1. No afeitarse antes del vuelo
Durante la guerra los pilotos militares miraban a la muerte a los ojos cada día, pero creían que estarían a salvo siempre y cuando no se afeitaran antes de una salida de combate. Esta era una de las reglas más estrictamente observadas entre los ases soviéticos, que a veces podían afeitarse en la víspera de una misión, pero nunca el mismo día antes de un vuelo.
Nos levantábamos por la mañana antes del amanecer, unas horas antes de tener que presentarnos en el puesto de control del escuadrón. Nos lavábamos la cara, pero nunca nos afeitábamos; solo lo hacíamos por la noche". Una vez, Petia Govorov se estaba afeitando durante el día después de apagar las luces, cuando de repente sonó una alarma. Ni siquiera tuvo tiempo de terminar de afeitarse, solo de limpiarse la espuma de la cara con una toalla. No volvió... Así que afeitarse antes de partir es una mala señal”, dijo el as retirado Yuri Jujrikov, que pertenecía al 566º Regimiento de Aviación de Asalto.
Los pilotos y cosmonautas modernos también se abstienen de afeitarse antes de los vuelos, así como de conceder entrevistas, aceptar flores y posar para fotografías.
2. Tener un amuleto secreto
Los ases soviéticos que lucharon en la guerra contra los nazis creían que el amuleto más pequeños podía evitar la muerte segura de un piloto militar, siempre que se aferrara a él. Todos ellos guardaban diferentes baratijas que parecían insignificantes a primera vista, pero que significaban una cuestión de vida o muerte para sus propietarios.
“Kolya Pribylov - un piloto con un don de Dios llevaba el mismo uniforme de invierno todo el año. Incluso en verano. Le decían: '¡Cámbialo, estarás agotado!' - No, este uniforme me da suerte, no me van a matar si lo llevo”, dijo Grigori Cherkashin, del 672º Regimiento de Aviación de Asalto.
Otros pilotos solían guardar pitilleras, relojes de la suerte e incluso iconos ortodoxos, a pesar de la antipatía general hacia la religión durante la época soviética.
Una parte importante de la superstición del amuleto era mantenerlo en secreto ante los compañeros, ya que podía perder sus propiedades “mágicas” si se alardeaba de él demasiado abiertamente.
3. Cruzar el umbral fatídico
Los pilotos soviéticos creían en la magia de los números y temían algunos. Estaba muy extendida la creencia de que los números tres, cuatro, 33 y 44 daban mala suerte y, por lo tanto, los vuelos relacionados se consideraban los más arriesgados y con mayores posibilidades de ser derribados.
En consecuencia, cuando llegaba el momento de los vuelos con números de mala suerte, los ases soviéticos trataban de hacer todo lo posible para completar la misión lo más rápido posible y regresar rápidamente a la base.
4. Engañar a la muerte intercambiando objetos personales
Creyendo que era posible engañar a la muerte, los pilotos soviéticos practicaban el intercambio de objetos personales con sus compañeros. Creían que el intercambio podía confundir y desviar a la muerte, que podría venir tras ellos.
Los pilotos intercambiaban cosas pequeñas y, a veces, prendas de vestir, con la esperanza de que ninguno de los dos participantes en el ritual supersticioso muriera en una misión.
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