en el amor por el ejercicio físico desde la más tierna infancia. Sin embargo, la realización del sueño de dar la vuelta al mundo estaba aún muy lejos.

En 1908, los Pankratov se trasladaron a Harbin (no se conservan registros de por qué decidieron mudarse). En Harbin, Onisim, que se había convertido en un joven muy fuerte, “dirigía todas las organizaciones deportivas locales y se hizo especialmente famoso como valiente líder del cuerpo de bomberos voluntarios local”, escribió sobre él el periódico Utro Rossi.

En 1911, tras haber ahorrado suficiente dinero para comprar su propia bicicleta de carretera ligera Gritzner, Pankratov, que por aquel entonces ya practicaba el ciclismo en una pista de Harbin, comenzó a preparar una aventura ciclista alrededor del mundo. Al principio, no estaba previsto que fuera un viaje en solitario: junto con Pankratov, otros tres ciclistas partieron de Harbin hacia Moscú el 10 de julio de 1911: Voroninov, Sorokin y Zeiberg. Sin embargo, sus dos compañeros pronto tuvieron que abandonar el viaje, debido a su falta de forma física para completarlo. Partiendo de la ciudad de Chita, Pankratov continuó el viaje en solitario.

Huyendo en bicicleta de los perros y los bandidos

“Mientras pedaleaba por Mongolia y Manchuria”, recuerda Utro Rossii, “me encontré con la actitud más cordial de la población local, principalmente buriatos y mongoles. Me alimentaron espléndidamente y, de no ser por la falta de pan, difícil de encontrar en esos lugares, el tramo del viaje que atravesaba los territorios chinos habría sido extremadamente agradable en todos los sentidos. Sin embargo, en cuanto entré en tierras rusas, mi viaje se llenó de todo tipo de aventuras y calvarios”.

Pankratov tenía un diario de viaje, en el que anotaba sus vivencias. Los campesinos siberianos desconfiaban de cualquier persona alfabetizada, y menos aún de una que fuera en bicicleta. Lo único que lograbamantenerlos a raya eran los sellos y estampillas oficiales con la insignia del águila bicéfala. Por eso, Pankratov pedía a los funcionarios que encontraba por el camino (y a los que explicaba el propósito de su viaje) que sellaran su diario de viaje. Sin embargo, eso no le impidió estar a punto de morir en varias ocasiones.

Una vez, recordó, unos cazadores decidieron utilizarlo como blanco vivo: recibió una ligera herida en la espalda. En la región de Krasnoyarsk fue atacado por unos bandidos, pero le dejaron marchar, ya que Pankratov no llevaba dinero y confiscarle la bicicleta no tenía sentido, ya que era imposible encontrar a alguien a quien vendérsela. Como en algunas partes de Siberia no había carreteras, Pankratov tenía que ir a menudo en bicicleta por las vías del tren, donde era perseguido y expulsado por los trabajadores del ferrocarril, por lo que tenía que viajar de noche.

A pesar de todo, a mediados de noviembre, Onisim Pankratov llegó a Moscú, donde recibió una entusiasta bienvenida por parte de los ciclistas moscovitas, que le proporcionaron comida, tratamiento médico e incluso recaudaron dinero para ayudarle a continuar su viaje.

A través de Europa

A través de Petersburgo, Onisim Pankratov llegó a Konigsberg (hoy Kaliningrado) y, desde allí, a Berlín. Cruzó la frontera del Imperio ruso el 12 de diciembre de 1912. En Europa, Onisim descubrió que la ruta anunciada en un periódico de 1896 hacía tiempo que había sido completada por otros ciclistas. Sin embargo, Pankratov no abandonó su proyecto y continuó la etapa europea del viaje. Es más, en lugar de recorrerla en bicicleta, adoptó una ruta más elaborada, probablemente repitiendo el “reto” originalmente establecido por la Federación Internacional de Ciclismo: Suiza, Italia, Serbia, Turquía, Grecia, Turquía de nuevo, Italia, Francia, sur de España, Portugal, norte de España y Francia de nuevo. Desde allí, tomó un barco de vapor hasta Inglaterra, donde, para ahorrar dinero para comprarse un billete a Estados Unidos, Pankratov trabajó como cargador de puerto.

