El colapso de tres grandes imperios (el alemán, el ruso y el austrohúngaro) tras la Primera Guerra Mundial empujó a Europa a un caos de conflictos fronterizos y a la repartición de territorios entre los nuevos Estados. En 1919, dos de estos “recién nacidos” –la Rusia soviética y Polonia– libraron una guerra por el dominio en Europa del Este.
Mientras Rusia se desgarraba en una guerra civil, los polacos aprovecharon la oportunidad para restaurar su gran pasado: la Edad de Oro polaca (que tuvo lugar entre los siglos XV-XVI), cuando el país poseía vastos territorios en la actual Bielorrusia, Ucrania y Lituania, con fronteras que se extendían desde el Báltico hasta el mar Negro.
En cuanto a la dirección soviética, pronto se dieron cuenta de que una guerra contra los polacos les daría la oportunidad de encender la llama de la revolución en Europa. Después de la sovietización de Polonia, tendrían acceso directo al inquieto y rebelde proletariado alemán y húngaro. Entonces, pensaban, nada detendría la propagación del comunismo por todo el mundo.
Sin embargo, estos planes colapsaron cuando las tropas soviéticas fueron derrotadas cerca de Varsovia en 1920. Esta victoria, conocida en Polonia como el “Milagro del Vístula”, puso fin a la campaña en pos de una revolución mundial. Los líderes soviéticos rechazaron oficialmente la idea de la revolución mundial a finales de la década de 1920, cuando proclamaron la teoría de la construcción del “socialismo en un solo país”. Abandonaron así el apoyo abierto a las revoluciones en otros países.
“Derrotad al bolchevique”.
“Date prisa, dale una paliza al pan (señor polaco). ¡Tampoco te olvides del Barón!”. Con lo de ‘barón’ se refiere al general Piotr Wrangel, que en 1920 dirigió a lo que quedaba de las fuerzas antibolcheviques blancas, tomando Crimea como último bastión.
“¡Ayuda! ¡Todo para el frente! ¡Todo el mundo al frente!”.
“¡Campesino! El terrateniente polaco te quiere esclavizar. ¡Eso nunca ocurrirá!”.
“¿Quieres que a tus mujeres y niñas les pase esto? ¡Protégelos del bolchevismo con todas tus fuerzas!”.
El cartel muestra a Francia con Polonia en los brazos: “Un cerdo entrenado en París”.
“El único que defenderá el país y la nación es el Ejército”.
Campesino decapitando a un aristócrata polaco y a Wrangel: “¡Cosecha antes de que sea demasiado tarde!”.
“El monstruo bolchevique trae asesinatos, conflicto y destrucción a Polonia. Aquellos que quieran asegurar la paz para la Patria, que se unan a las tropas inmediatamente!”.
“¡Cada golpe del martillo es un golpe contra el enemigo!”.
“El que cree en Dios, defiende a la Virgen María Ostrobramska bajo el estandarte del Águila y Pahonia”.
Con sede en Vilnius, el icono de la Virgen María Ostrobramska o Nuestra Señora de la Puerta del Amanecer es una de las principales reliquias católicas lituanas. El águila es el escudo de armas polaco, Pahonia es el escudo de armas histórico del Gran Ducado de Lituania. El cartel tenía por objeto inspirar a los defensores de Vilnius contra el avance del Ejército Rojo, que tomó la ciudad en julio de 1920.
“Su Señoría Polonia. El último perro de la Entente. ¡Los polacos quieren estrangular a la Rusia obrera y campesina! ¡Muerte a los pans!”.
“¡Quienquiera que sea polaco, que se encargue de tu bayoneta!”. Este cartel con una línea de la popular canción patriótica polaca Warszawianka 1831 roku (La canción de Varsovia de 1831) apareció durante la batalla por la capital polaca en 1920.
“¡Héroes, a Varsovia!”.
“Libertad bolchevique”.
La hipocresía de la Liga de las Naciones: “Con una mano ofrece paz a Rusia, con la otra da armas a los polacos”.
“¡Los bolcheviques asesinan mujeres indefensas!”.
“Detrás del señor polaco hay un terrateniente ruso. ¡Recuerda esto, campesino!”.
“El enemigo viene, veamos lo que trae”.
“Un regalo rojo para el pan blanco”.
Así eran los carteles soviéticos contra la religión.