5 grandes comandantes navales rusos que hoy son leyenda

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En la mayoría de las ocasiones los turcos fueron las principales víctimas de los brillantes comandantes navales rusos, aunque a veces los franceses y los suecos también se encontraron en el lado de los derrotados.

Grigori Spiridov

Grigori Spiridov

Descrito como “un oficial honesto y valiente” por el ilustre comandante militar, Piotr Rumiantsev, Grigori Spiridov demostró ampliamente su valía en la Guerra de los Siete Años contra Prusia, pero realmente se hizo famoso en la guerra ruso-turca de 1768-1774.

El 5 de julio de 1770, en el estrecho de Chios, en el curso de las hostilidades en el mar Egeo, la flota rusa, en la que Spiridov comandaba uno de los escuadrones, se encontró con fuerzas navales turcas que superaban a los rusos en número de dos a uno. El episodio clave de la batalla sucedio cuando el buque insignia de Spiridov, ‘Sviatoi Evstafi’, atacó al buque insignia de la flota turca, el ‘Real Mustafá’, un enfrentamiento en el que ambos barcos acabaron siendo destruidos.

La pérdida del buque insignia sumió a la flota turca en la confusión, con lo que se retiró a la Bahía de Chesme. La batalla que tuvo lugar aquí del 5 al 7 de julio fue una de las páginas más oscuras de la historia del Imperio Otomano. Como resultado de un ataque de los barcos incendiarios rusos, que propagaron las llamas y causaron pánico general, casi toda la flota enemiga (15 navíos de línea, seis fragatas, cinco galeras y un gran número de barcos más pequeños) fue destruida o capturada. Un total de 11.000 marineros turcos resultaron muertos. En cuanto a los rusos, sólo perdieron cuatro barcos incendiarios y 20 hombres.

“¡Gloria a Dios y honor a la flota rusa! Del 25 al 26 (de junio, según el calendario juliano), la flota enemiga fue atacada, derrotada, rota, quemada, volada, hundida y convertida en cenizas, y la más terrible desgracia se abatió sobre ese lugar; en cuanto a nosotros, ahora somos los señores de todo el archipiélago en nombre de nuestra Graciosa Emperatriz”, informó Spiridov a San Petersburgo.

Vasili Chichagov

Vasili Chichagov

La guerra ruso-sueca de 1788-1790 fue el momento estelar del Almirante Vasili Chichagov. Fue Chichagov quien frustró los planes de los suecos de destruir una por una las unidades de la marina rusa dispersas por el mar Báltico. Chichagov ganó las batallas navales de Öland, Reval y la batalla de Vyborg a pesar de que en cada enfrentamiento fue superado por el enemigo. Como resultado, 5.000 marineros suecos, 200 oficiales e incluso un almirante de retaguardia fueron capturados.

Sin embargo, los esfuerzos de Chichagov se vieron frustrados por la catastrófica derrota de la flota rusa bajo el mando de Karl Heinrich von Nassau-Siegen en la Segunda Batalla de Svensksund [conocida en Rusia como la Segunda Batalla de Rochensalm] el 10 de julio de 1790. En lugar de alzarse con la victoria, Rusia tuvo que conformarse con concluir la paz manteniendo el status quo.

Existe una curiosa anécdota histórica de la que Chichagov es protagonista. En una cena con la emperatriz Catalina II, el almirante le contaba sus batallas con los suecos y, a medida que la historia avanzaba, se dejaba llevar cada vez más, a veces utilizando un lenguaje muy grosero. Cuando se dio cuenta de esto, se sintió muy avergonzado y empezó a disculparse, pero la Emperatriz fingió que no había entendido el lenguaje indecoroso, diciendo: “No importa, Vasili Yákovlevich, continúa: No entiendo tus términos náuticos.”

Fiódor Ushakov

Fiódor Ushakov

A finales del siglo XVIII, el Imperio Ruso tenía dos brillantes líderes militares: el invencible Alexánder Suvorov en tierra y el igualmente invencible Fiódor Ushakov en el mar. Ambos eran innovadores en el arte de la guerra, confiando en las rápidas maniobras y en los audaces y veloces avances contra el enemigo para asestar mortales golpes sorpresa. Al igual que Suvorov, Ushakov dedicó mucho tiempo al entrenamiento de combate de sus hombres, creyendo que la alta competencia y la disciplina de hierro entre los marineros eran la clave del éxito en la batalla.

Ushakov no perdió ni una sola batalla naval o, como él mismo afirmó, un solo barco o permitió que un solo marinero suyo fuera capturado. Siempre participó en cada episodio de las batallas libradas, estando siempre en los lugares más peligrosos y cruciales y manteniendo firmemente las riendas del mando naval en sus manos. Al mismo tiempo, no impidió que los capitanes de sus barcos mostraran iniciativa personal si lo veían necesario.

