Un ojo en el cielo: cámaras aéreas y guerra

Dominio público
Los fotógrafos e ingenieros rusos estuvieron a la vanguardia del desarrollo de cámaras que permitiesen fotografiar los movimientos de las tropas y el terreno desde las alturas.

Mientras que en el siglo XIX los viajeros de a pie seguían confiando en medios de navegación ancestrales, en el caso de los ejércitos la situación era diferente. Debido al creciente alcance de la artillería y la mayor movilidad de las fuerzas combatientes, los recursos de navegación existentes se quedaron cortos.

Aunque la ciencia fotográfica estaba todavía en su infancia, a los más entusiastas se les ocurrió la idea de fotografiar la Tierra desde arriba, usando globos y cometas.

Las primeras fotografías aéreas fueron tomadas sobre París en 1858 por el fotógrafo y piloto de aerostato francés, Gaspard-Félix Tournachon. En Rusia, la fotografía aérea fue iniciada por el teniente Alexánder Kovankó y Dmitri Mendeléiev, el científico más conocido por crear la tabla periódica. En 1885, fundaron un parque para la formación de oficiales del ejército en aeronáutica y fotografía aérea.

Otro entusiasta, este de la década de 1890, fue el capitán Serguéi Ulianin, que desarrolló cometas en forma de caja especialmente pensadas para la fotografía aérea. Los “drones” del siglo XIX de Ulianin podían llevar una cámara, ya sea mientras se elevaban en el aire o siendo subidas hasta un receptáculo, por cuerda, una vez que la cometa estaba en el aire.

Сapitán Serguéi Ulianin se presenta a Nicolás II, 1913.

Sin embargo, rápidamente se hizo evidente que las cámaras existentes no podían producir las imágenes deseadas debido a su limitado ángulo de visión. El ingeniero ruso Richard Thiele (a veces escrito Tile), que trabajaba en la construcción de ferrocarriles, enfrentó el problema con la instalación de cámaras múltiples. Ya había estado desarrollando un sistema similar para tomar fotos panorámicas a lo largo de una serie de rutas ferroviarias propuestas.

Cámara de Ulianin.

Su “panoramógrafo” de siete cámaras de 1898 consistía en seis cámaras dispuestas alrededor de una central que fotografiaba el horizonte. Las cámaras circundantes proporcionaban marcas de referencia que permitían el posicionamiento exacto de las imágenes por ubicación y creaban una planta ortogonal que preservaba minuciosamente la longitud y la distancia de los paisajes fotografiados.

La cámara utilizaba un dispositivo electrónico de nivelación para activar los obturadores tan pronto como se colocasen en posición absolutamente horizontal.

El principal cliente de esos sistemas de reconocimiento aéreos era el ejército. Durante la guerra ruso-japonesa de 1904-1905, tres batallones aéreos especializados ya utilizaron globos cautivos y cometas tipo Ulianin para el reconocimiento y la cartografía fotográfica del terreno.

Para la década de 1920, los aviones entraron en el juego. Sin embargo, dado que los aviones eran todavía muy básicos en sus capacidades, estos sólo reemplazaron gradualmente a cometas y globos. Pero inmediatamente atrajeron a los entusiastas de la fotografía aérea por su potencial. Fue la combinación emergente de cámara y avión lo que resultó en una fotografía aérea más completa.

En pocos años, los descubrimientos técnicos de las décadas anteriores culminaron en nuevas generaciones de cámaras diseñadas específicamente para su uso aéreo y en el reconocimiento más complejo, que se hizo muy necesario con el estallido de la Primera Guerra Mundial en 1914.

Gracias al trabajo del ingeniero militar coronel Vladímir Potte, Rusia estaba bien preparada para estos acontecimientos. En 1911, Potte creó una cámara semiautomática para fotografía aérea. Esta consistía en una caja de madera con un bisel frontal que contenía una cámara y un objetivo con una distancia focal de 210 mm y una apertura de 1:4,5. La cámara contaba con un mecanismo de cuerda que activaba el obturador mediante una perilla de goma que se expandía y bombeaba aire a medida que ganaba altura.

Sin necesidad de recarga separada después de cada toma, la máquina podía hacer 50 imágenes sucesivas de 13x18 cm mientras estaba montada en un avión. El diseño fue tan exitoso que las fotografías resultantes también pudieron ser usadas para confeccionar mapas topográficos precisos.

Cámara para fotografía aérea de Potte, 1913.

La cámara de Potte se utilizó durante la década de 1920 y sirvió de base para una cámara nocturna diseñada en 1930.

Serguéi Ulianin también había inventado un tipo de cámara aérea que fue construida específicamente para aviones y era ideal para su uso militar. La cámara tenía un altímetro neumático y un reloj que codificaba las imágenes de 13x13cm. Sin embargo, a diferencia del modelo de Potte, no era automática y tenía que ser operada manualmente desde el avión.

Fotografía aérea en la Primera Guerra Mundial

La Primera Guerra Mundial se libró principalmente en las trincheras, posiciones fortificadas e intercambios de artillería pesada. Determinar las coordenadas de las fuerzas enemigas era esencial, y la fotografía aérea ayudaba a dar a los ejércitos una ventaja en el campo de batalla.

Pero las aeronaves se veían obligadas a volar bajo para obtener buenas imágenes, a sólo unos 1.500 metros, y como estos aviones no estaban blindados, sus pilotos arriesgaban habitualmente sus vidas para obtener datos precisos.

A medida que el Ejército ruso avanzaba en Galitzia (en la actual Ucrania) al comienzo de la guerra, las cámaras aéreas fueron decisivas para asaltar las ciudades-fortaleza. El 2 de diciembre de 1914, el teniente N. Mulkó realizo un inesperado vuelo rasante sobre los cañones enemigos, a una “altura insignificante”, para sacar fotos de los refuerzos alrededor de la fortaleza austriaca de Przemysl. Las fotos obtenidas permitieron realizar un bombardeo efectivo de la fortaleza.

En abril de 1917, un total de 198 aviones rusos habían sido equipados con la cámara Potte y 77 con el diseño de Ulianin. Otros 114 transportaban otros tipos de cámaras. Alrededor de 1,5 millones de fotografías aéreas fueron tomadas por las fuerzas rusas durante la guerra.

A pesar de los trastornos de la Revolución de 1917, la fotografía aérea continuó desarrollándose a un ritmo acelerado en Rusia y la Unión Soviética.

Para 1931, la Unión Soviética ya había superado al resto de Europa en la cantidad de su territorio que había sido fotografiado desde los cielos.

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