Como es sabido, la primera Disneylandia apareció en California en 1955. La Unión Soviética no quiso quedarse atrás y planeó construir su propia versión del famoso parque de atracciones.
La primera sugerencia para crear una Disneylandia soviética fue hecha por Nikita Jrushchov después de su visita oficial a Estados Unidos en 1959. Curiosamente, al líder soviético se le negó la visita al famoso lugar de recreo, a pesar de que tenía muchas ganas de verlo.
El deseo de Jrushchov de visitar Disneylandia surgió de forma espontánea y totalmente imprevista para los estadounidenses. El servicio de seguridad de Estados Unidos le dijo que no tenía tiempo suficiente para garantizar su seguridad en el enorme parque y que por lo tanto no podía permitir este viaje.
El líder soviético estaba furioso: “¿Hay una epidemia de cólera o algo así? ¿O ha sido ocupado por gánsteres que desean eliminarme? Para mí esta situación es inconcebible”.
A pesar de que el triste líder soviético no pudo ver Disneylandia en persona, regresó a casa con la idea de crear un parque similar para los niños soviéticos. El proyecto recibió el nombre de “El país de las maravillas”.
Toda la Unión Soviética en miniatura
De hecho, la versión soviética de Disneylandia pretendía ser bastante diferente de la original. Si el parque de entretenimiento de Estados Unidos se centraba en el mundo creado por el estudio Walter Disney, estando tematizado con todos sus personajes animados y dibujos animados, “El país de las maravillas” estaba pensado para ofrecer a los niños soviéticos la oportunidad de explorar su propio país.
Según el plan, “El país de las maravillas” debía diseñarse en forma de mapa de la Unión Soviética, donde las diferentes zonas reflejaban los verdaderos territorios soviéticos. La idea era que ocupara una enorme superficie de 260 hectáreas más allá de la parte occidental de Moscú, con la entrada principal en el llamado “Lejano Oriente soviético”.
“El mar de Ojotsk” fue planeado como Reino Submarino (gran acuario), donde la gente podía bajar al fondo en batiscafos y disfrutar viendo la vida marina. En el “Ussuri Krai” (la parte sur del Lejano Oriente soviético) los visitantes podrían disfrutar de un gran zoológico.
Así, los niños y sus padres recorrerían todo el territorio de la Unión Soviética de este a oeste, visitando zonas interesantes y atracciones, hoteles, campos de deportes, etc. Se podrían visitar pabellones y zonas que imitaban los desiertos, la tundra, el permafrost, la orilla del mar, las montañas y los bosques impenetrables; toda la diversidad de la naturaleza de la Unión Soviética tenía que estar reflejada en “El país de las maravillas”.
Una de las principales atracciones del parque habría sido una enorme maqueta de Moscú, que ofrecería una vista detallada de la capital soviética con sus casas, monumentos y calles llenas de gente, coches y autobuses.
Adiós a ‘El país de las maravillas’
El nuevo parque de entretenimiento soviético era un proyecto grandioso y ambicioso. Los mejores arquitectos e incluso los principales autores de ciencia ficción soviéticos, Alexánder Kazántsev e Iván Yefrémov, participaron en su creación. Se enviaron especialistas a Estados Unidos en misiones de investigación.
La construcción del parque fue incluso proclamada como “proyecto de construcción de choque del Komsomol”, un término que se utilizaba para referirse a las obras de construcción más importantes del país, entre las que normalmente figuraban centrales nucleares, grandes puertos marítimos y nuevas ciudades.
El presupuesto para el proyecto era enorme: 600 millones de rublos. En comparación, el salario medio mensual a principios de los años 60 era de 85 rublos, y se podía comprar un coche nuevo por entre 3.000 y 5.000 rublos.
“El país de las maravillas” fue planeado para recibir 300.000 visitantes diarios en verano y 200.000 en invierno.
Aunque el proyecto fue aprobado en su totalidad por Nikita Jrushchov y se asignó el primer tramo de financiación, “El país de las maravillas” nunca se llevó a cabo. La razón fue la retirada de Jrushchov del poder en 1964, cuando la mayoría de sus proyectos fueron cancelados y olvidados. La idea de una Disneylandia soviética nunca se planteó seriamente a partir de entonces.
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