1. I-153 ‘Gaviota’
La ‘Gaviota’, como se apodaba al caza Polikarpov I-153, se incorporó a la Fuerza Aérea Soviética en vísperas de la Segunda Guerra Mundial, en 1939. Se desempeñó con éxito durante las batallas de Jaljin Gol contra los japoneses, pero, no era rival para las aeronaves de la Luftwaffe cuando comenzó la invasión alemana.
El caza soviético era inferior frente a su principal enemigo, el Messerschmitt Bf 109, en la mayoría de las características técnicas, especialmente en lo que respecta a la velocidad (514 km/h vs 434 km/h). La ‘Gaviota’ era absolutamente incapaz de perseguir y derribar a los bombarderos alemanes, como el Ju-88 (466 km/h).
“No puedes escapar [del combate aéreo], no puedes perseguirlo [al Bf 109]; sólo puedes intentar maniobrar y defenderte”, recordó el piloto Alexánder Riazánov del 10º Regimiento de Aviación de Cazas de la Guardia, y que comenzó su servicio en el I-153.
Más de 1.300 I-153 se enfrentaron a la Luftwaffe en la frontera occidental soviética en el verano de 1941. Aunque a veces los hábiles pilotos soviéticos utilizaban las maniobrables “gaviotas” para sorprender al enemigo en los cielos, el tipo de misiones de estos cazas se modificó más tarde, utilizándose principalmente para el ataque de objetivos terrestres, así como para la escolta de bombarderos nocturnos.
En 1944, los lentos y anticuados I-153 ya no pudieron participar en las rápidas operaciones ofensivas del Ejército Rojo. Retirados del frente de batalla, se utilizaron para realizar patrullas y defender los convoyes navales.
2. Tupolev SB
Uno de los mejores bombarderos soviéticos de los años 30, el Tupolev SB (ANT-40) fue un verdadero rey de los cielos durante la Guerra Civil Española. Con una velocidad de 450 km/h, quedaba facilmente fuera del alcance de los cazas enemigos, como el Fiat CR.32 italiano (354 km/h) y el Heinkel He 51 alemán (337 km/h).
Esta velocidad permitió al SB llevar a cabo a misiones de bombardeo diurnas sin escolta de cazas. Esto acabó en la primavera de 1937, cuando el ultrarrápido Messerschmitt Bf 109 (514 km/h) apareció en los cielos españoles.
A pesar de que en 1941 el avión estaba completamente obsoleto, seguía siendo el principal bombardero de la Fuerza Aérea Soviética. Durante la invasión alemana, el SB sufrió grandes pérdidas al encontrarse con sus “viejos amigos”, los Bf 109.
La última participación importante de los SB fue durante la batalla de Stalingrado. Después de 1943, estos bombarderos se utilizaron principalmente como aviones correo, así como de transporte y carga, para abastecer a los grupos de partisanos y para lanzar unidades de sabotaje detrás de las líneas enemigas.
Cuando los alemanes se anexionaron Checoslovaquia en 1939, se hicieron con 32 bombarderos SB de los checos, fabricados bajo licencia como Avia B.71. Durante la Segunda Guerra Mundial estos aviones fueron entregados por el Tercer Reich a sus aliados búlgaros. Más de dos docenas de SB fueron empleados contra la Unión Soviética por los finlandeses, pero fueron recapturados durante la Guerra de Invierno.
3. I-16 ‘Burro’
“Si aprendías a volar un I-16 podías volar cualquier cosa, ¡incluso un palo! Este es un avión muy ‘rígido’, pero altamente maniobrable”, recordó el piloto Vladímir Tijómirov del 12º Regimiento de Cazas de Aviación. Este caza soviético implacable exigía excelentes calificaciones a sus pilotos.
El famoso caza se probó con éxito durante la Guerra Civil Española y en las batallas contra los japoneses en el Lejano Oriente. Sin embargo, para 1941 el avión estaba obsoleto, a pesar de que sufrió varias modernizaciones importantes.
Antes de que los poderosos aviones Yak y La ascendieran a los cielos con toda su gloria, se suponía que el I-16 debía disuadir un masivo ataque alemán. Más de 1.700 “burros” (como se apodó al I-16) se encontraban distribuidos por las regiones occidentales soviéticas cuando se inició la Operación Barbarroja. Su porcentaje entre todos los aviones de combate soviéticos desplegados era de más del 40%.
Más maniobrable que el Bf 109, su principal competidor, el I-16 iba por detrás en velocidad y potencia de fuego. Los “burros” sólo podían intentar maniobrar y cubrirse entre ellos. Tenían posibilidades solo al tratar de lanzar ataques furtivos. Así, el 16 de enero de 1943, el as alemán Alfred Graslawski fue derribado por un I-16, que apareció súbitamente de entre las nubes.
Pincha aquí para descubrir 3 armas secretas de Hitler que acabaron al servicio de la URSS.