¿Por qué había tantos alemanes en el Imperio ruso?

La llegada de extranjeros a Moscú en el siglo XVII Serguéi Ivanov

La llegada de extranjeros a Moscú en el siglo XVII Serguéi Ivanov

Galería Tretiakov/Sputnik
Los alemanes sirvieron en el ejército ruso, fueron los padres fundadores de la ciencia rusa e incluso gobernaron Rusia, pues a partir de de Isabel Petrovna, todos nuestros zares fueron étnicamente alemanes. ¿Cómo sucedió todo esto?

En Moscú, aún persiste el mito de que muchos edificios de los años 50 “fueron construidos por alemanes capturados”. Aunque alrededor de 1950 todos los alemanes capturados durante la guerra ya habían sido repatriados y no construyeron ninguna vivienda, el mito sigue vivo, principalmente gracias al consagrado mantra de la “calidad alemana”. Y todo porque rusos y alemanes pueden ser considerados como naciones gemelas desde los siglos XV-XVI.

 Con la cruz y la espada

Por supuesto, todo comenzó con una conquista. En 1147, cuando las tierras rusas apenas comenzaban a tomar forma y Moscú era una pequeña, aunque poderosa, fortaleza, los príncipes sajones montaron la Cruzada de los wendos, cuyo propósito era someter y convertir a las tribus paganas bálticas al cristianismo. El ejército de un príncipe ruso, aunque es difícil esclarecer de quién se trataba, también participó en la campaña ya que los rusos, que para entonces eran cristianos, tenían sus propios intereses en la región báltica.

Conrado I de Mazovia con su esposa. Fantasía artística de Ian Mateiko (siglo XIX)

Cuando, en el siglo XIII, el duque polaco Conrado I de Mazovia (Konrad I Mazowiecki) pidió ayuda a la Orden Teutónica en su guerra contra los paganos prusianos que seguían apoderándose de tierras polacas, fue, curiosamente, su esposa rusa de la dinastía Rurik, Agafia Siyatoslavna de Rus, quien le dio la idea de acudir a los teutones. Varios siglos después los rusos, a su vez, tendrían que luchar contra los caballeros de la Orden de Livonia, que era una rama de la Orden Teutónica.

Los alemanes en los países bálticos eran principalmente la élite aristocrática gobernante y no se aventuraron en Rusia. Pero a partir del siglo XV Moscú comenzó a liberarse de la autoridad política de la Horda de Oro y a unir las tierras rusas, lo que significaba que los príncipes de Moscú necesitaban guerreros experimentados, ingenieros y científicos, por los que las tierras alemanas eran famosas.

En busca de fortuna y rango

Basilio III en un grabado francés de André Tevé

Hay cierta confusión sobre los alemanes en la Rusia pre-Petrina: Los rusos usaban la palabra “alemanes” para describir no sólo a los germanos, sino también a los franceses y británicos, así como a suecos, holandeses y muchos otros. Los rusos “reservaron” un término especial sólo para los italianos - los llamaron “friazi” o “friazini”. Todos los demás europeos occidentales eran llamados “nemtsi” de la palabra rusa “nemoy” que significa “tonto”… ¡porque no hablaban ruso! Así que no es fácil distinguir a todos los que verdaderamente llegaron de las tierras alemanas y sirvieron en las cortes de Iván III (“el Grande”) y Vasili III.

Pero sabemos que los príncipes de Moscú necesitaban armeros, constructores de fortificaciones, zapadores y artilleros, así como especialistas en minería. Se sabe que dos mineros alemanes, invitados a Rusia en 1491, descubrieron depósitos de mineral de plata en la región de Pechora. Además, Moscú no contaba con médicos y farmacéuticos cualificados. Los galenos Nikolaus Bülow y Feofil Markvart de Lübeck llegaron en la corte de los príncipes de Moscú en los siglos XV-XVI.

Durante el reinado de Iván IV Vasílievich [Iván el Terrible] apareció en Moscú el primer Nemétskaya Sloboda [barrio alemán, pero también “extranjero”]. En 1551 Iván envió a su agente Hans Schlitte a tierras germanas, donde reclutó a 123 personas que deseasen trabajar en Rusia. Eran médicos y farmacéuticos, teólogos y juristas, arquitectos y albañiles, orfebres y especialistas en fundición de campanas.

Más tarde, durante la Guerra de Livonia, la población alemana de los pueblos conquistados por Moscú también se asentó en tierras rusas. Y algunos de los mercenarios alemanes incluso adquirieron una fama generalizada, además de renombre. Por ejemplo, el aventurero alemán Heinrich von Staden, que sirvió en las fuerzas de la  oprichnina del zar Iván [participando en las represiones contra los boyardos, o la aristocracia rusa].

