Las primeras damas más famosas de la Unión Soviética

Algunas de estas mujeres rusas convirtieron a revolucionarios apasionados en jefes despiadados, mientras que otras se transformaron bajo la carga del poder en unas desesperadas brujas. De cualquier manera, son leyendas por derecho propio.

1. Nadezhda Krúpskaia: esposa de la Revolución

Nadezhda Krúpskaia de jóven.

Vladímir Lenin conoció a Nadezhda Krúpskaia en San Petersburgo cuando ambos eran jóvenes revolucionarios. Nadezhda era la hija de un noble y un revolucionario. Sí, era posible. Sirviendo en Polonia, su padre ayudó a los lugareños durante el levantamiento antizarista y fue expulsado del servicio estatal como castigo. Krúpskaia tenía sólidas raíces revolucionarias. Después de cuatro años de noviazgo, se casó con Lenin en 1898, en Shúshenskoie en Siberia, donde ambos habían sido condenados al exilio.

El trabajo subversivo y la propaganda ocuparon la mayor parte de su tiempo. Devota de Lenin, Krúpskaia compartió con él las dificultades de la vida clandestina. Sin embargo, no era muy buena ama de casa, ya que había pasado su juventud en círculos marxistas. Se rumorea que solo podía cocinar huevos revueltos y que Lenin estaba mejor alimentado cuando cocinaba su criada.

Si bien no está claro si Lenin y Krúpskaia tenían vida amorosa o sexual, lo único seguro es que estaban muy ocupados. Después de la Revolución, Krúpskaia asumió numerosos puestos estatales. Fundó organizaciones juveniles y supervisó la educación, apenas teniendo tiempo para la vida familiar. Incluso cuando a finales de la década de 1910 Lenin tuvo una aventura romántica con la revolucionaria francesa Inessa Armand, Krúpskaia hizo la vista gorda.

Lenin con su esposa Krúpskaia en 1922.

Después de la muerte de Lenin, Krúpskaia pasó a ser subdirectora del Comisariado de Сultura y fue una funcionaria importante que transmitía miedo. Se encargaba de la censura estatal y la propaganda antirreligiosa. Sin embargo, en 1930 fue aislada políticamente por Iósif Stalin.

2. Ekaterina Svanidze y Nadezhda Allilúieva: terror y furia

La primera esposa de Stalin era una niña de una familia georgiana pobre, Ekaterina (Kato) Svanidze. Se casaron en 1906 en Tbilisi (capital de Georgia). Como era habitual en la sociedad georgiana ultrapatriarcal, Kato se quedó en su casa mientras su marido resolvía sus asuntos revolucionarios, que en su mayoría eran criminales en esa época. Kato dio a luz a su único hijo, Yákov, pero murió cuando el niño tenía apenas un año.

Kato Svanidze.

En 1917, cuando Stalin tenía 39 años, conoció a su segunda esposa, Nadezhda Allilúieva, de 16 años. Para entonces, él ya era un revolucionario, mientras que Nadezhda quería convertirse en escultora. Sin embargo, estaba “condenada” a una vida solitaria debido a las actividades de su esposo. Después de su boda en 1918, Stalin estaba cada vez más involucrado en la creación de un nuevo Estado. Se sabe que en casa era aún más tiránico que en el trabajo. Nadezhda casi no tenía amigos porque tenían miedo a su marido. En 1921 dio a luz a Vasili Stalin, y en 1926 a Svetlana.

Nadezhda con su hijo Vasili en 1922.

Se considera que Stalin destruyó todos los documentos y cartas que documentaban la relación con su esposa. De hecho, su muerte sigue siendo un misterio: falleció el 9 de noviembre de 1932 de una herida de bala en la cabeza o el corazón. La razón oficial de la muerte fue la apendicitis. Se rumoreaba que Stalin mató a su esposa durante una borrachera, pero nunca sabremos la verdad.

Stalin, que tenía 53 años en el momento de la muerte de su segunda esposa, nunca se volvió a casar ni tuvo ningún romance conocido.

