Un tren de 5.000 toneladas se desvía repentinamente de su ruta y huye entre las sombras nocturnas, a pesar de las repetidas órdenes del controlador de tráfico para que se detenga. No, no se trata de una secuela del thriller de acción de Konchalovski El tren del infierno.
El incidente, bautizado como “El tren del diablo” por los periodistas, ocurrió de verdad en Rusia en 2004, cuando un maquinista se volvió loco.
Caos en la cabina
En la medianoche del 11 de enero de 2004, una tripulación de dos personas (un maquinista y su ayudante) subió al tren de carga pesada №1908 en un depósito de trenes cerca de Moscú y partió en dirección a San Petersburgo. Eran los dos únicos en todo el tren: Eduard Gorchakov, de 31 años, el operador jefe, y Alexánder Abdurajmanov, de 24 años, su ayudante.
La tripulación recibió la luz verde y condujo el tren hacia la oscuridad de la noche, dejando atrás a todos los posibles testigos de los que sucedería en su interior.
Pronto, una emergencia imprevista alarmó al controlador de tráfico. Cuando el tren se acercaba a la estación de Kukol, recibió la orden de detenerse y dejar pasar primero otro tren de carga pesada. El ayudante Abdurajmanov informó de que había entendido la orden y el tren empezó a reducir su velocidad. Sin embargo, inmediatamente después de esto, aceleró repentinamente y dejó atrás la estación, a pesar de una señal de prohibición y un cambio de dirección arbitrario, lo que suponía una grave violación de las normas de tráfico con posibles consecuencias desastrosas. El tren aceleró aún más y emprendió un viaje salvaje e incontrolado en una dirección no especificada.
En el interior de la cabina, dos hombres luchaban por el control del tren. Abdurajmanov trataba de recuperar el control del tren y detenerlo, mientras Gorchakov (el operador principal) aceleraba. Gorchakov, un hombre más grande y fuerte que su ayudante, se impuso y amenazó físicamente al ayudante, que tuvo que rendirse finalmente.
Sin nadie que se le opusiese, Gorchakov siguió acelerando, infringiendo las normas de tráfico e ignorando los mensajes de preocupación del controlador de tráfico.
Demonios en el interior
Cuando una comisión profesional investigó el caso, concluyó que Gorchakov sufría una “psicosis delirante aguda con tendencias agresivas”.
La persona que era responsable de la seguridad del viaje se convirtió de repente en el principal peligro para la seguridad.
Sorprendentemente, Gorchakov había pasado con éxito los exámenes profesionales rutinarios de las comisiones psicológica y médica sólo un año antes del incidente. Ambas comisiones dictaminaron que Gorchakov era estable y apto para el exigente trabajo.
Sin embargo, una investigación posterior reveló que el maquinista era un hombre profundamente perturbado que sufría una vida personal desordenada e infeliz y también un exceso de trabajo.
Al parecer, a la edad de 30 años, la personalidad de Gorchakov sufrió cambios drásticos: de repente se convirtió en un devoto creyente en Dios y, al mismo tiempo, dejó a su esposa, tras ocho años de matrimonio, por otra mujer.
Su nueva esposa no tardó en desencantarse de su compañero y la pareja se separó sólo un mes después de tener gemelos.
“Eduard ha cambiado ante mis ojos. No se interesaba por nada más que por el fútbol y se mostraba absolutamente un inútil respecto a cuestiones de la vida cotidiana”, declaró al parecer la mujer a los periodistas tras el incidente. Al parecer, en una ocasión le dijo a su mujer: “Dios me ayudará”, cuando le pidió que le ayudara con los pañales del niño.
En su iglesia, el comportamiento de Eduard también levantó sospechas, aunque nunca se había denunciado antes del incidente. Uno de los sacerdotes que había interactuado con el maquinista antes del incidente dijo que Gorchakov estaba deprimido antes del dramático viaje. “Los demonios se agitaban en su interior”, dijo el sacerdote.
Afortunadamente para todos, los controladores de tráfico pudieron inmovilizar el tren desconectándolo de la red eléctrica, lo que le obligó a reducir la velocidad y finalmente a detenerse. Afortunadamente, nadie resultó herido durante la loca carrera nocturna.
Cuando la policía llegó al lugar de los hechos, descubrió al maquinista jefe del tren en el suelo, en estado de fuerte alteración.
Una investigación posterior también descubrió numerosas violaciones de la rutina profesional llevadas a cabo antes del incidente, incluido el hecho de que el personal del depósito había ocultado que Gorchakov solía llegar tarde a su turno y tenía que someterse a los procedimientos rutinarios de seguridad obligatorios previos a un viaje de forma precipitada.
Controlado por una persona enferma, el tren recorrió 40 kilómetros y alcanzó una velocidad máxima de 95 km/h (59 mph), un umbral peligrosamente alto para un tren de carga pesada. En la prensa, el incidente fue apodado con razón “El tren del diablo” y “El viaje a ninguna parte”.
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