Los anarquistas que intentaron crear una Siberia independiente

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La idea pertenecía a un grupo de célebres estudiantes de San Petersburgo del siglo XIX.

A lo largo de su historia Rusia tuvo que enfrentarse en más de una ocasión a los movimientos nacionalistas y separatistas. Chechenia, Bashkiria, Tatarstán e incluso Kaliningrado que han reivindicado su diferencia y han tratado de plasmarla políticamente, son solo algunos ejemplos.

Según la constitución actual, “la Federación Rusa asegura la integridad e inviolabilidad de su territorio” y hay leyes que prohíben la posibilidad de realizar cualquier referéndum que implique separar el territorio.

Pero no siempre fue así. Han corrido ríos de tinta, y otros fluidos, acerca del derecho de autodeterminación que apoyaron los soviéticos poco después de la revolución. Pero los intentos de proclamar la independencia también tuvieron lugar en el siglo XIX.

Si nos remontamos a los años 1850 encontramos el curioso caso del movimiento que pedía más autonomía para Siberia, que se denominó “regionalismo” (óblastnichestvo). Un grupo de estudiantes de San Petersburgo reclamaba la independencia de la vasta región asiática.

Los Estados Unidos de Siberia

Unos de los fundadores del movimiento fueron Nikolái Yádrintsev y Grigori Potanin, además de Serafim Shashkov o Fiódor Úsov que se hicieron llamar “óblastniki”.

Nikolái Yádrintsev.

Los dos primeros fueron destacados científicos de la época. Yádrintsev fue un explorador, arqueólogo y turkólogo. Entre sus hitos destaca el descubrimiento de Karakórum, la mítica capital de los mongoles en el siglo XII. Por su parte, Potanin fue un etnógrafo e historiador natural. Hay un escíncidos chino, un tipo de lagarto (no confundir con escindido) nombrado en su honor, así como también un árbol y hasta un asteroide.

Grigori Potanin.

Su idea del independentismo de Siberia no tenía nada que ver con el indigenismo. En su libro titulado Siberia como colonia (1892) Yándrinstev se refería al trato que el centro imperial dispensaba a la región: el monopolio sobre los centros naturales, el poco desarrollo de las ciencias que impulsaba el éxodo de los jóvenes o la falta de derechos civiles eran blanco de sus críticas. Pero apenas había referencias a los indígenas del lugar.

Es más, Potanin afirmaba que los siberianos estaban más cerca de los colonos estadounidenses. Tenían una mentalidad similar. Tanto Siberia como EE UU estaban en gran medida poblados por exiliados.

Bandera del regionalismo siberiano.

Yádrintsev era de la misma opinión y hablaba de la libertad de los siberianos, que a pesar de ser rudos y estar poco formados tenían una gran autoestima, como los estadounidenses, afirmaba rotundo en sus artículos. Aludía también al sentido emprendedor de los siberianos. Incluso dijo que a medida aumentaban los matrimonios entre campesinos y locales, los siberianos cada vez se iban pareciendo menos al resto de los rusos.

El carácter de los siberianos sigue siendo un tema de conversación entre los rusos actualmente. Una pluma sagaz como la de Chéjov ya se refirió a ello: “Cuando navegaba en el río Amur [al este del Baikal] realmente sentía que no estaba en Rusia sino en Patagonia o Texas. (…) Constantemente tenía la impresión de que nuestro modo de vida ruso era ajeno a estos viejos colonos del Amur. Pushkin y Gógol no se entienden aquí y por eso nunca han sido una necesidad. Nuestra historia es aburrida y los inmigrantes procedentes de Rusia se perciben como extranjeros. Si quieres ver a bostezar a un siberiano háblale de política rusa o del gobierno ruso o del arte ruso”.

Siberia.

Como era de esperar, al zar no le gustaron estas ideas y al parecer unos miembros radicales organizaron una revuelta independentista en Siberia con exiliados polacos y ucranianos. Hubo 44 detenidos en 1865 y Grigorin y Yádrintsev sufrieron penas de cárcel y de trabajos forzados. Finalmente apenas pasaron tres años entre rejas.

El interés de Bakunin

El filósofo anarquista Mijaíl Bakunin también se sintió atraido por estas ideas. Desterrado a trabajos forzados en 1857 en Siberia, la región produjo una gran impresión en el pensador.

El historiador Dmitri Sergius Von Mohrenschildt apunta a la extraña relación que mantuvo con el gobernador was Nikolái Muraviev, que desempeñó un papel clave en la expansión de Rusia en la región de Amur y en las costas del mar de Japón, fue clave para el desarrollo de estas ideas. 

Según otro pensador anarquista, Kropotkin, Bakunin se reunió con el gobernador para discutir “acerca de las posibilidades de crear los Estados Unidos de Siberia, federados a través del océano Pacífico con los Estados Unidos de América”.

El historiador Mark Bassin pone en duda el compromiso del gobernador con la idea, pero queda claro que el pensador anarquista pensaba que la zona de Amur podía convertirse en una república democrática, alejada de la autocracia zarista. Pero Bakunin acabó huyendo a Japón, de ahí a viajó a EE UU, luego a Inglaterra y a Suiza.

El cualquier caso, lanzó la idea aunque no se puede decir que prendiera.

En los últimos años varios artistas han realizado obras en Rusia que de manera irónica recuerdan aquellos sucesos históricos.

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