Quienes se trasladan a Rusia desde el extranjero pueden esperar algunos cambios en su vida. Sin embargo, a veces descubren con asombro que las cosas más triviales que solían utilizar en su país están ahora prohibidas.
Queso y LinkedIn
Quizá la queja más frecuente entre los extranjeros que viven en Rusia sea la falta de algunos quesos europeos. En 2014 Rusia prohibió las importaciones al por mayor de ciertos alimentos procedentes de la Unión Europea en respuesta a las sanciones impuestas a Rusia por la UE. La política de sanciones dejó a rusos y expatriados sin acceso a algunos productos a los que estaban acostumbrados.
“Alguien mencionó los quesos de leche cruda de Francia. Los echo mucho de menos. Y la carne de buena calidad de Australia [y] de EE UU. Todo debido a las sanciones”, dice Jay Miller en una conversación con Russia Beyond a través de Facebook.
Si bien la prohibición de ciertos alimentos es ya un hecho conocido y ha sido así durante años, la imposibilidad, por ejemplo, de acceder a la red social LinkedIn desde Rusia es una sorpresa para muchos extranjeros. En 2016, un tribunal ruso dictaminó que LinkedIn tenía que ser bloqueada en Rusia, debido a la supuesta violación de la nueva ley de retención de datos por parte del sitio web. Desde entonces, la popular red social centrada en la creación de carreras profesionales sigue estando oficialmente prohibida en el país. Sin embargo, algunos usuarios aún pueden encontrar una forma de evitar la prohibición recurriendo a servicios de VPN.
Bebidas energéticas
En Rusia no existe una prohibición federal de vender bebidas energéticas a los menores. Sin embargo, muchos se quejan de que los cajeros exigen un documento de identidad como prueba de la edad legal cuando una persona acude a una tienda para tomar una bebida energética, ya que creen que se están vulnerando sus derechos.
En realidad, sin embargo, el cajero está en su derecho de exigir la identificación, ya que la venta de bebidas energéticas a menores está prohibida a nivel local en casi la mitad de las regiones rusas, aunque no en todas.
Por lo tanto, según el lugar de Rusia en el que te encuentres, podrás o no comprar una lata de Red Bull u otra bebida energética si eres menor de 18 años. A veces, la normativa se interpreta libremente, lo que da lugar a incidentes un tanto cómicos.
“Creo que en Rusia hay leyes que prohíben la venta de bebidas energéticas como Redbull a menores. Pero no creo que pase lo mismo con la Coca-Cola normal. Intenté comprar dos latas pequeñas de Coca-Cola Zero en una pequeña tienda de Vologda y [una cajera] me pidió el pasaporte. Me sorprendió mucho la petición, pero conseguí responder en ruso "Нужен?" ["¿Lo necesita?"]. Le dije que no tenía, así que no me las vendió. Soy un poco tímido hablando en ruso, así que no pregunté nada más. Fue un poco decepcionante, pero no fue un gran problema para mí. Me sentí más bien confundido. Es la única vez que me han pedido el pasaporte al comprar Coca-Cola”, dice Andrea Doherty, una expatriada residente en Moscú.
Medicamentos
En un tono más serio, algunos expatriados han informado de los problemas a los que se enfrentan cuando descubren que los medicamentos recetados que habían estado utilizando en su país de origen no pueden adquirirse legalmente en Rusia. Esto sucede porque las autoridades médicas rusas tienen que certificar todos los fármacos que se distribuyen en el país y a veces adoptan una postura diferente respecto a ciertos medicamentos que un regulador de otro país
“El Provigil (Modafinil) y el Adderall se consideran aquí sustancias controladas. Obtenerlas en tiendas de medicamentos online a través del correo ruso puede suponer una condena de cárcel. El hecho de que me hayan diagnosticado TDAH [Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad] y tenga una receta estadounidense es irrelevante”, dice Gene Kurbatov.
Antes de embarcar en un avión con destino a Rusia, Kurbatov dijo que tuvo que deshacerse del medicamento en el aeropuerto, después de que su amigo le sugiriera que lo hiciera. Al llegar a Rusia, Kurbatov tuvo que buscar sustitutos que le sirvieran y fueran legales de comprar.
Ha habido múltiples casos en Rusia en los que se ha detenido a personas en las oficinas de correos que acudían a reclamar buzones con medicamentos que no estaban registrados en Rusia.
Prohibiciones ad hoc
Algunos expatriados han sufrido inconvenientes al ser rechazados por actividades que no están legalmente prohibidas en el país. Filmar en el metro de Moscú es uno de esos casos.
“El vigilante del metro de Moscú me prohibió hacer fotos de las hermosas estaciones. Tuve que obligarme a no mostrarle los carteles informativos que había por todas partes y que decían que las fotos estaban permitidas en el metro (siempre que no se usara trípode, flash u obstruyera el flujo de pasajeros). Esa fue la única experiencia negativa que tuve durante mi estancia de dos semanas”, dice Seb Renard, que añade que cuando más tarde fotografió otra estación de metro, tuvo una conversación amistosa con un agente de policía que parecía “curioso, no sospechoso”.
Otro expatriado expresó una queja con la que muchos rusos estarían de acuerdo: la prohibición tácita de abrir las ventanas de la cabina del tren para que entre aire fresco:
“Es bastante sofocante cuando las ventanas del tren están cerradas con pestillo y la calefacción está a tope, especialmente cuando alguien está comiendo pescado o huevos cocidos en el vagón. Las señoras que trabajan en el tren siempre se niegan a abrirlas, incluso en verano”.
Como algunas de estas prohibiciones no son leyes escritas, se podría esperar superarlas por medio de la negociación. Así que lo único que tenemos que decir es... ¡buena suerte!
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