Desde la abolición de la monarquía en Rusia en 1917, todas las personas que han dirigido el país no eran de alta alcurnia. Para muchos de ellos el puesto de presidente del país más grande del mundo fue como la culminación de un gran trabajo, una pizca suerte, quizá algo de corrupción y una fuerte determinación. Nada les garantizaba al nacer que se convertirían en mandatarios, así que quien ha llegado a la cima se lo ha tenido que trabajar mucho.
Vladímir Lenin: abogado
A principios de la década de 1890, el joven Lenin trabajó como abogado asistente en la ciudad de Samara (1.000 km al este de Moscú). Ya era marxista convencido y trabajó en 18 casos durante dos años. El futuro revolucionario fue designado por el Estado para proteger a los menores criminales.
“Uno de sus clientes robó una rueda, otro ropa de lavandería, otro, estando borracho, maldijo a la Virgen María y luego al emperador...”. El biógrafo de Lenin, Lev Danilkin, enumera los casos del revolucionario. Como abogado, nunca ganó un caso, pero a veces logró reducir el castigo de sus clientes. Sin embargo, decidió concentrarse en el marxismo y trabajar por la revolución.
Iósif Stalin: sacerdote, poeta
Stalin eligió seguir el camino de un revolucionario profesional después de ser expulsado del Seminario Espiritual de Tiflis en 1899, tras no presentarse a un examen. Pero antes había obtenido unos resultados sobresalientes.
“Hijo de zapatero y lavandero, era un estudiante brillante. Ahora sabemos que tenía altas calificaciones en matemáticas, teología, griego, ruso…”, dice Simon Montefiore, biógrafo británico de Stalin. Su madre soñaba con que su hijo se hiciera sacerdote, pero él eligió el camino revolucionario, al desviarse debido a las estrictas reglas del seminario.
Además, el joven Stalin tenía su parte lírica y escribía melancólicos poemas sobre la naturaleza y Georgia. Es cierto que sus poemas no son, ni mucho menos, obras de geniales, pero son prometedores. Sin embargo, cuando creció se convirtió en un líder despiadado.
Nikita Jrushchov: minero
El hombre que reemplazó a Stalin y denunció oficialmente sus represiones, Jrushchov, comenzó trabajando como minero en la Yúzovka anterior a la Revolución (actualmente Donetsk, Ucrania). En aquella época, el lugar era una especie de Salvaje Oeste: miles de personas pobres iban allí con la esperanza de ganar mucho dinero.
“Los extranjeros describían Yúzovka como una ciudadela del miedo: peleas, suciedad, crimen”, escribe el historiador Evgueni Antoniuk. “El joven Jrushchov parecía un extraterrestre en ese contexto: no bebía ni fumaba y llegó a dirigir el club de sobriedad local. Ganaba bastante dinero y le gustaban las cosas caras”.
Cuando llegó la Revolución y la guerra civil, Jrushchov se unió a los bolcheviques y poco después se metió en política, mostrándose como un hombre astuto y cauteloso que salió victorioso tras la muerte de Stalin.
Leonid Brézhnev: ingeniero y agrimensor
Antes de que su carrera política se disparara, Brézhnev, ucraniano de la ciudad de Kámenskoie, tuvo varias ocupaciones, todas ellas de clase trabajadora. Primero trabajó como perito en el oeste de la URSS, luego se trasladó a los Urales, donde participó en la organización de los koljoses (granjas colectivas). Después volvió a Ucrania, donde pasó varios años estudiando ingeniería.
Posteriormente estuvo en una fábrica, donde dirigió un turno durante un tiempo y luego fue transferido a un trabajo administrativo, concretamente a la dirección de una escuela técnica local. “Era una posición modesta, pero el propio Brézhnev era un hombre modesto en aquel entonces”, escribe el biógrafo Roy Medvédev. “Era amable, tranquilo, tenía muchos amigos entre los trabajadores, ingenieros y gente del Partido también”.
Quizás Brézhnev podría seguir siendo un buen ingeniero común y corriente, pero durante la década de 1930, cuando las purgas de Stalin acabaron con numerosos jefes de Partido en toda la URSS, jóvenes activistas como Brézhnev se apresuraron a hacer carrera. “Una ola de nuevos nombramientos elevó a Brézhnev al poder”, recuerda Medvédev.
Mijaíl Gorbachov: operador de cosechadoras combinadas
El líder soviético se metió en política muy pronto: fue un activista del Komsomol (las juventudes comunistas) durante sus años de estudiante. Sin embargo, antes había trabajado en una cosechadora durante varios años en Stávropol (1.400 km al sur de Moscú), que era su ciudad natal.
En sus memorias recuerda que este trabajo le ayudó a ganar algo de dinero, con el que le propuso matrimonio a su futura esposa, Raisa, cuando era un estudiante sin dinero: “Le escribí a mi jefe una carta pidiéndole que me dejara tener mi antiguo trabajo por un tiempo, y le expliqué que necesitaba dinero”. Así que, si no fuera por una cosechadora, posiblemente la URSS nunca habría tenido una encantadora primera dama como Raisa Gorbachova.
Borís Yeltsin: constructor
Según la biografía de Yeltsin, después de graduarse en ingeniería civil en Sverdlovsk (ahora Ekaterimburgo), emprendió una serie de trabajos, deseoso de obtener la mayor experiencia posible. “Era albañil, hormigonero, carpintero, pintor, yesero…”.
Comenzó como capataz y cinco años después fue promovido para liderar la constructora para la que trabajaba. Posteriormente atrajo la atención de los políticos comunistas locales y gradualmente, fue interesándose por la política.
Vladímir Putin: agente de inteligencia
Es conocido que el actual presidente pasó la década de 1980 trabajando para el KGB, el servicio de inteligencia y contrainteligencia soviético. Después de graduarse en la Facultad de Derecho de la LGU (Universidad Estatal de Leningrado) en 1975, Putin se unió al KGB.
De 1985 a 1989, Putin, junto con su familia, se trasladó a Dresde (Alemania Oriental), donde realizaba “un trabajo bastante rutinario”, según sus propias palabras. Se dedicaba a reclutar informantes y recopilar información.
Sin embargo, tras la caída del Muro de Berlín y la desaparición de la Alemania del Este tuvo que dejar ese empleo. Putin regresó a Rusia, abandonó el KGB para forjar una carrera política trabajando en la administración de Anatoli Sobchak (exalcalde de San Petersburgo).
Para conocer más detalles sobre la vida y las misiones de Putin en Alemania del Este, lee este artículo.
Dmitri Medvédev: profesor
Al igual que Vladimir Putin, Medvédev se graduó de la Facultad de Derecho de la LGU. A diferencia de él, Medvédev se quedó allí como académico, durante un tiempo. De 1988 a 1990 fue profesor de Derecho Civil y Romano en la misma facultad.
Al mismo tiempo, en la década de 1990, Medvédev trabajaba en el ayuntamiento de San Petersburgo bajo la dirección de Anatoli Sobchak y tenía una estrecha comunicación con Putin. Poco después de que Putin comenzara a dirigir el Gobierno en 1999, Medvédev lo siguió a Moscú, trabajando en su administración. Sin embargo, en una entrevista en 2009, él (como presidente de Rusia) dijo que tarde o temprano volvería a la enseñanza, ya que era bueno para “mantenerse en buena forma intelectual”.
Aquí te presentamos a los tres mandatarios más beligerantes de la historia de Rusia.