Se convirtió en zar en 1801 y se creía que había participado en el golpe de Estado contra su propio padre, el zar Pablo I. Aunque la presunta conspiración se olvidó tras los triunfos militares de Alejandro, que consiguió derrotar a Napoleón Bonaparte en 1812 y puso fin a la dominación francesa en Europa. Alejandro y sus hombres marcharon con orgullo en París en 1814.
En 1825, Alejandro tenía 47 años y estaba en buena forma física, por lo que su muerte a causa de la fiebre tifoidea fue una sorpresa. Su repentina desaparición avivó las teorías que afirmaban que fingió su propia muerte ya que tuvo que enfrentarse a la culpa que le provocaba haber matado a su padre. Se dice que vivió de incógnito en Siberia como un campesino llamado Fiódor Kuzmich durante otros 39 años.
No hay pruebas de que Alejandro hubiera cambiado de estatus y se hubiera convertido en un campesino. Fiódor Kuzmich nunca afirmó ser un Romanov, pero tampoco lo desmintió. Los historiadores siguen siendo muy escépticos mientras que los teóricos de la conspiración se aferran a la idea de que Alejandro cambió el trono por una cabaña en el interior de Rusia.
Olvídate de Tolstói y Dostoievski. La estrella literaria que más brilla para los rusos es Pushkin. El autor murió trágicamente durante un duelo con un francés que Pushkin creía que estaba ligando con su esposa. Existe otra versión de su muerte, en la que se afirma que el autor solo pretendió encontrarse con él antes de huir a Francia.
Pushkin hablaba francés con fluidez y estaba desesperado por escapar de los dominios del zar y de la censura rusa. Aquí viene la mejor parte: según esta versión, Pushkin cambió su nombre a… Alexandre Dumas. Sí, autor de Los tres mosqueteros y El conde de Montecristo, entre otras novelas. Esto obviamente explica por qué Dumas escribió El maestro de esgrima, una novela dedicada a los decembristas, a quienes Pushkin conocía muy bien.
“Por supuesto, es una auténtica basura, pero al menos es gracioso”, comenta el crítico literario Lev Oborin. “Esta versión se basa principalmente en algunas similitudes que hay en los retratos: Pushkin tenía un bisabuelo africano, Dumas, una abuela”. La teoría no tiene ni pies ni cabeza, ya que la carrera literaria de Dumas comenzó antes de 1837. Además, sus estilos son completamente diferentes.
Otro de los escritores favoritos de los rusos, Gógol, murió de una enfermedad no diagnosticada en 1852. Tras su fallecimiento surgió una oscura leyenda. En su testamento, Gógol escribió: “Te pido que no entierres mi cuerpo hasta que aparezcan los signos palpables de la decadencia”. Estaba aterrorizado de ser enterrado vivo.
Desafortunadamente para Gógol se dice que sus peores pesadillas se hicieron realidad. Casi 80 años después de su muerte su tumba fue exhumada. El escritor Vladímir Lidin estaba presente y afirmó que vio el cuerpo podrido del autor en el ataúd y la tapicería destrozada, como si hubiera estado tratando de escapar.
Sin embargo, no es verdad. “Lidin adoraba inventar cosas”, escribió Mijaíl Davídov, profesor asistente de la Academia Médica de Perm. “La descomposición ocurre muy rápido, así que 79 años después de morir un cuerpo no es más que huesos, ni siquiera unidos entre sí. Y un ataúd de madera se habría podrido”.
La gran duquesa Anastasía Nikoláievna, hija de Nicolás II, tenía 17 años cuando la fusilaron los bolcheviques junto al resto de su familia. Su muerte desencadenó gran cantidad de teorías de la conspiración. Alrededor de 30 mujeres afirmaron ser Anastasía, cada una inventaba una historia milagrosa de una fuga de última hora.
La imitadora con más éxito fue Anna Anderson, una mujer de origen polaco que probablemente sufría de una enfermedad mental. A pesar de haber logrado engañar a algunos de los Romanov, la mayoría de la gente no se creyó su historia, pero esto no impidió que se hiciera una película sobre ella. Anastasia se estrenó en 1956 y está basada en la historia de Anderson. En 1997 se hizo una versión de la película en dibujos animados, obra de Disney.
El líder de la Revolución bolchevique también ha sido objeto de varias teorías de la conspiración. Poco después de la victoria comunista en la guerra civil rusa, Lenin cayó enfermo y murió en 1924, dos años después de estar luchando contra la enfermedad.
Algunas personas creen que Stalin mató a Lenin, incluyendo a Lev Trotski, que se tuvo que ir al exilio en la década de 1920. “Para Stalin, la muerte de Lenin fue la única manera de despejar su camino al poder”, escribió Trotski.
Sin embargo, los textos sobre el supuesto envenenamiento de Stalin solo siguen siendo populares entre los historiadores trotskistas. La mayoría de los investigadores están de acuerdo en que la salud de Lenin fue monitoreada meticulosamente y a principios de la década de 1920, Stalin no tenía suficiente influencia política como para matar a Lenin.
Te contamos aquí las teorías de la conspiración que rodean a la muerte de Stalin.
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