Todos los rusos conocen las campanas de la Torre Spásskaia del Kremlin. Al fin y al cabo, son las que anuncian el comienzo al Año Nuevo en Rusia. Te contamos los principales secretos del reloj más importante del país eslavo.
Las campanas de la Torre Spásskaia tocan el himno ruso a las 6 de la mañana, a mediodía, a las 18 horas y a medianoche. Por su parte, la melodía Gloria de Glinka suena a las 3 y a las 9, tanto de la mañana como de la tarde. Por lo tanto, se pueden escuchar melodías de clásicos cada tres horas. La campana principal suena cada hora. Son sus toques los que todo el país escucha en Nochevieja: se transmiten en todos los canales de televisión y receptores de radio de Rusia.
Inicialmente las campanas tocaban la Marcha del Regimiento Preobrazhenski de Pedro el Grande, y el himno no oficial del Imperio ruso La Gloria de Nuestro Señor en Sión, compuesto por Dmitri Bortnianski.
“En la URSS, al principio, trataron de tocar la Internacional y Caísteis como víctimas, pero después de 1938 no hubo ninguna melodía. Exceptuando los toques de los cuartos de hora, las campanas de la Torre Spásskaia no se tocaban”, dice Konstantín Mishurovski, campanero del Kremlin de Moscú y de la catedral de Cristo el Salvador. “No fue hasta los años 90 cuando se decidió que las campanas iban a tocar el himno ruso y Gloria de Glinka, después de los cuartos y los toques de cada hora.
Torre Spásskaia. La foto fue tomada entre 1890 y 1896.
Autor desconocido/МАММ/МDFLas primeras campanadas de la Torre Spásskaia (entonces llamada Torre Frolóvskaia) aparecieron inmediatamente después de su construcción en 1491. Los datos sobre el aspecto no se conservan, sólo se sabe que cuando se deterioraron, fueron vendidas como chatarra al monasterio Spasski de Yaroslavl por 48 rublos (a principios del siglo XVII se podía comprar un rebaño de ovejas por 1 rublo).
Las segundas campanadas aparecieron durante el reinado de Mijaíl Fiódorovich, el primer zar de la dinastía Romanov (1596-1645). El zar invitó al maestro inglés Christopher Galloway, que hizo un dispositivo completamente impresionante. En este reloj no se movían las flechas, sino la esfera. Fue pintado del color del cielo con estrellas de estaño y una imagen del sol. Por cierto, su rayo era la aguja del reloj. Las campanas sonaban cada hora. En aquella época el reloj separaba las horas de noche y las del día. Así, al amanecer, el reloj mostraba la hora del día y al atardecer la hora de la noche. En verano podía haber 17 horas de luz, así que la esfera se dividía en 17 partes. Este reloj se quemó en un incendio en 1701.
El tercer aparato se instaló en 1709 por decreto de Pedro el Grande, y era un moderno holandés. El emperador introdujo en el país eslavo el cálculo de horas europeo. Había 33 campanas, que sonaban cada hora. También avisaba de los incendios en la ciudad. En 1737, este reloj también se quemó.
El cuarto fue instalado durante el reinado de Catalina II, en 1770: era un reloj inglés, cuya que colocó el relojero alemán Fatius. El relojero le echó el sentido de humor y afinó las campanas con la melodía Ah, mi querido Agustín, que sonó durante un año, hasta que se ordenó que desapareciese. El reloj funcionó correctamente durante varias décadas, sin sufrir ningún daño especial ni siquiera cuando Napoleón atacó Moscú. Aunque a finales del XIX su estado era pésimo.
Las campanas modernas aparecieron en 1852, gracias a los relojeros de origen danés Iván y Nikolái Butenopam. Instalaron nuevas esferas negras en todos los lados de la torre y reemplazaron los viejos mecanismos.
Durante la Revolución de 1917, un proyectil cayó en las campanas. Fueron restauradas un año más tarde por orden de Vladímir Lenin, y todavía siguen funcionando.
El mecanismo del reloj Kuranti en la Torre Spásskaia.
Sisóyev Grigori/TASSEl mecanismo pesa 25 toneladas y consta de varios miles de partes sin contar con las campanas. Su altura es de unos 3 metros, y el diámetro de los engranajes alcanza 1,5 metros. Un péndulo de 32 kg y tres pesos de entre 160 y 224 kg son responsables de la precisión del movimiento. El mecanismo musical parece un cilindro de cobre que hace girar las pesas. El tambor hace que los alfileres presionen las teclas conectadas a las campanas del reloj.
La campana principal, que toca cada hora, pesa más de dos toneladas, y la campana “musical”, más grande, pesa más de una tonelada.
La instalación de la campanas en la Torre Spásskaia.
Prokófiev Viacheslav/TASSHasta hace poco "solo" se utilizaban 17 campanas (en los años mejores había 35). En la actualidad hay 23 campanas funcionando en el reloj. De las de época, solo queda una que marca la hora del reloj, así como 9 campanas pequeñas, que tocan en los cuartos de hora y además una grande holandesa, solicitada en los años 90, que pesa más de una tonelada.
En noviembre de 2020, se instalaron 12 nuevas campanas en la Torre Spásskaia, que fueron fundidas en Vorónezh (al sur de Rusia) especialmente para este reloj. Durante más de un año los maestros afinaron las nuevas campanas al sonido de la holandesa: algunas tuvieron que ser afiladas desde el interior para “bajar” el sonido, y otras incluso fueron moldeadas de nuevo. Evgueni Nikitin, director de la Orquesta Presidencial, participó en esta obra.
Los rusos tienen la tradición de escribir un deseo en una hoja de papel en Nochevieja, prenderle fuego y arrojan cenizas en una copa de champán, que se tiene que beber mientras suenan las doce campanadas. Esta tradición viene de la época soviética, cuando la radio transmitía la hora exacta, y el Año Nuevo llegaba con la última campanada. Por cierto, la idea de dar un discurso de Año Nuevo a los soviéticos por televisión fue introducida por Leonid Brézhnev en 1970. Después de este mensaje, el tañido de las campanas del Kremlin se transmitía en todo el país.
Pero resulta que, en realidad, el Año Nuevo no comienza con el último toque de las campanas, sino 20 segundos antes de la primera campanada. Es decir, las campanas suenan ya en el Año Nuevo.
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