3. Nina Kujarchuk: mujer del pueblo

Nina fue la tercera esposa de Nikita Jrushchov, pero se convirtió en la primera dama soviética que acompañó a su marido a recepciones oficiales tanto en el país eslavo como en el extranjero. Impresionaba al público con su sencillez.

Nina Jrushchova con Jacqueline Kennedy.

Nina nació en 1900 en una simple familia de campesinos. Estudiaba bien, pero finalmente prefirió la labor revolucionaria a los estudios universitarios. En 1922, conoció a Jrushchov, que en aquel momento era viudo y tenía dos hijos. Se declararon abiertamente marido y mujer, lo que era bastante común entre los jóvenes que despreciaban la “vieja moral” (oficialmente inscribieron su matrimonio solo en 1965, después de que Jrushchov se jubilara).

Nina dio a luz a tres hijos, además los hijos del primer matrimonio de Jrushchov vivían con ellos. En la década de 1960, Nina aprendió algo de inglés y comenzó a acompañar a su esposo en las visitas internacionales.

Sus fotos con Jackie Kennedy dieron la vuelta al mundo. El traje de seda de Nina era de lo más moderno y estiloso, pero su pelo suelto y la cara transmitían una imagen de la típica mujer soviética: sencilla y recién salida de su hogar.

En realidad, como la mayoría de los revolucionarios, Nina no sabía mucho sobre el trabajo doméstico. Para cuando ella y Nikita se mudaron a Moscú en la década de 1930, su esposo ya era un importante funcionario soviético. Nina tenía un pequeño ejército de sirvientes y solo “supervisaba” su trabajo. Sin embargo, al final de su vida fue una simple pensionista soviética, pero con una dacha del gobierno. Sobrevivió 13 años a su marido.

4. Raísa Titarenko: la última primera dama soviética

Mijaíl Gorbachov conoció a Raísa Titarenko cuando ambos eran estudiantes en la Universidad Estatal de Moscú. Él era estudiante de derecho, mientras que Raísa estudiaba la filosofía. Antes de mudarse a Moscú en 1978, cuando Mijaíl se convirtió en el Secretario del Comité Central del Partido Comunista, la pareja y sus hijos vivían como la mayoría de la gente en el país. Aunque no está del todo claro si esto es cierto o no.

Raísa Gorbachova en 1986.

Cuando Gorbachov se convirtió en el Secretario General en 1985, Raísa asumió las responsabilidades de “primera dama”, que habían sido abandonadas desde que Jrushchov dejó su puesto y es que la esposa de Leonid Brézhnev se mantenía en la sombra.

Sorprendentemente, Raísa hablaba inglés con fluidez y su esposo necesitaba un intérprete. Ella era una estrella brillante en las recepciones, lucía bonitos vestidos y cortes de pelo. Pero en su país, muchas personas la envidiaban e incluso la odiaban: la perestroika era una época de una escasez excepcional de todos los bienes de consumo básicos. Entonces, los elegantes vestidos de Raísa irritaban y enfurecían a la gente.

Raísa y Mijaíl en 1995.

Por otro lado, usó su posición para apoyar algunas causas honorables y creó la Fundación de Cultura Soviética (más tarde Rusa). También apoyó a la fundación “Los niños de Chernóbil” y visitó la ciudad poco después del desastre de 1986.

Durante el intento de golpe de Estado en agosto de 1991, Raísa temió por la vida de su esposo y sufrió una grave crisis. Más tarde, los médicos dijeron que este estrés, y posiblemente la visita a Chernóbil provocaron su leucemia, que le diagnosticaron en 1999.

Fue enviada a Alemania y tratada por los mejores oncólogos del mundo, pero dos meses después su salud le falló completamente. Su esposo e hija, Irina, la sobrevivieron. Irina dirige ahora la Fundación de Raísa Gorbachova, que brinda asistencia a los hospitales infantiles rusos.

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