A los soldados de las Fuerzas Especiales de EE UU en Vietnam les encantaba usar los AK-47 capturados

Historia
JAKOB ORÉJOV
Las tropas destinadas al país asiático a menudo preferían el Kaláshnikov a sus propias armas.

El soldado de infantería estadounidense enviado a Vietnam estaba armado con el Colt M16, un rifle que se atascaba tan a menudo que los recién llegados, tras el combate, realizaban a menudo la macabra ceremonia de caminar entre sus compañeros heridos o moribundos para hacerse con los M16 que no se habían obstruido. Los comandos, especialmente, odiaban sus propias armas fabricadas en Estados Unidos.

Hubo numerosos casos de pelotones americanos que fueron derrotados debido al mal funcionamiento de los M16. Durante una emboscada nocturna de la guerrilla vietnamita, las últimas palabras transmitidas por radio por una compañía de tropas estadounidenses fueron: “Sin granadas de mano, todas las armas atascadas”.

Las armas rusas se “reciclan”

La práctica de tomar armas propias o enemigas abandonadas en el campo de batalla no era nada nuevo en la década de 1960. Pero entre las armas capturadas, los rifles AK se convirtieron rápidamente en partes importantes de los arsenales de combate de las Fuerzas Especiales del Ejército de Estados Unidos y de los Equipos SEAL de la Armada de Estados Unidos.

Mientras el diseño del M16 era una pesadilla de mantenimiento, el AK-47 era mucho más fiable, y además tenía un cargador de 30 balas más grande. Los soldados vietnamitas tenían de su lado la suerte de estar equipados con el rifle más avanzado de la época: el AK-47. La munición ligera del Kaláshnikov significaba que cada vietnamita podía llevar alrededor de 350 balas encima, lo que le permitía luchar mucho después de que sus contendientes se quedaran sin munición. El rifle también tenía un mantenimiento notablemente sencillo, lo que se traducía en un mejor rendimiento en entornos húmedos propios de Vietnam.

Los comandos y las fuerzas regulares estadounidenses se hicieron regularmente con estas armas, por lo que los oficiales superiores, alarmados por el pobre rendimiento de su equipo redirigieron rápidamente los AK capturados y sus munición de 7,62 milímetros a las tropas sobre el terreno.

De hecho, según War is Boring, el Pentágono también comenzó a desarrollar su propia cadena secreta de suministro de las armas incautadas. Los contratistas del gobierno fabricaron incluso cartuchos sin ninguna marca de identificación. Las armas soviéticas eran ideales para llevar a cabo misiones de comando en Vietnam del Norte, Laos y Camboya.

Al usar el armamento capturado, por cierto, los soldados estadounidenses se arriesgaban a atraer sobre ellos el fuego amigo, debido a que el Kaláshnikov y el M16 tenían sonidos claramente diferentes. En una ocasión, un sargento estadounidense que portaba un AK-47 fue detenido por su comandante, quien exigió saber por qué llevaba un arma rusa. El sargento le respondió: “¡Porque funciona!”.

AK modificados ‘a la norteamericana’

El Comando secreto de Asistencia Militar del Pentágono en Vietnam (el Grupo de Estudios y Observación, alias MACV-SOG) y sus homólogos de Vietnam del Sur se dedicaron a cruzar las fronteras para interceptar convoyes de suministros de Vietnam del Norte, con la idea de reunir información y sabotear la infraestructura enemiga.

Los miembros del MACV-SOG, de los mayores usuarios del material capturado, pidieron en septiembre de 1970 al Laboratorio de Guerra Terrestre del Ejército que modificara algunos de sus AK capturados.
Un año después, los rifles soviéticos fueron entregados con algunas modificaciones en silenciadores y miras.

Estas armas fueron distribuidas por el MACV-SOG a unidades especiales de desertores de Vietnam del Norte y fuerzas especiales de Vietnam del Sur. Equipados con uniformes enemigos y armas capturadas, los comandantes estadounidenses pensaron que las fuerzas de Hanói tendrían menos probabilidades de descubrir a estos grupos, bautizados Earth Angels (Ángeles de la Tierra). Entre sus tareas se encontraba el reconocimiento y espionaje, demolición de objetivos enemigos y la captura de prisioneros.

Munición tramposa

Uno de los programas de “guerra psicológica” orquestados por Washigton consistió en la infiltración de munición falsa en territorio norvietnamita. En 1967, entró en funcionamiento el programa “Big Brother”, que lego sería rebautizado como “Pole Bean”, que buscaba causar supuestos accidentes ocasionados por las armas soviéticas o sus copias chinas. Con esto, se buscaba conseguir la pérdida de confianza (y por lo tanto, su desmoralización) de las tropas enemigas en su armamento.

La estrategia se aplicó de forma tan extensa, que en un momento determinado, los militares estadounidenses tuvieron que prohibir a sus soldados que recogiesen armas o munición del enemigo ante el temor de que cayesen en su propia trampa.

Al final de la guerra

Las fuerzas estadounidenses, incapaces de impedir la caída de Saigón y su derrota final, se llevaron a casa varias de las armas capturadas. Aunque algunos de los Kaláshnikov terminaron en museos, algunos de ellos esperando en la oscuridad de arsenales de operaciones especiales de EE UU, con la excusa de servir a fines de entrenamiento.

Hoy en día, más de 40 años después de la intervención estadounidense en Vietnam, el Pentágono compra rifles AK para equipar a algunos de sus aliados, especialmente en Oriente Medio.

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