“Ahora te diré qué palabras rusas tienen origen holandés: флот - flot (marina), гавань - gavan (puerto), матрос - matros (marinero) ¡y muchas otras!". Así comienza un vídeo publicado por Machiel Sneep, un tipo alto y rubio con una gran sonrisa. Este holandés de 31 años vive en Rusia desde hace más de cinco. Además de su trabajo principal en marketing, Machiel dirige un popular blog en ruso y un canal de YouTube sobre lo que ambos países tienen en común y lo que los diferencia, y sobre cosas que ha aprendido de los rusos.
Fue el amor lo que llevó a Machiel a Rusia. “Nos conocimos en el Festival de Eurovisión en Düsseldorf en 2011. Alia estaba allí como periodista y yo trabajaba para una empresa holandesa que vendía allí todo tipo de souvenirs: Camisetas, bufandas, tazas”, recuerda. “Luego, ella vino a Holanda a estudiar varios meses y empezamos a salir”.
En 2015, ya casados, decidieron mudarse a Rusia. “Fue más fácil para mí mudarme que para ella”, explica Machiel. “Para trabajar como periodista en Holanda hay que saber neerlandés, así que pensé que en marketing me sería más fácil encontrar trabajo”
Machiel trabaja actualmente desde casa, para clientes tanto en Rusia como en el extranjero. La idea de abrir un blog se la sugirió su mujer, también periodista. Ella también le ayuda con las dificultades que Machiel puede tener con algunas de las complejidades de la lengua rusa.
En su blog, Machiel compara a menudo la vida en los dos países. Por ejemplo, en Holanda, a los niños en las guarderías se les dan bocadillos y no se les hace dormir después de comer; en Rusia, cualquiera puede llamar a un médico para que le examine en casa y comprar medicinas en una farmacia sin problemas. Machiel y Alia eligen juntos los temas de las entradas de su blog. “Luego, yo le dicto el texto y ella lo teclea en el ordenador”. Machiel sabe escribir en ruso, pero muy despacio. “Cinco veces más lento que un ruso”, según él.
Al mismo tiempo, Machiel habla un ruso excelente: empezó a aprenderlo en Holanda, pero cree que la forma más eficaz de dominar el idioma es viajar a pequeñas ciudades rusas.
“A diferencia de Moscú o San Petersburgo, allí poca gente habla inglés, así que no tendrás más remedio que empezar a hablar ruso. Incluso tuve que utilizar el lenguaje de signos”, recuerda.
Como muchos otros extranjeros que aprenden ruso, el sonido con el que Machiel tuvo más dificultades fue el 'ы'. "Al principio, ni siquiera podía pronunciarlo y no podía ni veía la diferencia entre 'ы' y 'и'", dice Machiel. "Todavía me suena muy raro, como si una foca intentara decir ("Ы! Ы! Ы!"). El neerlandés también tiene sonidos difíciles de pronunciar para los extranjeros; quizá por eso mi mujer aún no lo aprende”.
Machiel también tiene sus reservas sobre la cursiva rusa: “La letra 'т' parece 'м', mientras que 'ш' parece 'и'. "Para mí, un texto escrito a mano en ruso es como un mensaje secreto o una receta de un médico”, admite.
Sus dos hijos hablan tanto ruso como neerlandés. “Hablo con ellos en neerlandés y con Alia en ruso. Además, a veces Alia y yo cambiamos al inglés cuando no queremos que los niños entiendan lo que decimos”.
La sopa fría de ensalada con kvas es uno de esos platos rusos que suelen desconcertar a los extranjeros. Pero no a Machiel. “Al principio, no me gustaba el sabor del kvas. Como mínimo, me parecía muy extraño. Pero luego decidí probar el kvas en okroshka, y estaba delicioso. Pero sigo sin beber kvas solo. Y no me gusta la okroshka con kéfir, lo encuentro demasiado ácido para mi gusto”.
Además de esta tradicional sopa rusa de verano, Machiel también ha desarrollado un gusto por la carne en conserva. “No la comemos a menudo, pero es sabrosa y rápida de cocinar. Solemos cocinarla con trigo sarraceno”. La primera vez que probó el trigo sarraceno fue en Holanda, cuando su futura esposa le invitó a comerlo cuando fue a visitarla. “El trigo sarraceno estaba demasiado salado, pero me lo comí igual. La siguiente vez estaba mejor y me gustó mucho”.
Lo que no le gusta a Machiel son la mayoría de los quesos rusos. “Supongo que aún no he encontrado mi gusto, pero los quesos de supermercado no tienen un sabor rico ni un olor a queso agradable”, dice.
Al vivir en un país nuevo, Machiel ha desarrollado nuevos hábitos, o mejor dicho, ha perdido algunos de los antiguos. “Cuando llegué a Rusia, al principio pensé: ¿Por qué los rusos son tan tristes? Pero luego me di cuenta: Sólo sonríen cuando realmente les apetece. Ahora yo también me he ‘rusificado’: si me ves con una sonrisa, significa que es sincera”, dice Machiel. “Además, los rusos son muy hospitalarios. Si te invitan a casa, no te dejan marchar sin antes darte de comer”.
Los sábados, Machiel tiene un día libre, que le gusta dedicar a dar largos paseos por Moscú. “Primero voy a jugar al fútbol, luego simplemente paseo por las calles. Estudio la arquitectura, las partes interesantes de la ciudad”. Machiel admite que les gustaría viajar más por el país, pero, de momento, no lo han hecho mucho. “Hemos visitado San Petersburgo, varias ciudades de los alrededores de Moscú, la región del Volga y viajamos a Carelia en el Ruskeala Express. Fue un tren muy interesante y el parque en sí es precioso. En el futuro, quiero ir a Crimea, el Cáucaso y Kamchatka”
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