Morris y Lona Cohen: Dos agentes secretos soviéticos nacidos en Estados Unidos (Fotos)

Historia
YULIA AFANASIENKO
El matrimonio Cohen entregó secretos nucleares y militares de EE UU y el Reino Unido, pero aun así se las arregló para recibir un indulto real.

Hubo un caso en los primeros años del reinado de la reina Isabel II, cuando tuvo que dar un indulto a una pareja de agentes soviéticos encubiertos. El 23 de septiembre de 1969, firmó dos actas relativas a Peter y Helen Kroger. En ellas, Su Majestad admitió que habían sido condenados por la entrega de información secreta, lo que infringía la Ley de Secretos Oficiales de 1911, pero ordenó liberarlos al día siguiente de la emisión de su indulto. Para entonces, ya habían cumplido ocho años de sus condenas.

Los verdaderos nombres de los agentes eran Morris y Lona Cohen, pero nadie en el Reino Unido lo sabía. Pronto fueron utilizados en un intercambio por Gerald Brooke, condenado en la URSS por espiar para el Reino Unido. Un mes después de su liberación, el matrimonio Cohen llegó a Moscú vía Varsovia.

En realidad, la URSS no era su patria: Morris (nacido en 1910) era hijo de inmigrantes del Imperio Ruso y Lona (nacida en 1913), hija de polacos. Ambos nacieron en Estados Unidos. Morris recordaba que soñaba con la URSS desde su infancia: “Deseaba ver la patria de mis antepasados. A medida que crecía, este deseo se hacía más fuerte”. Su destino y el de Lona era vivir allí algún día. Yuri Andropov, que era el jefe del KGB (“Comité para la Seguridad del Estado”, la organización soviética que se encargaba, en particular, de los servicios de inteligencia en el extranjero) en aquella época, ayudó a los Cohen a convertirse en ciudadanos de la URSS.

‘Los voluntarios’

¿Cómo pudo ocurrir que dos estadounidenses se convirtieran en agentes soviéticos? Sus ideas políticas jugaron un papel clave. Morris era un antifascista y comunista convencido, por lo que, en 1937-1938, luchó del lado de las Brigadas Internacionales en la Guerra Civil española. Allí, un agente de enlace llamado Alexander Orlov se fijó en Cohen y le invitó a trabajar para el NKVD (“Comisariado del Pueblo para Asuntos Internos”, una célebre organización encargada de la inteligencia exterior). Orlov escribió un informe sobre Morris a Moscú diciendo: “Estoy seguro de que no le movía el amor a la aventura, sino sus ideas políticas”. Morris recibió el nombre en clave de “Luis” y regresó a Estados Unidos como agente soviético.

Antes de ir a España, Morris conoció a Lona (nombre completo: Leontine Theresa) Petka, también comunista, en un mitin antifascista en Nueva York. Se casaron en 1941. Lona pronto empezó a adivinar el trabajo secreto que hacía Morris. Él recordaría: “Durante mucho tiempo no pude decidir si tenía que involucrar a Lona en la cooperación con la inteligencia soviética o no. Por supuesto, comprendí que no tenía sentido jugar al escondite”. Lona también se convirtió en una agente encubierta y recibió el nombre en clave de “Leslie”.

Los Cohen tenían mucho talento como reclutadores. Su grupo se llamaba ‘Los voluntarios’, porque los americanos trabajaban por sus ideales y sólo aceptaban recibir el dinero que se requería para realizar sus operaciones. Antes de la Segunda Guerra Mundial, la pareja tuvo la misión de conseguir unos planos de la más reciente ametralladora para aviones, pero en su lugar se pusieron en contacto con un trabajador de la planta, que incluso les entregó el arma misma, pieza a pieza. La enviaron a Moscú con la ayuda de la embajada soviética.

