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En siglos anteriores, a la nobleza rusa le encantaba cazar lobos y osos. Estos erseguían a las fieras con la ayuda de perros. Para cazar, necesitaban los perros más rápidos y resistentes. Y en eso se convirtieron los perros Borzói rusos. “Borzói” significa “rápido” en ruso arcaico.
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Estos perros de caza eran comunes en los países donde la caza era popular. El Borzói ruso se crió a partir del Saluki (como se llamaba a los galgos persas) y los Laikas rusos.
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Los terratenientes tenían docenas de perros en un patio a la vez y, ya en el siglo XVII, se formó la raza Borzói ruso. A diferencia de los salukis, que persiguen a sus presas a grandes distancias en la estepa, los Borzóis rusos pueden alcanzarlas a cortas distancias en los claros de los bosques.
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El primer estándar del Borzói ruso se adoptó en 1888. Tiene un hocico estrecho y alargado, patas largas y pelaje sedoso. Es uno de los perros más altos del mundo: su altura a la cruz alcanza los 0,85 metros. El Borzói es el más rápido de todos los perros criados en Rusia. Puede alcanzar velocidades de más de 50 km/h.
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Sin embargo, cuando el Borzói no está cazando, tiene un carácter muy tranquilo y perezoso. Sobre todo, le gusta descansar con las patas estiradas. Cuando se tumba, incluso parece plano, por lo que el perro compacto cabe en cualquier casa.
A pesar de que parece muy tranquilo, los criadores recomiendan mantenerlo ocupado con juegos activos al aire libre durante al menos una hora al día.
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