Cómo los ratones ayudaron al Ejército Rojo a ganar la batalla de Stalingrado

Historia
BORIS EGOROV
Los patriotas roedores contribuyeron significativamente a provocar un giro fundamental en la Segunda Guerra Mundial.

Los pequeños héroes de Stalingrado 

Es bien conocido el papel que desempeñaron los caballos y los perros en la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, poca gente sabe que los animales más pequeños también fueron importantes.

Sin embargo, no mucha gente sabe que animales más pequeños también participaron en la contienda. Sin darse cuenta, el ejército de ratones de campo participó activamente en la batalla por Stalingrado del lado de las tropas soviéticas.

La víctima de los roedores fue la 22ª División de Tanques del 48º Cuerpo de Tanques del ejército alemán. Mientras el infame 6º Ejército de Friedrich Paulus se abría paso hasta las orillas del río Volga en sangrientas batallas urbanas, los tanquistas estaban en la reserva.

Durante varios meses los sus ligeros Panzer 38(t) fabricados en Checoslovaquia estaban “ociosos” en el campo, resguardados en profundas trincheras y protegidos con paja de las inminentes heladas. El combustible era escaso, así que lo ahorraron y no encendían los motores para nada.

Sorpresa desagradable

El 19 de noviembre de 1942 el Ejército Rojo inició la operación Urano para cercar a las fuerzas nazis. El golpe cayó principalmente sobre las posiciones de las débiles tropas rumanas, que estaban con los alemanes. La 22ª División Panzer recibió la orden de moverse inmediatamente para apoyar al 3er Ejército rumano, al borde del desastre.

Fue entonces cuando empezaron los problemas inesperados. Algunos de los tanques simplemente no arrancaban, mientras que otros se averiaban justo al ponerse en la marcha. El motivo de las averías fueron los ratones de la paja, que se comieron parte del cableado eléctrico. Como resultado, en el momento más crítico, tan solo unos treinta tanques estuvieron listos para entrar en combate del centenar que había originalmente.

Además, la debilitada división comenzó a recibir órdenes contradictorias de su mando, lo que frenó aún más su avance. Como resultado, no pudo unirse a la 1ª división de tanques rumana y, tras persistentes combates contra el 1º cuerpo soviético cerca del asentamiento de Peschani, se vio obligada a retroceder.

Como señala el historiador Alexéi Isaev, los obsoletos tanques ligeros checoslovacos, incluso en su totalidad, apenas habrían podido retrasar el avance masivo del Ejército Rojo: “Si recordamos que una parte importante de la flota de tanques de la 22ª División eran Panzer 38(t), incluso sin la audaz acción de los ratones, su valor de combate era dudoso”. 

Contribuyendo a la victoria

Los alemanes se tomaron muy en serio el incidente de los ratones en la 22ª División Panzer. La directiva del Mando Supremo de las Fuerzas Terrestres del 5 de diciembre de 1942 decía: “Es necesario velar por que un incidente de este tipo no se repita bajo ninguna circunstancia y, en particular, que se comprueben constantemente las propiedades de funcionamiento de los tanques y otros vehículos motorizados. Todas las unidades deben recibir las instrucciones correspondientes”. 

Los méritos de los pequeños héroes también fueron señalados indirectamente por Adolf Hitler, que consideró el fracaso de la 22ª División de Tanques una de las principales causas de la derrota de Stalingrado. En la orden de destitución de Ferdinand Geim, comandante del 48º Cuerpo Panzer, afirmaba: “En lugar de utilizar todos los medios para abrirse paso hasta la División Panzer rumana, la 22ª División Panzer actuó con lentitud e inseguridad. Fue debido a este completo fracaso del 48º Cuerpo Panzer que pudo surgir una situación que condujo a un cerco bilateral del 3º Ejército rumano y, por tanto, a un desastre cuyas monstruosas dimensiones y terribles consecuencias son aún hoy indefinibles”.  

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