La etapa europea del viaje tampoco fue un paseo: en Turquía fue detenido por la policía, que lo confundió con un espía ruso, mientras que en Italia enfermó de malaria. Fue en Italia donde Pankratov recurrió a la ayuda de Ekaterina Peshkova, la esposa oficial del escritor Maxim Gorki, que entonces vivía allí: ella debió de ponerle en contacto con emigrantes rusos en Inglaterra, que salvaron a Pankratov de morir de hambre. Durante su estancia en Inglaterra, participó en competiciones de ciclismo y en combates de lucha, naturalmente, a cambio de una remuneración. Al final, Pankratov y su Gritzner se embarcaron en un barco de vapor hacia América.

Se sabe muy poco sobre la estancia de Pankratov en Estados Unidos. Sólo existe su frase que hace pensar que el viaje por América fue aún más incómodo que el de Rusia: “Vas en bicicleta por una carretera, te acercas a una granja, quieres descansar allí, pero te encuentras con un rifle preparado y con Colts cargados...”

Desde San Francisco, Pankratov fue a Japón, de allí a China, y el 10 de agosto de 1913, después de dos años y 18 días en la carretera, regresó a Harbin. Durante el viaje, cambió 52 neumáticos, 36 cámaras de aire, nueve cadenas, ocho pedales, cuatro sillines, dos manillares, numerosas luces, timbres y otras piezas de su bicicleta.

Muerte en el aire

No hace falta decir que, tras completar su viaje, Pankratov se convirtió en una celebridad nacional. Los periódicos y las revistas escribieron artículos sobre él, y nunca le faltaron fondos. Sin embargo, las ansias de Onisim por vivir nuevas aventuras no disminuyeron: según los documentos de archivo, en junio de 1914, Pankratov ingresó en una escuela de aviación militar en Gátchina. Ya en agosto, se le concedió el derecho a pilotar un avión Farman, y fue asignado al Destacamento Aéreo del 12º Cuerpo - la Primera Guerra Mundial ya estaba en marcha...

Sorprendentemente, Pankratov tuvo un gran éxito también en los cielos. En aquella época, en la que los aviones eran poco fiables y los pilotos y sus instructores tenían poca experiencia, Pankratov pasó de un escuadrón de aviación a otro, cambió cuatro veces de destino y, en noviembre de 1914, su avión fue derribado Pero, sorprendentemente, Pankratov sobrevivió. Aunque aún no era oficial, recibió las cruces de San Jorge de 4ª, 3ª y 2ª clase, y una medalla de San Jorge, que se concedían a los soldados por su valor excepcional en la batalla. En 1915, Pankratov fue ascendido al rango de alférez.

En julio de 1916, se unió a un escuadrón de caza. Un mes más tarde, mientras realizaba una misión de combate cerca de Dvinsk, sirviendo Pankratov como artillero en un aparato dirigido por un piloto francés, Henri Laurent, murió: su avión fue derribado y se estrelló.

Evidentemente, Onisim Pankratov era muy conocido en las fuerzas armadas. Cuando servía en el Destacamento Aéreo del 12º Cuerpo de Ejército, los periódicos hablaban de él como uno de los “héroes del ejército del aire”. Se le concedió a título póstumo la Orden de San Jorge de 4ª clase, y al año siguiente, también a título póstumo, la Orden de Santa Ana de 4ª clase (el 3 de enero de 1917) y la Orden de San Estanislao de 3ª clase con espadas y arco (el 12 de mayo de 1917). Sin embargo, los rusos recuerdan a Onisim Pankratov no tanto por sus logros militares como por los deportivos, como el primer ruso que dio la vuelta al mundo en bicicleta.

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