Las tropas de élite rusas –los Guardias– se remontan a la época de Pedro el Grande, fundador del Imperio ruso a principios del siglo XVIII. Empezaron como regimientos de “soldados de juguete” del joven Pedro y se llamaban Semiónovski y Preobrazhenski. En aquel momento, Rusia carecía de escuelas militares adecuadas, por lo que las unidades de la Guardia se convirtieron en una especie de institución educativa para el Ejército.
Batalla de Narva de 1700.
Alexander von KotzebueEn 1700 se acabaron los juegos de niños y los dos regimientos hicieron una demostración ejemplar de coraje en una batalla contra los suecos. Rusia perdió la batalla de Narva, pero la resolución que mostraron estos dos regimientos hizo posible que el ejército ruso pudiera retirarse. En 1706, Pedro I se convirtió en coronel del regimiento Preobrazhenski y utilizó el uniforme de la unidad.
Pedro aumentó el salario de los guardias y ordenó cambiar el color de sus medias, de verde a rojo. Según cuentan, el emperador quería resaltar que los guardias habían luchado hasta que la sangre llegó a sus rodillas. El emperador supervisó personalmente el proceso de reclutamiento de nuevos soldados en las unidades de élite y aprobó personalmente a cada candidato.
Catalina II en el balcón del palacio de Invierno el día del golpe de Estado el 28 de junio de 1762.
Joaquín KestnerPosteriormente aumentó el número de regimientos. Además, a lo largo del siglo XVIII, se convirtieron en una fuerza política influyente, ya que solían reclutar a gente de la nobleza y a menudo tenían estrechos vínculos con la corte imperial. Hubo varios gobernantes rusos que mantuvieron el trono gracias al apoyo de los guardias, incluida Catalina la Grande. Los guardias eran siempre personas con una altura y fuerza excepcionales. Durante el mandato de Catalina, se decretó específicamente que los soldados de las unidades de Guardias no podían medir menos de 182,5 cm, en aquella época la altura media de los soldados era alrededor de 1,6 m.
A principios del siglo XIX las unidades de la Guardia volvieron a realizar sus tareas más inmediatas. Se distinguieron en múltiples guerras del periodo napoleónico: en la batalla de Borodinó, cerca de Moscú, y más tarde en la batalla de Leipzig. En 1814, el emperador ruso Alejandro I marchó solemnemente por París, tras la derrota de Napoleón, rodeado de regimientos de la Guardia Rusa.
A principios del siglo XX, participaron en la guerra ruso-japonesa y más tarde en la represión de la revolución de 1905. En diciembre de ese año, Nicolás II envió a los regimientos Semiónovski y Preobrazhenski para poner fin a los disturbios que había en Moscú. Hubo oficiales que no cumplieron la orden y fueron reemplazados por unidades comunes del ejército.
Los guardias participaron en la Primera Guerra Mundial, sobre todo en los combates que tuvieron lugar en Prusia Oriental en 1914 y en el asedio de Kóvel en 1916. En este último caso, los regimientos de la Guardia sufrieron grandes pérdidas. La viuda y emperatriz María Fiódorovna se quejó en su diario sobre estos hechos. Escribió acerca de las “pérdidas inútiles de los guardias”. Hay quienes afirman que la gran cantidad de bajas que sufrió la Guardia durante la Primera Guerra Mundial socavó su posición como una de las principales fuerzas de apoyo a la monarquía.
Tras la Revolución de 1917 y el derrocamiento de Nicolás II, los bolcheviques trataron de formar sus propias unidades de Guardias, la llamada Guardia Roja, compuesta principalmente de trabajadores. Tenían problemas para conseguir armas, ya que eran la formación militar de un partido. Según un historiador, “muchos trabajadores compraban revólveres, fusiles e incluso ametralladoras a los soldados del ejército”. En octubre de 1917 estas unidades estaban los suficientemente bien armadas como para ser clave en el levantamiento bolchevique y en la derrota de las tropas del Gobierno Provisional. Estos regimientos se convirtieron más tarde en parte del Ejército Rojo.
En 1941, durante la Segunda Guerra Mundial, se produjo un auténtico renacimiento de la Guardia Rusa. En septiembre de ese año, se nombraron cuatro divisiones, después de la primera contraofensiva exitosa contra las tropas nazis. Más o menos al mismo tiempo, fue cuando se introdujo en el Ejército Rojo una nueva arma: los lanzamisiles Katiusha. Se llamaron oficialmente Guardias Morteros para asegurarse de que no era obvio que en realidad fueran eficientes lanzadores de cohetes. Al final de la guerra, había ejércitos enteros con “Guardias” entre sus filas.
En la Rusia moderna, hay numerosas unidades militares que pertenecen a la Guardia. Todas las tropas aerotransportadas forman parte de este cuerpo militar de élite. Los guardias han estado presentes en todos los conflictos en los que Rusia ha participado en los últimos años. Uno de los episodios más notables de la historia reciente de estas unidades tuvo lugar en febrero del año 2000, cuando una compañía de tropas aerotransportadas de guardias se vio rodeada en Chechenia por un gran número de combatientes. De los 99 soldados, 84 murieron, pero no abandonaron sus posiciones.
Si te interesa la historia, aquí te contamos cómo Rusia se convirtió en una gran potencia.
La ley de derechos de autor de la Federación de Rusia prohíbe estrictamente copiar completa o parcialmente los materiales de Russia Beyond sin haber obtenido previamente permiso por escrito y sin incluir el link al texto original.
Suscríbete
a nuestro boletín
Reciba en su buzón el boletín informativo con los mejores artículos sobre Rusia: