“Era 1937, y mamá se quedó embarazada [de mí]”, reveló una vez el director de cine Alexéi Guerman en una entrevista. “Todo el mundo fue encarcelado [a causa de la Gran Purga de Stalin]. Un niño recién nacido era justo lo que mis padres necesitaban. Mi madre intentó deshacerse de mí -los abortos estaban prohibidos-... Saltaba desde un armario alto, levantaba pesas, cargaba cubos llenos de agua, se caía sobre el vientre... Pero entonces papá la llamó y le dijo: ‘Sabes, si nos deshacemos del bebé, no llegaremos más lejos. Quedémonos con él”.
Así es como la gente tratata de sortear la prohibición de los abortos en la URSS. Pero al menos en la URSS se podía hablar de ello. Mientras que en la Rusia zarista era un tabú y no hay una sola mención en la literatura clásica rusa. Al igual que los medios de control de la natalidad, porque, aparte del coito interrumpido, no había ninguno. Todo debido a las normas sociales tradicionales, mantenidas y empleadas por la iglesia ortodoxa rusa.
Té de hierbas
Formalmente había penas religiosas por los abortos cometidos por las mujeres: cinco años por el aborto de un feto, siete años de penitencia si el feto “tenía rasgos”, y 15 años de penitencia por matar a un recién nacido. Estas penitencias implicaban ayuno, tener prohibido asistir a ciertos servicios y hacer una serie de oraciones y reverencias diarias. Sin embargo, incluso las listas estándar de preguntas que se hacían durante las confesiones contenían preguntas como “¿cuántos niños has matado dentro de ti?”, lo que significa que los abortos y los abortos forzados seguían siendo algo común.
Los abortos se practicaban de forma generalizada e incontrolada en ausencia de ayuda médica profesional, pero con la asistencia de comadronas y brujos que ejercían en casi todas las aldeas rusas desde la antigüedad. Los abortos se solían provocar bebiendo mezclas de hierbas y tomando un baño caliente.
Las leyes estatales de Rusia no mencionaban los abortos hasta el siglo XVII. En 1649, el Sobornoe Ulozhenie (Código del Consejo), el código legal de Rusia, equiparaba el aborto al infanticidio, y lo castigaba con la muerte. La pena se aplicaba tanto a la mujer que abortaba como a cualquiera que la ayudara. Sin embargo, esta norma rara vez se aplicaba realmente.
El aborto en el Imperio ruso
En 1715 Pedro el Grande, en su Estatuto Militar, ordenó la pena de muerte (ejecutada en una rueda de rotura) para el infanticidio - sin embargo, no especificó nada sobre los abortos, por lo que formalmente, estuvieron en una zona gris para la ley rusa durante mucho tiempo, hasta el siglo XIX.
Según los códigos legales de 1832, la asistencia al aborto se castigaba con la flagelación y tiempo en el campo de trabajo para las parteras, pero no para las mujeres que abortaban. Esta norma estuvo activa durante un corto periodo de tiempo. En 1845, las comadronas que realizaban abortos sin el consentimiento o el conocimiento de la mujer podían ser castigadas con cuatro a seis años de trabajos forzados (y hasta diez años si la mujer sufría daños o moría en el proceso). El aborto con el consentimiento de la mujer se castigaba con el exilio a Siberia (lo mismo para las mujeres que se realizaban abortos a sí mismas). Es importante destacar que si la persona que realizaba un aborto tenía formación médica, el castigo era más severo. Asesinar a un recién nacido se equiparaba plenamente a un homicidio y se castigaba con trabajos forzados de por vida.
El Código Penal de 1903 levantó un poco la pena de las mujeres que eran “culpables de asesinar a un niño concebido fuera del matrimonio, durante su nacimiento”. Se les castigaba haciéndoles pasar tiempo en una casa de trabajo. Sin embargo, asesinar a un niño nacido dentro del matrimonio podía conllevar diez años de trabajos forzados.
Los abortos como tales se castigaban de forma diferente. Las mujeres que autoabortaban podían ser recluidas en una casa de trabajo hasta tres años; lo mismo ocurría con cualquiera que asistiera al aborto. Las comadronas que realizaban abortos con regularidad debían ser conocidas por la población para escarnio público y, por último, realizar un aborto sin el consentimiento de la mujer conllevaba ocho años de trabajos forzados. Por muy duras que fueran las penas, en realidad hubo muy pocas sentencias por abortos: por ejemplo, de 1910 a 1914 solo hubo 139 juicios por abortos en Rusia, lo que significa que el asunto seguía en la zona gris.
Los abortos en la Rusia soviética y la URSS
En 1920, la Rusia soviética se convirtió en el primer país del mundo en legalizar totalmente la interrupción del embarazo con intervención médica. Cualquier mujer podía hacerlo por su propia voluntad, de forma gratuita, en una institución médica especial. Esta medida era lógica para un Estado y una sociedad que experimentaban una revolución sexual. En 1922, el nuevo Código Penal de la República Rusa tipificó como delito los abortos casuales, realizados por personas sin formación médica o en condiciones insalubres. Las personas que lo hacían se enfrentaban a un año de internamiento en instituciones laborales o hasta cinco años, si la mujer sufría daños o moría.
Hubo una prohibición de los abortos a las mujeres embarazadas por primera vez y a las que han abortado en los seis meses anteriores. Los médicos también intentaban que la operación fuera lo más desagradable posible. La historiadora Natalia Lebina escribe que en la sanidad soviética “los abortos sin anestesia eran una norma. Muchos médicos consideraban que el sufrimiento causado a la mujer durante la operación era un ‘pago’ necesario para desprenderse del feto”.
Lo que no impidió que las mujeres abortaran. A partir de 1930, se introdujo una tasa por realizar abortos, que aumentó rápidamente: 18-20 rublos en 1930, 60 rublos en 1933 y hasta 300 rublos después de 1935. Mientras tanto, 100-120 rublos era el salario medio de una mujer trabajadora en aquella época, por lo que los abortos eran caros y se seguían practicando ampliamente: en 1935 en Leningrado, por ejemplo, el Estado obtuvuvo 3,6 millones de rublos con los abortos.
En 1936 se prohibieron los abortos, excepto los necesarios por razones médicas. ¿Por qué? Aaron Soltz (1872-1945), fiscal general adjunto de la URSS, uno de los "viejos bolcheviques", expresó la posición oficial en un artículo del periódico Trud: “No tenemos suficiente gente. ¡Tenemos tanto que hacer! ...Necesitamos más y más luchadores, constructores de esta vida. Necesitamos gente. El aborto, la destrucción de la vida naciente, es inaceptable en nuestro Estado que construye el socialismo. El aborto es una herencia maligna del orden cuando una persona vivía por sus estrechos intereses personales, no por la vida de la comunidad…”
Inmediatamente después de la prohibición, la cantidad de abortos descendió bruscamente - pero a partir de 1937, volvió a crecer, nos referimos a los abortos permitidos por razones médicas. 568.000 en 1937, 723.000 en 1939. En 1940 se registraron un total de 807.000 abortos en la URSS, y los sociólogos estiman que hubo 10 veces más abortos ilegales. Después de la prohibición, la cantidad de mujeres que murieron por envenenamiento de la sangre se multiplicó por cuatro: las nefastas consecuencias de los abortos ilegales realizados en condiciones insalubres. Se observó un fuerte aumento del infanticidio que llegó a suponer el 25% de todos los asesinatos. Los recién nacidos eran asesinados con agujas de zurcir, ahogados o arrojados a la basura.
La prohibición de los abortos fue, de hecho, parte del Gran Terror estalinista de los años 30, pero a diferencia de este, continuó después de la Segunda Guerra Mundial y en la década de 1950. A principios de los años 50, la muerte por las consecuencias de los abortos ilegales era el 70% de todas las muertes maternas. La terrible situación de los abortos hizo que se crearan chistes como éste. “¡Se está enfriando, vamos a mi casa a tomar una taza de té!” - “Déjate de té, por favor, ¿has oído que los abortos están prohibidos?”
La prohibición de los abortos se levantó en 1955,dos años después de la muerte de Stalin. En parte fue gracias a Maria Kovrigina (1910-1995), que se convirtió en Ministra de Sanidad de la URSS en 1954. En noviembre de 1955, los abortos se legalizaron de nuevo, pero solo en los hospitales. Los abortos realizados fuera de las instituciones médicas seguían siendo un delito. A partir de 1962, los abortos volvieron a ser gratuitos, y ese fue el momento en el que las tasas de mortalidad materna descendieron y las tasas de aborto alcanzaron su punto máximo: a mediados de la década de 1960, se realizaron unos 5,6 millones de abortos al año solo en la República Soviética de Rusia.
Las tasas de aborto pueden considerarse un indicador de las esperanzas de la nación en el futuro. En comparación con las tasas de los años 60, en los años 70 y 80 se realizaron unos 4,5 millones de abortos al año en la Rebpulica Soviética de Rusia; en 1990, esta cifra había descendido a 3,9 millones.
En la actual Federación Rusa, los abortos siempre han sido legales. El aborto está cubierto por el seguro médico con cargo al presupuesto estatal, y toda mujer tiene derecho a resolver la cuestión de la maternidad. En 1999, se practicaban unos 2 millones de abortos al año, y en 2017, esta cifra era de 627.000.