Barrio alemán

Tras la muerte de Iván el Terrible, con Borís Godunov, cada vez más comerciantes alemanes llegaron a Rusia y un nuevo barrio alemán surgió en el río Yauza en Moscú. A mediados del siglo XVII había tantos alemanes que el zar Alejo I de Rusia restringió su derecho a comprarles casas a los habitantes rusos.  Temía que los alemanes, emprendedores y trabajadores, dejaran a los rusos sin techo. Los alemanes vivían en una comunidad muy unida en el barrio alemán. Se adhirieron al luteranismo, tenían su propia iglesia y celebraban sus propias fiestas. Las casas del barrio alemán fueron construidas en estilo europeo, con techos inclinados en forma de pico y jardines delanteros decorados con parterres, pérgolas de madera y estanques. Los residentes llevaban vestidos europeos y tenían un estilo de vida europeo occidental. Y aunque británicos, holandeses, daneses, suizos, franceses y suecos también vivían allí, el alemán era el principal idioma de comunicación.

Entre los residentes famosos del barrio alemán se encontraban el médico Lavrenti Blumentrost, el joyero Yuri Forbos, el farmacéutico Johann Guttemensch, el pastor Johann Gottfried Gregori, que desempeñó un papel importante en la historia del teatro ruso, y el general ginebrino Franz Lefort. Este último jugó un enorme papel en la historia rusa, haciendo amistad con el joven zar Pedro [el Grande].

Los zares germanófilos

Franz Lefort

Franz Lefort, junto con el general escocés Patrick Gordon, se convirtió en el primer y mejor amigo del joven zar, que visitaba a menudo el barrio alemán. Pedro heredó de su padre el amor y la pasión por todo lo europeo. Gracias a él, que viajo a Europa con la Gran Embajada en 1697-1698 para reclutar ingenieros y militares extranjeros, una nueva ola de funcionarios y mercenarios extranjeros llegó a Rusia.

El financiero Heinrich Claus von Fick, los barones Georg Gustav von Rosen y Carl Ewald von Rönne (ambos generales), el poeta y traductor Johann Werner Paus, el oficial militar y futuro canciller Andrei (Heinrich Johann Friedrich) Ostermann, el conde Burjard Christoph von Münnich, el ingeniero y mariscal de campo Georg Wilhelm de Gennin, el general Johann Weisbach y el general Adam Weide... Todos estos alemanes fueron amigos y aliados de Pedro el Grande y presidieron los comienzos del Imperio ruso e hicieron mucho por su  lorificación. A menudo provenientes de familias muy pobres, eran la prueba del principio más importante propugnado por Pedro: No es el origen noble ni la nacionalidad, sino el talento y el mérito lo que hace que una persona se ponga al servicio de Rusia.

Iglesia Luterana de San Miguel

El sistema estatal construido por Pedro, y en particular la Tabla de Rangos (una lista de posiciones y rangos gubernamentales, militares, navales y de la corte del Imperio ruso)- fue prácticamente copiado de los modelos alemanes. Debido a esto, los alemanes “se sentían en casa” al servicio de Rusia.

Catalina la Grande siguió los pasos de Pedro: De etnia alemana, llegó al poder en Rusia como consorte del Emperador Pedro III (también alemán) y luego se hizo con todo el poder como resultado de un golpe de estado. En 1762-1763, inmediatamente después de ascender al trono, Catalina emitió dos manifiestos invitando a colonos extranjeros a establecerse en Rusia. El gobierno prometió a los que quisieran hacerlo un “subsidio de reubicación” para mudarse y establecerse en Rusia. Se les concedió libertad personal, libertad de movimiento y religión, y exención del pago de impuestos y, lo más importante, del servicio militar. Los principados alemanes en aquel momento estaban constantemente en guerra y muchos alemanes que deberían haber prestado servicio militar huyeron a Rusia con sus familias. En cuanto a Catalina, ella les daba la bienvenida a Rusia con otros planes: El país estaba escaso de campesinos para trabajar la tierra y proveer de comida al ejército, así que Catalina esperaba mejorar esta situación con la ayuda de los colonos.

Celebraciones del 250 aniversario de la publicación del Manifiesto de la Emperatriz Catalina II, 2013

La primera “tanda” de colonos, que sumaban unas 25.000 personas, fue enviada a la región del Volga. Las condiciones del viaje eran terribles, nada a lo que los alemanes estuvieran acostumbrados: uno de cada 10 nunca llegó a su destino. Sin embargo, más de 100 pueblos alemanes pronto surgieron en la región del Volga. La siguiente “ola” de inmigración se produjo después del decreto de 1804 de Alejandro I. Una vez más, el emperador invitó a los alemanes a establecerse en tierras baldías. En Rusia, durante los siglos XVIII y XIX, los alemanes se asentaron en la región del Volga, Kazajistán, la región del Don, Crimea y Ucrania, y éstas fueron sólo las mayores diásporas. En 1913, cerca de 2,5 millones de alemanes étnicos vivían en el Imperio Ruso, ¡sin mencionar a los alemanes rusificados y sus descendientes!

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Cada diáspora de alemanes rusos tuvo su propia historia, con altibajos. Durante 18 años, la República Socialista Soviética Autónoma Alemana existió en la región del Volga como parte de la URSS, y en 1918 los alemanes de Crimea incluso intentaron establecer su propio estado. Pero todos estos son asuntos para tratar para otro día. Lo que es cierto es que las historias de los pueblos ruso y alemán están inextricablemente entrelazadas y es simplemente imposible imaginar una sin la otra.

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