Hace unas semanas tuve una conversación interesante con unosperiodistas argentinos. Hablamos sobre la actualidad y, sobre todo, acerca de la vacuna rusa Sputnik V. Durante la charla, el presente no dejaba de mezclarse constantemente con el pasado, así que acabé preguntando qué tenía que ver la Guerra Fría con la vacuna Sputnik V. La respuesta les resultaba obvia: “Lo que está ocurriendo con las vacunas es lo que pasaba con la carrera espacial. Además, la rusa se llama como el primer satélite artificial”. Esto me demostró que existe una brecha en la interpretación de muchas cosas, una brecha que es más profunda de lo que puede parecer a primera vista.
El contexto. En la memoria del pueblo soviético la época de la carrera espacial no fue, ni mucho menos, un periodo en el que reinase el miedo. Más bien todo lo contrario. En el ámbito político se produjo el llamado “deshielo” de Jrushchov.
En 1957, año del lanzamiento del Sputnik, se organizó en Moscú el primer festival internacional de la juventud. En lugar del temor o la competitividad con EE UU, lo que primaba eran los sueños optimistas de la construcción de un mundo mejor. Mucha gente en la URSS veía la participación activa en la carrera espacial como una manera de acercar un sueño que concernía a toda la humanidad. Era como si las discordias entre los países se olvidarían ante la necesidad de colonizar otros planetas. El tema espacial estaba presente en todas partes: en las novelas de ciencia ficción, en las canciones, en los dibujos animados... Los niños soñaban con ser cosmonautas.
Fue un periodo de optimismo, que comenzó con el lanzamiento del primer satélite artificial de la Tierra. “Sputnik” significa literalmente “satélite”. Además, en ruso también tiene el sentido de “acompañante”. Es imposible que algo sea más pacífico.
Falta de comprensión. Hechos fuera de contexto
Pero en el exterior de Rusia la imagen es muy diferente. La actitud paranoica que reinó en la sociedad estadounidense por la amenaza comunista y el macartismo dejó profundas huellas en la percepción de la carrera espacial. La década de 1950 estuvo marcada por la caza de brujas, las listas negras y las acusaciones -incluso penales- de quienes tuvieran algún tipo de simpatía hacia la URSS. En 1957 la sociedad estadounidense no estaba preparada anímicamente para celebrar el lanzamiento del Sputnik como un triunfo de la humanidad. Más bien al contrario, la noticia se interpretaba como una amenaza creciente, como un desafío.
Por otro lado, el propio término “Guerra Fría” era ajeno a la política soviética. Se trataba de una expresión que desde 1946 servía para referirse a las polémicas en el interior del Imperio Británico, en llamas después de la Segunda Guerra Mundial y a punto de perder muchas de sus colonias más pobladas. Posteriormente pasó a formar parte del léxico político de EE UU.
En las noticias estadounidenses se mezclaban los nuevos lanzamientos de perros o seres humanos al espacio con imágenes sobre la crisis de Berlín o, peor aún, de la crisis de los misiles en Cuba. Obviamente, ¿qué connotaciones tenían los avances espaciales si podían ser interpretados como un paso hacia la destrucción del bienestar, de los valores y del país? ¿Qué tipo de recuerdos generan las alusiones a este periodo?
Además, si se trata de una cuestión que afecta a la percepción de los estadounidenses, hace falta preguntarse por qué está tan presente en la conciencia de muchos latinoamericanos. ¿No es acaso una clara evidencia de la adopción de manera acrítica de una agenda externa y de la incorporación de una serie de prejuicios?
En Rusia estamos orgullosos del avance tecnológico que supuso la conquista espacial. Según la redactor jefe de Russia Today, Margarita Simonián, Sputnik es la única palabra rusa conocida mundialmente con connotaciones positivas. Se trata de una palabra que adquiere actualidad, no solo por la necesidad de demostrar la huella positiva de los rusos en el avance tecnológico de la humanidad, sino por ser parte del optimismo que reinó entre los soviéticos de los años 1950-1960, es decir, supone un soplo de juventud y de esperanza en un futuro luminoso.
Este texto es la opinión de Alexander Dementyev, licenciado en historia por la Universidad de San Petersburgo, director del proyecto Rusia.Studio, primera escuela online de historia rusa en español. Puedes seguir su poryecto en Instagram.
LEE MAS: El Sputnik, el satélite soviético que abrió una nueva era para la humanidad hace 60 años