Cuando los españoles lucharon por (y contra) la URSS en la Segunda Guerra Mundial

Historia
BORIS EGOROV

Miles de españoles continuaron luchando entre ellos, exportando su guerra civil a las vastas extensiones de la Unión Soviética. Los republicanos, que habían sido derrotados en España, pudieron finalmente vengarse de los franquistas.

En la primavera de 1939, la brutal y sangrienta guerra civil española había terminado. Pero los españoles no depusieron las armas. Aunque en la guerra mundial que pronto estalló el país proclamó su neutralidad, miles de españoles combatieron  en los campos de batalla de Europa.

Allí, una vez más se encontraron en bandos opuestos. Algunos se unieron a los ejércitos aliados para vengarse de los italianos y los alemanes por la aniquilación de la República, en la que estos dos países habían jugado un papel nada baladí. Otros, sin embargo, se unieron al ejército alemán que avanzaba en el territorio la URSS, impulsados por el deseo de vengarse de los comunistas por su interferencia en los asuntos españoles durante la guerra civil.

Venganza contra los bolcheviques

La invasión alemana de la Unión Soviética el 22 de junio de 1941 causó un gran revuelo en España. El mismo día, el Ministro de Asuntos Exteriores Serrano Suñer informó al embajador alemán en Madrid que su país recibía con satisfacción la noticia del ataque y estaba dispuesto a ayudar al Tercer Reich con voluntarios.

La motivación de los voluntarios que se inscribieron para ir al Frente Oriental fue variada. Algunos querían vengarse de los rusos por su intervención en los asuntos españoles; otros odiaban sinceramente el comunismo. También había quienes trataban así de limpiar su pasado republicano, e incluso aquellos que, permaneciendo en secreto fieles a la derrotada República, esperaban desertar al Ejército Rojo una vez que estuvieran en el frente.

El primer contingente, con más de 18.000 voluntarios, partió hacia Alemania ya el 13 de julio de 1941. En total, durante la guerra contra la URSS, entre 50.000 y 70.000 voluntarios españoles sirvieron en la 250 División de Infantería, también conocida como División de Voluntarios Españoles, o simplemente División Azul. Además, una escuadrilla azul operó en los cielos de Rusia, derribando un total de 150 aviones soviéticos.

Indisciplinados y valientes

Los alemanes tuvieron opiniones encontradas sobre sus aliados españoles. Por un lado, criticaron su completa falta de disciplina y orden. Por otro lado, admiraban su gran valor. “No se puede imaginar un compañero más intrépido. Apenas se ponen a cubierto. Se burlan de la muerte. Sé, en todo caso, que nuestros hombres siempre se alegran de tener a españoles como vecinos en su sector... Son muy valientes y resistentes, pero son totalmente indisciplinados”, dijo Adolf Hitler en 1942. (Svetlana Pozharskaia. Francisco Franco y su tiempo, M., 2014) De igual manera, el Jefe del Estado Mayor del Ejército, Franz Halder, señaló: “Si ves a un soldado con uniforme alemán sin afeitar, con la chaqueta desabrochada y borracho, no te apresures a arrestarlo, lo más probable es que se trate de un héroe español”.

En un principio, los comandantes soviéticos despreciaron a las unidades españolas, considerándolas un eslabón débil de las defensas enemigas y lanzándoles con los ataques más fuertes. “Esta chusma, cobarde, piojosa y congelada, maldecirá el día en que se vieron en Rusia”, dijo el comandante del 55º Ejército, Vladímir Sviridov, al planificar la Operación Estrella Polar para poner fin al asedio de Leningrado (B. Bichevski. Front City. Leningrado, 1967).

De hecho, los españoles no eran tan débiles. Durante los combates de febrero de 1943, consiguieron detener a tropas soviéticas muy superiores cerca del pueblo de Krasni Bor y resistir hasta que les llegaron refuerzos. Sin embargo, sufrieron pérdidas colosales: batallones enteros fueron aniquilados.

Despiadados asesinos

La División Azul, sin embargo, fue “famosa” no sólo por su valor. Cuando el pueblo de Dubrovka, en la región de Nóvgorod fue liberado de los invasores, se hallaron cuerpos de soldados soviéticos torturados por los españoles: “A ambos cadáveres les había sido arrancado el cuero cabelludo... uno tenía los huesos de la cara aplastados, las uñas arrancadas, las manos con marcas de quemaduras. A cada cuerpo se le sacó un ojo y se le cortaron las orejas. Todas estas atrocidades fueron llevadas a cabo por matones de la División Azul Española”, informó el periódico Izvestia desde el frente.

El Ejército Rojo pagó a los españoles con la misma moneda. “Una división que luchaba contra nosotros tenía muchos españoles en ella. Luchaban del lado de los alemanes, y nuestros soldados los odiaban. Si eran enviados a escoltar a cautivos españoles, nuestros soldados a menudo los ejecutaban a lo largo del trayecto. Bueno, ya que están luchando por los alemanes, y nuestro pueblo luchó en España por la libertad, eso significa que son fascistas,” recordó un sargento de la 196ª División de Infantería, Nikolái Kovrukov.

