¿Cómo ha cambiado la ideología en Rusia a lo largo de los siglos?

Natalia Nósova
El pueblo ruso ha sufrido mucho a lo largo de la historia. Pero incluso en los momentos más duros, ha logrado recuperarse y proteger su patria del enemigo, así como reconstruir la tierra devastada. La ideología y la creencia en algo más grande que su propia realidad ha sido, a menudo, la fuerza motriz que ha inspirado a los rusos a realizar grandes logros. Con este fin, el Estado a menudo ha acuñado ideas y lemas específicos.

Siglo XVI: Tercera Roma

El Imperio bizantino cayó a mediados del siglo XV, pero antes de que esto ocurriera Sofía Paleóloga, la sobrina del último emperador, fue a Moscú para casarse con el gran príncipe Iván. Unas décadas después, el erudito monje Filoteo de Pskov (1465-1542) creó el concepto de Moscú como la Tercera Roma. La primera había sido la Ciudad Eterna; la segunda, Constantinopla; y la tercera, Moscú, en tanto que último reducto del cristianismo ortodoxo.

Moscú heredó el escudo de armas de Bizancio, el águila bicéfala, símbolo del mantenimiento de la “verdadera” fe. El concepto se basaba en una serie de ideas escatológicas y concebía a Moscú como el “último zarato (reino) ortodoxo”, gobernado por un monarca piadoso y sabio, que también era la cabeza de la Iglesia. Esta ideología fue útil para el zarismo, institución establecida por Iván el Terrible.

Siglo XVII: sinfonía de Iglesia y Estado

En 1589, cuando Job se convirtió en el primer patriarca de Moscú, la Iglesia ortodoxa rusa se independizó del patriarca de Constantinopla. A mediados del siglo XVII, cuando el patriarca Nikon inició las reformas de su iglesia, él y el zar Alejo I emplearon el concepto bizantino de “sinfonía”, es decir, la unión del poder eclesiástico y secular. Las reformas de Nikon acabaron por provocar un cisma en la ortodoxia rusa y, finalmente, el patriarca acabó privado de su poder. A finales del siglo XVII la Iglesia se encontraba en una sólida posición financiera e ideológica.

Siglo XVIII: servicio al Estado, lealtad al zar

Durante el periodo de reformas, Pedro el Grande creó una nueva ideología de Estado con la cual promulgó cambios de gran alcance en toda Rusia. Después de visitar Europa, creó leyes que obligaban a todos los nobles a servir al Estado, a obedecer incondicionalmente las órdenes del zar, pero al mismo tiempo a respetar el derecho civil. Cuando Pedro fue proclamado emperador, abolió el cargo de patriarca, y el zar volvió a concentrar en sus manos el poder secular y religioso.

Siglo XIX: ortodoxia, autocracia y nacionalidad

“Por la fe, el zar y la patria”, era el lema semioficial y lo que se decía en el Ejército ruso para llamar a las armas durante las guerras napoleónicas. Se trataba de una respuesta al lema republicano francés de “libertad, igualdad y fraternidad”. En 1833, el ministro de Educación, Serguéi Uvárov, introdujo la “tríada”: ortodoxia, autocracia y nacionalidad, una evidente reelaboración del famoso lema militar.

Serguéi Uvárov.

Esta ideología oficial, apoyada por el zar Nicolás I y muchos intelectuales, entre los que se encontraba el escritor Nikolái Gógol, unió una serie de ideas nacionales previas. La tríada pedía: 1) la preservación de la fe ortodoxa y la protección de la Iglesia; 2) la lealtad al Estado, en su forma autocrática, donde el zar era el gobernante, padre de la tierra y del pueblo 3) la preservación de las tradiciones nacionales y la igualdad de derechos civiles para todas las naciones de Rusia. Esta tríada siguió siendo la ideología oficial hasta la caída del Imperio en 1917.

Siglo XX: ¡Proletarios de todos los países, uníos!

Los bolcheviques elaboraron una ideología completamente nueva para el pueblo ruso. La ortodoxia fue suplantada por las ideas comunistas, con Lenin, Marx y Engels tomando el lugar dejado por la Santísima Trinidad, ahora prohibida junto con toda religión. Después de su muerte, Lenin se convirtió en el líder eterno (“Lenin vivió, Lenin vive, Lenin vivirá para siempre”), y el Partido Comunista pasó a ser el cuerpo que unía a todos los pueblos del mundo (“¡Proletarios de todos los países, uníos!”). El Partido también encarnaba el poder popular y la autocracia fue oficialmente abolida. Aunque, en realidad, el poder seguía en manos de un solo líder.

El concepto de “nacionalidad” se transformó y la URSS se convirtió en un país que unía a diferentes naciones en la búsqueda de un mundo libre y justo (“La URSS es el baluarte de la paz”). A diferencia de la tríada, esta nueva ideología tenía ambiciones globales: durante mucho tiempo, la Unión Soviética puso su mirada en la revolución socialista mundial.

Siglo XXI: unidad, patriotismo e independencia

La ideología comunista se encontró en un callejón sin salida en los años 80, cuando una profunda crisis económica y política sacudió a la URSS, y acabó por derrumbarla. La obsoleta ideología soviética quedó apartada y la recién nacida Federación Rusa pasó años sin ninguna ideología aprobada oficialmente hasta que Vladímir Putin se hizo cargo. Estas nuevas ideas se basan casi totalmente en los discursos y en los valores sobre los que pone el foco el presidente ruso. La idea principal es el bienestar del pueblo ruso. Este objetivo, según Putin, puede lograrse gracias a tres conceptos.

Primero: la unidad del pueblo ruso (el partido político en el poder se llama Rusia Unida). Una restitución del concepto de “nacionalidad”. “Nuestra unidad es la base más sólida para el desarrollo futuro”, dijo Putin en 2018 en su discurso anual ante la Asamblea Federal.

El segundo concepto básico es el de patriotismo, que “debe estar basado en nuestra historia”, y que se refuerza con “el desarrollo de un estilo de vida saludable, que incluye el ejercicio físico y el deporte” para “alcanzar los mejores resultados y perseguir la victoria”.

Tercero, todo esto no se puede hacer sin una política exterior firme: “Rusia es un país con más de mil años de historia y casi siempre ha tenido el privilegio de llevar a cabo una política exterior independiente”, dijo Putin. También ha repetido en múltiples ocasiones que vivimos en un mundo multipolar y que no se puede volver a los tiempos de la Guerra Fría, cuando había dos superpotencias. En pocas palabras, la ideología rusa actual es una versión desarrollada y contemporánea de la tríada del siglo XIX, la idea nacional más antigua de la historia rusa en los últimos tiempos.

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