La lista de logros del comandante naval incluyeron las victorias contra la flota turca en la batalla del Estrecho de Kerch (1790) y la batalla del Cabo Kaliakra (1791), así como la expedición de dos años de una escuadra rusa contra la marina francesa en el Mediterráneo en 1798-1800, durante la cual Ushakov asaltó una fortaleza enemiga considerada inexpugnable, en la isla griega de Corfú, tomando casi 3.000 prisioneros franceses.

En 2001 Fiódor Ushakov fue canonizado por la Iglesia Ortodoxa Rusa como justo guerrero santo y es venerado hoy como el patrón de la Armada Rusa.

Dmitri Seniavin

Dmitri Seniavin

Como joven y hábil oficial, Dmitri Seniavin demostró su valía bajo el mando de Fiódor Ushakov en las guerras contra Turquía (1787-1791) y durante la campaña del Mediterráneo, convirtiéndose en el ayudante más cercano del almirante en el asalto a Corfú. A pesar de esto, los dos grandes comandantes navales no se llevaban bien. “No me gusta Seniavin”, solía decir Ushakov, “pero es un excelente oficial y en cualquier circunstancia puede ser mi sucesor para dirigir la flota con honor”.

En 1805-1807, durante las guerras napoleónicas, Dmitri Seniavin dirigió una expedición de la Flota Rusa del Báltico al Mediterráneo donde cortó con éxito las líneas navales francesas de comunicación entre Italia y Dalmacia (actual Croacia y Montenegro), enfureciendo enormemente a Bonaparte. Cuando el Imperio Otomano entró en la guerra contra Rusia, la flota de Seniavin se sentró en el nuevo enemigo. Habiendo tomado la isla de Tenedos, el almirante bloqueó con éxito los Dardanelos durante dos meses, derrotando a la marina turca en varias ocasiones cuando ésta intentó romper el bloqueo.

Mientras la escuadra regresaba al mar Báltico, se firmó el Tratado de Tilsit por el cual Rusia se unía al bloqueo continental al que se había sometido su antiguo aliado, Gran Bretaña, entrando esencialmente en la guerra contra ella. En octubre de 1807, al detenerse en Lisboa para reponer suministros, el vicealmirante Seniavin se encontró entre la espada y la pared: El puerto estaba bloqueado por la marina británica desde el mar y el ejército francés se acercaba a la capital portuguesa por tierra. El emperador Alejandro I ordenó al comandante de la marina que obedeciera todas las instrucciones “enviadas por su majestad el emperador Napoleón”.

Dmitri Seniavin, que desaprobaba un cambio tan radical en la política exterior del Imperio Ruso, eligió un camino distinto, aceptando la oferta británica de escoltar la escuadra a Portsmouth hasta que se se estableciese la paz entre Londres y San Petersburgo. A su regreso a Rusia en 1809, el obstinado comandante naval se enfrentó a la ira del Emperador ruso y cayó en desgracia, viéndose obligado a vivir durante muchos años en la pobreza, con solo media pensión. Cuando el nuevo emperador, Nicolás I, llegó al poder en 1825, Seniavin, ya avanzado en años, fue nombrado comandante de la Flota del Báltico y ascendido a almirante.

Pável Najímov

Pável Najímov

El nombre del Almirante Pável Najímov está asociado a una de las mayores victorias de la marina rusa en toda su historia. El 30 de noviembre de 1853, durante la Guerra de Crimea, la Flota del mar Negro bajo su mando (él era entonces vice-almirante) bloqueó un escuadrón turco en el puerto de la ciudad de Sinop y en cuatro horas lo destruyó totalmente.

En términos de pérdidas relativas, la batalla de Sinope fue esencialmente una repetición de la batalla de Chesme: Con la excepción de un barco de vapor que rompió el bloqueo, los 15 barcos de la escuadra enemiga fueron destruidos o dañados, con 3.000 marineros turcos muertos y su comandante, el almirante Osmán Pashá, capturado. En cuanto a los rusos, perdieron 37 hombres.

Por un lado, la derrota de los turcos aseguró la dominación rusa del mar Negro pero, por otro, aceleró la entrada en guerra contra Rusia de Gran Bretaña y Francia, cuyas tropas desembarcaron en Crimea y sitiaron Sebastopol. Pável Najímov dirigió la defensa de la ciudad, y lo hizo con tanta eficacia que se ganó un gran respeto entre soldados y marineros, que le apodaron su “padre-benefactor”. El 10 de julio de 1855, durante una de sus inspecciones de las posiciones de defensa de la línea del frente, fue herido por una bala en la cabeza y murió dos días después.

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