En otoño de 1943, Francisco Franco, viendo cómo cambiaba el curso de la guerra, decidió retirar sus tropas de la URSS. Sin embargo, algunos de los españoles decidieron quedarse en el Frente Oriental. Extraoficialmente, nuevos voluntarios siguieron llegando desde España. Al final, durante el asalto a Berlín, la capital del Tercer Reich fue defendida por unos 7.000 soldados españoles.

General de tres ejércitos

Tras la caída de la República y la victoria de Franco, decenas de miles de españoles se dispersaron por todo el mundo. Más de 6.000 de ellos, en su mayoría comunistas, terminaron en la Unión Soviética.

Enrique Líster estuvo en la URSS incluso antes de eso. A principios de los años 30, estudió en la Academia Militar Frunze de Moscú y participó en la construcción del metro de la capital rusa. “En el primer mes, gané el título de trabajador de choque (udarnik), superando el objetivo marcado en un 132 por ciento. A partir de entonces, mi rendimiento nunca fue menor, y en los meses siguientes fue aún mejor”, escribió en sus memorias Nuestra Guerra, que se publicaron en París en 1966.

Siendo uno de los oficiales militares mejor entrenados de España al comienzo de la guerra civil, Líster fue responsable de crear la milicia popular. La derrota de los republicanos le obligó a volver a la Unión Soviética, donde pronto le esperarían más combates.

En 1944, Enrique Líster ascendió al rango de general de división del Ejército Rojo. Participó en las operaciones destinadas a poner fin al asedio de Leningrado, donde se encontró con sus “viejos amigos” de la época de la guerra civil española, que ahora servían en la División Azul.

Habiéndose establecido después de la guerra en Yugoslavia, Líster estableció un récord histórico. Es la única persona del siglo XX que fue general en tres ejércitos diferentes: el español, el soviético y el yugoslavo.

Héroe de la Unión Soviética

Uno de los españoles más conocidos por luchar contra los nazis fue Rubén Ruiz Ibárruri, hijo de una de las líderes del movimiento comunista en España, Dolores Ibárruri. De adolescente, luchó en la guerra civil y fue capturado por los franquistas.

Por decreto personal de Stalin, un grupo de asalto soviético intentó rescatarlo, pero todos murieron durante la operación. Al final, Ruiz Ibárruri fue liberado gracias a la mediación de la Cruz Roja, después de que se pagara un rescate.

El comandante de la compañía de ametralladoras del Ejército Rojo, Rubén Ruiz Ibárruri, de 22 años de edad, resultó muerto durante la batalla de Stalingrado. En 1956, se le concedió el título de Héroe de la Unión Soviética.

Pilotos españoles en el cielo soviético

Inicialmente, el comando soviético planeó crear un escuadrón o incluso un regimiento compuesto por pilotos españoles (como el regimiento francés Normandie-Niemen en 1942). Sin embargo, como España era un país neutral, la idea fue abandonada.

La unidad más “española” de la Fuerza Aérea Soviética fue el 439º Regimiento de Aviación de Caza, que tuvo nueve españoles en sus filas. Los españoles servían tanto en aviones de bombardeo como de transporte.

Desde los primeros meses de la guerra, los pilotos españoles participaron en casi todas las grandes batallas aéreas a lo largo de todo el frente soviético-germano. Durante la batalla de Kursk, tanto los españoles soviéticos como los pilotos del Escuadrón Azul participaron en la lucha. Sin embargo, no se sabe si se enfrentaron en batallas aéreas.

Hacia el final de la guerra, pilotos españoles fueron reclutados para enseñar en las escuelas de vuelo. Por ejemplo, el Mayor Manuel Rovira Orozco fue considerado uno de los mejores instructores en tácticas de combate nocturno, y entrenó a muchos pilotos soviéticos de la caza nocturna.

Tras las líneas enemigas

La mayoría de los españoles, sin embargo, combatieron en unidades de guerrilla y sabotaje. En agosto de 1941, la mayor unidad española de la URSS se fundó en las afueras de Moscú, conocida como el destacamento de guerrilla internacional de Kliment Voroshilov. De sus 133 miembros, 32 eran españoles. El comandante de la unidad también era español, Francisco Gullón. La principal tarea de este destacamento era reclutar a miembros de la División Azul. Cuando esta última fue transferida a Leningrado, los partisanos se pusieron a ello.

En el otoño de 1942, los combatientes de Gullon fueron enviados tras las líneas enemigas en la región de Leningrado. Debido a errores de los pilotos, los partisanos acabaron a gran distancia unos de otros. Durante más de seis meses, realizaron actos de sabotaje y descarrilaron trenes alemanes. Cuando en marzo de 1943 el destacamento logró unirse a las fuerzas soviéticas, sólo quedaban cuatro miembros: dos rusos y dos españoles.

El mejor operador de radio de un escuadrón de reconocimiento y sabotaje “Victoriosos” que operaba en Ucrania era una joven española con un nombre exótico, África En 1944, África de las Heras Gavilán fue reclutada por la inteligencia extranjera soviética. Las operaciones de posguerra del Coronel África siguen estando clasificadas hoy en día.

Pincha aquí para conocer los aviones de la URSS que combatieron en la guerra civil española.