Si usted viviera a finales de los años 40 y 50 en la Unión Soviética, estaría inundado de noticias sobre lo que los rusos han inventado: casi todos los días el pueblo soviético se enteraba de cuál era el avance científico y tecnológico de sus compatriotas. Con el tiempo, sentado en su cocina, saboreando una seta de té, un día habría escuchado que Rusia es el hogar de los elefantes.
Según una versión, la frase apareció por primera vez en los chistes políticos soviéticos en la década de 1940, cuando la política interior y exterior de la URSS cambió de rumbo: desde los tiempos de la guerra, cuando EE UU y Occidente colectivo eran percibidos como aliados, el Estado soviético dio un giro brusco hacia la búsqueda de un enemigo exterior.
La historia ha bautizado este periodo como la campaña contra el "cosmopolitismo": la fijación de las autoridades en la búsqueda de tendencias "antipatrióticas" en el arte, la ciencia y el sentimiento público. La ideología implicaba que los adoradores de Occidente debían ser identificados y apartados de las estructuras públicas, y sus propios logros debían ser continuamente destacados. De 1948 a 1953, hasta la muerte de Stalin, los comunistas llevaron a cabo una campaña masiva de propaganda de la "superioridad científica y tecnológica soviética", y como toda propaganda, ésta se basaba, entre otras cosas, en falsificaciones históricas.
Entre ellas, por ejemplo, se afirmaba que el campesino de los Urales llamado Artamonov inventó la bicicleta hacia 1800, por lo que los rusos tienen una prioridad innegable sobre este invento. O que el pionero de la aeronáutica fue un tal oficinista ruso llamado Kriakutni (generalmente un personaje ficticio) y no los hermanos franceses Montgolfier.
En la misma campaña, todo lo que insinuaba un origen extranjero se rebautizó en masa: la baguette francesa pasó a llamarse "ciudad", los panecillos vieneses se rebautizaron como "bollería simple", la lucha libre francesa en clásica, la lucha libre suiza en lucha con cinturón, etc. La expresión "Rusia es una patria de elefantes" no es más que una ironía del deseo de "nacionalizar" todos los descubrimientos y fenómenos posibles.
Según otras versiones, la frase sobre la casa de los elefantes procede de otras fuentes. Por ejemplo, supuestamente era de origen español. "Las palabras 'Rusia es la patriar de los elefantes' fueron inventadas en el siglo XVIII por un viajero español, que promocionó así los restos de mamuts que había visto en la Kunstkámera de Petersburgo", dijo el matemático soviético Vladímir Arnold.
En el ruso moderno, la patria de los elefantes se utiliza en un sentido más amplio: no necesariamente en referencia a la URSS o a Rusia, sino también a otros países u organizaciones que se atribuyen un liderazgo injustificado.
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