En muchas fotos de finales del periodo soviético y de la década de 1990, se puede ver a mujeres sentadas bajo techo sin abrigo pero con enormes sombreros de piel. ¿A qué se debe esto? ¿Lo hacían porque tenían frío en la cabeza? ¿O era un vestigio de una costumbre prerrevolucionaria según la cual las mujeres debían cubrirse la cabeza? No, en realidad hay una explicación muy diferente.
Hace varias décadas, el gorro de piel no sólo servía para abrigarse (aunque ésta era su función principal), sino también para demostrar cierto estatus social. Si hoy los jóvenes hacen cola para comprar el último modelo de teléfono, en el pasado las mujeres hacían cola para comprar elegantes (y difíciles de conseguir) sombreros de piel de visón y zorro. También había sombreros de piel de conejo e incluso de imitación para las que tenían un presupuesto limitado.
Un sombrero de piel era tan valioso que uno no podía sentirse seguro dejándolo en un guardarropa. Sobre todo porque solía haber carteles de advertencia que decían “el guardarropa no se hace responsable de los objetos perdidos”.
Es más, parece que a las mujeres no les molestaba especialmente tener que llevarse el sombrero a los cines, restaurantes o museos. Por el contrario, era una oportunidad para lucir en público un artículo caro y a la moda. Otro factor era que, según las normas de etiqueta, las mujeres no debían quitarse el sombrero en los espacios cerrados.
“En esa época, en 1997, todas las mujeres desfilaban con largos abrigos de piel y sombreros de piel. Si tenías un abrigo de piel y un sombrero de piel, se consideraba que pertenecías al sector 'acomodado' de la sociedad”, recuerda una bloguera. “Mi madre también intentaba presentarse como una mujer profesional a pesar de sus modestos ingresos. Y rara vez se quitaba su sombrero de piel favorito en casa. Ahora sé por qué. Un día de invierno fuimos al teatro. Nos sentamos en la tercera fila del patio de butacas y mi madre se quitó el sombrero para que los niños que estaban sentados detrás de nosotros también pudieran disfrutar de la representación. Fue un error fatal que nos privó de su sombrero favorito: simplemente nos lo robaron”.
Los sombreros de piel a veces eran presa de los ladrones callejeros, por lo que las mujeres solían atarse bandas elásticas que sujetaban alrededor de la barbilla para evitar que les arrancaran el sombrero de la cabeza en un callejón oscuro.
Uno de los problemas era que los peinados de las mujeres podían arruinarse con un sombrero así. Los peinados bouffant y los rizos de moda quedaban aplastados bajo la pesada piel y perdían volumen al instante. Además, el pelo se ensuciaba mucho más rápido, por lo que a menudo las mujeres no tenían un aspecto muy fresco cuando se quitaban el sombrero.
Con el tiempo, los sombreros de piel dejaron de ser difíciles de conseguir y pasaron de moda. Hoy en día, los aparatos electrónicos y los accesorios caros estampados con el logo de marcas famosas se exhiben más como símbolos de estatus.
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