Pocas personas saben de hay dos pueblos rusos fuera del territorio principal del país Sankovo y Medvezhye. Perdidos entre los bosques y pantanos de Bielorrusia, esta tierra rusa es raramente visitada por gente de Rusia o Bielorrusia.
Los orígenes de estos dos asentamientos difícilmente pueden ser establecidos hoy en día: diferentes versiones se refieren a diferentes eventos, pero todo se reduce a unos pocos rusos que compraron estos pedazos de tierra para asentarse en ellos.
Después de la Segunda Guerra Mundial, los asentamientos quedaron aislados del resto del territorio ruso ya que una franja de tierra que los conectaba con la madre patria fue transferida oficialmente a la República Soviética de Bielorrusia. Entonces el cambio no tuvo un impacto importante en las vidas de la población local, ya que Rusia y Bielorrusia eran dos partes de un mismo país: la URSS.
A lo largo de los años, este fue un asentamiento muy compacto: había una granja colectiva, un club, una tienda y un cementerio. Cada residente tenía uno de los cuatro apellidos comunes de la zona: Dobrodei, Pesenko, Molchanov o Spravtsev.
“Nuestro pueblo tenía una calle. Las casas estaban situadas a la izquierda y a la derecha [de la calle]. Todos vivíamos como una familia. Nunca teníamos las puertas cerradas, todas [las casas] estaban [siempre] abierta”", recordaría Antonina Dobrodei, una de las antiguas residentes del exclave en una entrevista con Sputnik.by.
Sin embargo, pronto la apretada comunidad se vería obligada a reasentarse.
El desastre de Chernóbil
Cuando se produjo el desastre de Chernóbil el 26 de abril de 1986, la lluvia radioactiva posterior a la explosión afectó a grandes territorios de Ucrania, Rusia y Bielorrusia. Situados cerca de la frontera de estos tres estados, los pueblos de Sankovo y Medvezhye tuvieron que ser evacuados en aras de la seguridad de sus residentes.
Dobrodei tenía sólo seis años cuando ocurrió, pero recuerda cómo se expropiaron las vacas de los hogares, ya que era peligroso para las personas seguir consumiendo su leche. El área quedó marcada como “zona de exclusión” y sus residentes tuvieron que ser trasladados a otro lugar.
Hoy en día
Cuando las dos aldeas fueron abandonadas, las casas se deterioraron. Hoy en día, nadie vive en la zona, ya que aún se considera contaminada y peligrosa.
Es posible visitar el exclave, pero hay que obtener el permiso de las autoridades de Bielorrusia, indicando una razón para la visita, ya que el pedazo de tierra ruso está rodeado por bosque bielorruso contaminado y no hay manera de rodearlo.
Los antiguos residentes de las aldeas de Sankovo y Medvezhye a veces regresan para visitar el cementerio donde descansan sus antepasados. Un solitario representante local de las autoridades bielorrusas llamado Vladímir Mamlukov advierte a los pocos visitantes que no deben recoger setas o bayas, ya que éstas siguen siendo peligrosas para los seres humanos.
El hombre cuenta que siempre lleva consigo un pasaporte por si tiene la intención de cruzar la frontera internacional y entrar en el territorio del exclave ruso, pero que las autoridades nunca se lo han pedido.
Mamlukov afirma que antes había una columna que marcaba la zona como territorio ruso, pero ya no. Oficialmente, sin embargo, este pequeño territorio dentro del bosque de Bielorrusia todavía pertenece a Rusia.
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