Estas fueron las armas químicas utilizadas contra Rusia en la Primera Guerra Mundial

Historia
MARÍA GRIGORIÁN
Uno de los tipos de armas más crueles, el gas venenoso, se utilizó por primera vez durante la Primera Guerra Mundial. Casi la mitad de todas las vidas que se cobraron las armas químicas durante aquella guerra fueron rusas.

Un pánico frenético. Envueltos en una espesa nube amarilla de gas, los soldados rusos se quedaron ciegos, tosiendo y lanzando gritos ahogados. Mil soldados murieron asfixiados, otros ocho mil sufrieron graves quemaduras.

La guerra química a gran escala en el frente ruso comenzó así el 31 de mayo de 1915 en Polonia, con un lanzamiento masivo de gas de cloro a lo largo de un tramo de 12 km de la línea del frente ocupado por la 14ª División de Infantería de Siberia y la 55ª División de Infantería.

Cómo empezó todo

A finales de abril de 1915, los alemanes rociaron por primera vez unas 170 toneladas de clorita en un tramo de 6 km del frente del río Ypres. Tan pronto como el viento empezó a soplar en la dirección correcta (hacia el ejército francés) se liberó este gas desde 6.000 cilindros, cada uno de los cuales fue abierto manualmente. Los soldados franceses se vieron envueltos en nubes de cloro amarillo verdoso, retrocedieron en estado de pánico, escribió el profesor Mijaíl Supotnitski en su libro La guerra química olvidada 1915-1918.

Es fácil entender la reacción de los franceses. “Una persona atrapada en esa nube moría en pocos minutos. Con el uso del cloro, los químicos militares alemanes lograron por primera vez cumplir las dos condiciones básicas necesarias para el éxito de un ataque químico: la aplicación masiva de agentes tóxicos y la concentración máxima de estos en una nube de gas”, explica Supotnitski.

En su opinión, si los alemanes hubieran tenido suficientes recursos para cruzar el frente en ese momento, ese ataque podría haber decidido el resultado de la guerra. “Pero no había recursos, y el pequeño éxito táctico de los alemanes en el saliente de Ypres sirvió solo como señal para el inicio de una guerra química mutuamente destructiva”, añade.

Armas químicas contra Rusia

Las armas químicas se usaron por primera vez en el frente ruso a finales de enero de 1915, en Polonia. Sin embargo, en aquel momento la temperatura del aire era muy fría y las tropas rusas no sufrieron pérdidas graves.

La guerra química a gran escala contra el ejército ruso comenzó el 31 de mayo de 1915, con un ataque masivo llevado a cabo con gas de cloro. La zona de donde se realizó estaba prácticamente desprovista de bosques, lo que permitió que la nube de gas se moviera profundamente dentro de las filas rusas, al tiempo que mantenía su mortífero efecto en un radio de 10 km.

La experiencia adquirida en Ypres dio a Alemania motivos para pensar que conseguir con estos medios una victoria sobre el ejército ruso era algo previsible. “Sin embargo, la resistencia del soldado ruso y la buena organización de la defensa permitieron al comando ruso repeler 11 intentos alemanes de ofensiva emprendidos después del ataque con gas. Las bajas rusas por el gas venenoso ascendieron a 9.036 soldados y oficiales, de los cuales 1.183 murieron. Ese mismo día, en cambio, los alemanes sólo perdieron 116 soldados”, escribe Alexánder De Lazari, científico militar y primer historiador ruso especializado en armas químicas, en su libro Armas químicas en los frentes de la Guerra Mundial 1914-1918.

Este brutal desequilibrio en las bajas llevó al gobierno zarista ruso a unirse a la guerra química y a crear sus propias armas.

Cloro para el zar

En un telegrama enviado al ministro de guerra un día después del ataque, el general ruso Yanushkévich presionó al político sobre la necesidad de suministrar armas químicas al ejército. La tarea resultó ser difícil porque la mayor parte de la industria química rusa pertenecía a los alemanes. La ingeniería química como rama de la economía nacional era inexistente en Rusia. Mucho antes de la guerra, los industriales alemanes se aseguraron de que sus empresas no pudieran ser utilizadas por los rusos para fines militares. Durante la guerra, estas compañías fueron, por supuesto, cerradas totalmente.

Después del devastador ataque con gas del 31 de mayo, los ataques químicos contra las tropas rusas continuaron, realizados con creciente fuerza e ingenio. Los alemanes, hábilmente y con gran inventiva, utilizaron descargas de gas y bombardeos con proyectiles químicos.

Rusia tuvo que desarrollar la producción de armas químicas de forma independiente. Comenzó a producir cloro en las fábricas de Samara, Rubézhnoie, Sarátov y en la provincia de Viatka. En agosto de 1915, se produjeron las primeras 2 toneladas de cloro líquido, y en octubre, Rusia comenzó a crear escuadrones químicos para llevar a cabo ataques con nubes toxicas.

Mijaíl Supotnitski quedó impresionado al estudiar el trabajo de los químicos militares rusos. “Después de haber comenzado desde cero, sin petrodólares ni ayuda de Occidente, en cuestión de 12 meses se las arreglaron para crear una industria química militar que suministraba al ejército ruso varios tipos de agentes de guerra química, municiones químicas y equipos de protección personal”, dice.

Nuevas armas rusas

Los rusos usaron armas químicas por primera vez durante la ofensiva de marzo de 1916 en el lago Naroch. La ofensiva se llevó a cabo a petición de los Aliados, para desviar a Alemania de una ofensiva en Verdún. Esto le costó a la nación rusa el sufrir 80.000 muertos, heridos y mutilados. El comando ruso consideró los agentes químicos como un arma auxiliar en esa operación, aunque su acción aún no había sido estudiada en combate, por lo que los militares no utilizaron ningún equipo de protección, como máscaras antigás o guantes.

A finales de 1916, las tropas rusas habían dominado completamente las armas químicas, y el ejército recibió máscaras antigás. Un ataque de gas lanzado por los alemanes el 7 de enero de 1917 contra el Frente Norte de Rusia no causó pérdidas gracias al uso oportuno de máscaras y a la mejora de la disciplina química de las tropas rusas. El último lanzamiento de gas ruso, llevado a cabo en las afueras de Riga el 26 de enero de 1917, terminó con el mismo resultado para el ejército alemán: ellos también estaban preparados para contrarrestar los ataques con gas. Se estableció la paridad.

Después de la Primera Guerra Mundial, la comunidad internacional comprendió el terrible poder de las armas químicas. Fueron incluidas en la lista de armas de destrucción masiva, y a finales del siglo XX su uso fue prohibido por una sentencia del Tribunal de La Haya. La Convención sobre Armas Químicas ha sido firmada por muchos países, incluida Rusia.

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