La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) había entrado en combate contra Serbia en 1999 para apoyar al grupo rebelde albanés de Kosovo, conocido como el Ejército de Liberación de Kosovo, que pretendía independizar de Belgrado a esta región.
Uno de los aparatos de los que realizaron operaciones sobre la región fue el F-117, avión que se había ganado la reputación de invisibilidad tras los exitosos ataques aéreos llevados a cabo durante la guerra del golfo Pérsico en 1991.
El historial de este poderoso aparato estuvo inmaculado hasta la noche del 27 de marzo, cuando el F-117A Vega 31 pilotado por el teniente coronel Darrel P. Zelko regresaba a la base de Aviano (Italia) tras realizar una misión de bombardeo cerca de la actual capital serbia. Su moderno avión fue impactado y derribado cerca de la aldea de Budanovci por un misil S-125 Nevá M, un antiaéreo que había entrado en combate en Vietnam en los años 60. Este veterano proyectil había sido disparado, tras ser localizado el avión estadounidense con un radar soviético P-18 de casi treinta años de antigüedad, por orden de Zoltán Dani, comandante de la tercera batería de la 250ª brigada de misiles.
¿Pero… cómo?
Según las Fuerzas Aliadas, los serbios fueron capaces de detectar el avión por operar sus unidades de radar en frecuencias inusualmente bajas, lo que hizo visible al blanco.
Los serbios, por su parte, afirmaron que los operadores de defensa aérea de Belgrado se habían dado cuenta que podían detectar aviones invisibles utilizando radares soviéticos ligeramente modificados. En concreto, estas modificaciones consistían en utilizar largas longitudes de onda, las cuales permitían a esos radares detectar a los aviones invisibles en un rango de distancia relativamente pequeño, cuando el avión abría sus compuertas del compartimento de armas en el momento de soltar sus bombas.
Además, los serbios, por increíble que parezca, monitorizaban las comunicaciones de radio de VHF y UHF de las fuerzas aliadas (casi sin encriptar) y fueron también capaces de interceptar el sistema ATO (Air Tasking Order) lo que les permitió situar baterías de defensa aérea cerca de posiciones cercanas a los objetivos que la OTAN iba a bombardear.
Otro hecho que, sin duda, ayudó a que el orgulloso avión de EE UU mordiese el polvo, fue que los EA-6B Prowler que solían apoyar a estos interfiriendo los radares yugoslavos no pudieron despegar aquella noche de su base en Italia, debido al mal tiempo. Zoltán Dani ha afirmado que recibió esta información gracias a los espías serbios que anotaban todos los movimientos de los aviones de la Alianza en sus aeródromos. Era una noche ideal para salir de caza.
Factor humano
Dani era un comandante muy motivado que, como explica The National Interest, había estudiado con minuciosidad las primeras tácticas occidentales de supresión de defensa aérea. En contraste con la postura estática adoptada por las fallidas defensas misilísticas iraquíes y sirias en Oriente Medio, permitía que sus tripulaciones activaran sus radares de blancos activos durante no más de veinte segundos, después de lo cual se les ordenaba que volvieran a replegarse, aunque no hubiesen abierto fuego.
El S-125M no se considera normalmente como un sistema SAM “móvil”, pero Zoltán hizo que su motivado equipo artillero fuese capaz de desplegar las armas en sólo 90 minutos (el tiempo estándar requerido era 150 minutos), un procedimiento facilitado por la reducción a la mitad del número de lanzadores en sus baterías. Mientras sus baterías se trasladaban de un sitio a otro, Dani también creó puestos SAM ficticios y radares objetivos falsos, tomados de viejos cazas MiG para desviar con ellos los misiles antirradiación de la OTAN.
Gracias a estos señuelos y al movimiento constante, la unidad de Zoltán no perdió ni una sola batería SAM, a pesar de que aviones de OTAN llegaron a disparar 23 misiles HARM contra estas. Zoltán Dani era la persona idónea para sacarle los colores al F-117.
¿Qué pasó con el piloto y el avión?
Darrel P. Zelko sobrevivió, eyectándose en paracaídas y siendo rescatado por la Fuerza Aérea de EE UU; los restos del avión, que deberían haber sido bombardeados para impedir su recuperación por los serbios, no pudieron ser destruidos debido a la rápida aparición de los medios de comunicación en el lugar del impacto.
Los serbios proporcionaron a técnicos rusos el material recogido, y estos se llevaron partes del avión Stealth a Rusia, viéndose así comprometidos así 25 años de investigación de la tecnología Stealth de Estados Unidos.
Varios restos del avión, como la cabina, permanecen en el Museo de la Aviación de Belgrado, cerca del Aeropuerto Nikola Tesla.
¿Y con Zoltán Dani?
La unidad de Dani reclamó poco después, el 2 de mayo, el derribo del segundo avión destruido por fuerzas yugoslavas durante el conflicto: un F-16 estadounidense.
Tras retirarse de la vida militar Zoltán Dani trabaja como panadero en su pueblo natal, Skorenovac.
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