Su nombre lo deja todo claro: la Virgen María aparece representada con tres manos. Según la leyenda, la historia detrás de su creación se remonta al siglo VIII en el Imperio Bizantino y hace referencia a un episodio de la vida del santo monje Juan Damasceno (o Juan de Damasco).
Juan vivía en Siria y provenía de una noble familia cristiana. Era un famoso estadista del Califato. Esto fue justo en la época de la iconoclasia, un movimiento sancionado por el gobierno para combatir la cultura del culto a los iconos, así como cualquier otra simbología religiosa. Como devoto cristiano, Juan no se mantuvo al margen y envió una carta de protesta al Emperador León III. La noticia de la queja realizada por Juan se extendió rápidamente, haciendo que León III se volviese loco de ira, aunque siendo incapaz de hacer nada contra su súbdito sirio.
Y así, se tramó un plan para inculpar a Juan Damasceno. Se envió una carta con su nombre al emperador, conteniendo la petición de atacar Siria para librarla del Califato.
La carta falsa terminó llegando al Califato, lo que llevó a la orden de cortarle la mano a Juan como castigo. El miembro cercenado fue exhibido en la plaza principal de Damasco como una advertencia. El embaucado monje rezó ante una imagen de la Santa Virgen durante toda la noche, y, milagrosamente, la mano (supuestamente) volvió a crecerle. Pronto, según los relatos religiosos, apareció el primer icono de la Santa Virgen, con una tercera mano de plata. Con el tiempo, otros continuaron la tendencia, simplemente pintando la mano extra.
Este icono, que representa la imagen de San Cristóbal, fue prohibido en el siglo XVIII por orden del Santo Sínodo como “antinatural”. En otras palabras, el hombre santo con cabeza de perro parecía demasiado raro. Los iconos que llevaban su imagen fueron sistemáticamente destruidos, pero unos pocos sobrevivieron hasta hoy. Los Viejos Creyentes de Rusia, por ejemplo, continúan adorando el icono de San Cristóbal Cinocéfalo.
Hay varias versiones sobre los orígenes de esta representación del mártir del siglo III. Una teoría postula que sufría una rara forma de mutación genética, hipertricosis, que lleva a que el cuerpo se cubra casi totalmente de pelo. Otra afirma que recibió el honor de ser representado de esta manera, debido a su temperamento fogoso y animal, o que su apodo “Cananeo” fue mal traducido. Un relato aún más ridículo sostiene que Cristóbal provenía de la raza de los “cabezas de perro”, con cuyas descripciones nos hemos encontrado desde la antigüedad.
En cualquier caso, después de la prohibición de las imágenes con aspecto canino, San Cristobal comenzó a ser representado como un humano normal.
El Cristo de tres cabezas, quizás, tuvo el peor destino de todos los iconos. La Iglesia Católica Romana condenó estas representaciones un siglo antes que la Iglesia Ortodoxa. “No canónico y feo” es como el Santo Sínodo describió al icono en 1764. Sin embargo, algunos rincones del país tardaron en recibir la noticia y el Jesús de tres cabezas fue durante un tiempo común en las iglesias.
Una sola cabeza, tres rostros, cuatro ojos…esta espantosa representación era sólo una de las muchas representaciones del dogma de la Santísima Trinidad (el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo). Tradicionalmente, la trinidad se representaba como tres figuras idénticas con los rostros de Cristo, pero la idea mutó con el tiempo. Algunos iconos representan a la Trinidad como si tuviera un solo cuerpo, pero tres cabezas, todas con el mismo rostro.
Para aquellos que no estén familiarizados con los iconos ‘Spas Nedremannoe Oko’ son bastante interesantes. En ellos, Jesús es representado como un joven que o bien se sume en su aburrimiento o parece listo para dormirse una siesta.
En realidad, Jesús ya está dormido, pero duerme con los ojos abiertos, lo que es una alusión al león, que en la época medieval se pensaba que dormía de esta manera. El motivo de esta representación tiene muy pocas raíces conocidas, sólo unas pocas líneas cortas en la Biblia, donde se refiere a Jesús como el ‘León de Judá’ (“un hombre valiente”). En la iconografía, la imagen apareció por primera vez en el Imperio Bizantino, antes de llegar a Rusia.
Este es un icono muy raro, que representa una de las historias del Antiguo Testamento. El Señor llamó al Profeta Jonás para que viajara a la ciudad asiria de Nínive, para difundir la fe entre su población pecadora. Sin embargo, Jonás no deseaba cumplir la voluntad de Dios y decidió simplemente emprender su propio viaje. La ira divina llegó entonces a Jonás en forma de ballena, que se tragó al profeta durante una tormenta. Al final, Dios perdonó a Jonás, quien posteriormente convirtió muchas almas al cristianismo. El icono representa el momento de la liberación del profeta.
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