En 1942, Morris fue llamado al servicio militar y enviado a Europa para luchar contra los nazis. A continuación, Lona trabajó con los informadores del proyecto Manhattan. Morris involucró a un científico del laboratorio de armas nucleares de Los Álamos, cuyo nombre en clave era “Perseo”. Lona tenía que reunirse con él en Albuquerque, Nuevo México, para obtener unos documentos secretos y luego entregarlos a los agentes en Nueva York. Cuando subía al tren hacia Nueva York, la policía empezó a revisar de repente el equipaje de todos. Los documentos estaban escondidos en una caja de Kleenex. Lona fingió que le moqueaba la nariz y sacó la caja. El coronel Dmitri Tarasov recuerda: “Cuando empezaron a revisar sus cosas, ella entregó la caja directamente al revisor. La policía la ayudó a subir al tren y le devolvió la caja de Kleenex; nadie la miró.

El riesgo creciente

Cuando Morris regresó de la Segunda Guerra Mundial, los Cohen continuaron sus actividades juntos. Cooperaron con los agentes William Fisher (“Mark”) y Yuri Sokolov (“Klod”) hasta 1950, cuando la situación se volvió peligrosa para los Cohen: estuvieron a punto de ser descubiertos, como muchos agentes soviéticos en esa época. Sokolov trató de convencerles de que se marcharan a la URSS. Recordaría: “La seguridad de los Cohen era dudosa. En el calor del momento, ellos [los funcionarios estadounidenses] podrían no sólo arrestarlos, sino hacer lo que quisieran <...> teníamos que tomar medidas, salvarlos, evacuarlos del país.”

Al principio, los Coheh viajaron a México con documentos que decían que eran el matrimonio Sánchez. Luego, tuvieron que hacer un largo camino por Europa utilizando el apellido “Briggs”. De repente, les pararon en la frontera alemana para un control de identidad. El temperamento de Lona se desbordó. Provocó un escándalo, gritando a los alemanes: “¿Quién ganó finalmente la guerra, los EE UU o ustedes? No tienen derecho a detener a una delegación estadounidense”. Finalmente, el oficial de control de pasaportes les dejó seguir su camino.

Era su primera vez en la URSS, pero los Cohen no se quedaron allí mucho tiempo. Hicieron cursos de agentes adicionales y quisieron volver al trabajo secreto.

‘Los de la casa de campo’

En 1954, los Cohen fueron enviados al Reino Unido como personas de enlace para un agente soviético llamado Konon Molodi (‘Ben’), que era conocido allí como un rico empresario canadiense llamado Gordon Lonsdale. La pareja utilizaba los alias “Peter” y “Helen Kroger” de Nueva Zelanda. El KGB los apodó “The Cottagers” (‘los de la casa de campo’). Consiguieron una pequeña casa cerca de la base de la Fuerza Aérea Británica en Northolt y Morris compró una librería de segunda mano como tapadera.

El objetivo principal de Ben y ‘The Cottagers’ era explorar los secretos que rodeaban la base principal de la Fuerza Aérea Británica. Averiguaron información política, estratégica y técnica; por ejemplo, sobre misiles y ecosondas submarinas. Los documentos de archivo del Servicio de Inteligencia Exterior ruso dicen que fueron uno de los equipos de inteligencia soviéticos con más éxito. Vasili Dozhdalyov, un agente que trabajó con Molodi, recordaba: “Moscú conocía la fuerza submarina británica tan bien como Isabel II”.

Su trabajo terminó repentinamente tras la traición de un agente polaco llamado Mijaíl Goleniovski, que empezó a cooperar con la CIA y a pasarles todo lo que sabía sobre los agentes soviéticos. Molodi y los Cohen fueron detenidos en 1961. Fue algo inesperado, ya que la policía encontró muchos equipos de radio en la casa de Morris y Lona. Konon trató de asumir toda la culpa y fue condenado a 25 años de prisión. A pesar de los esfuerzos de Molodi, Morris fue sentenciado el mismo tiempo de cárcel, mientras que Lona fue condenada a 20 años.

Los Cohen se sintieron frustrados y sufrieron problemas de salud en sus respectivas cárceles, pero se les permitió escribirse cartas. En una de ellas, Lona escribió: “Todo lo que podemos hacer es apretar los dientes y continuar. Sé que es difícil, pero no tenemos otra opción”. Se negaron a cooperar con el MI6 y a revelar cualquiera de sus secretos hasta su liberación en 1969.

LEE MÁS: Alexánder Korotkov, el espía que decapitó a trotskistas y trabajó en la Alemania nazi