En Rusia hay un régimen de restricciones desde finales de marzo y el control sobre los movimientos de los ciudadanos se está reforzando todo el tiempo. Actualmente se puede salir de casa para ir a la tienda de comida más cercana o sacar a pasear al perro. Le hemos preguntado a gente de Rusia qué planean hacer cuando todo esto termine.
“Parecemos músicos de rock de los 70”
“Tan pronto como se levanten las restricciones, me voy a cortar el pelo”, dice Roman de Moscú, y nos envía una foto de un caniche. “Estamos todos sentados aquí ahora con el un montón de pelo. Y para mayo estaremos como miembros de [la banda de rock soviética] ‘Pesnyary’ en 1978”. Pero este peinado estará de moda ahora ya que todos los que salgan del encierro se verán así, dice.
Valentina de San Petersburgo sueña no solo con pasar por la peluquería sino también con hacerse la manicura, ya que la última vez que pudo hacerse una fue a finales de marzo. “Iré a mi peluquería en el lado de Petrogrado y desde allí a pie a la calle Dostoievski. En el camino, compraré un café y una rosquilla. Y luego iré a la calle Rubinstein y tomaré un vaso de vino y espaguetis. Después iré a Moscú para seguir mis estudios y haré una barbacoa en casa de mis amigos”. Su novio tiene muchas ganas de volver al gimnasio, o al menos de hacer ejercicio fuera, ya que ahora está prohibido.
“Lo más difícil es el confinamiento con niños en casa”
Los moscovitas que están aislados en casa con los niños solo desean una cosa: salir a la calle, a jugar en el patio de recreo. “Los niños están atrapados en casa, es lo más difícil”, dice Nadiezhda, madre de dos hijos. “No entienden qué es el coronavirus, que les prohíbe salir”.
“Cuando pase el tiempo espero dejar de mirar alrededor nerviosamente por miedo a ser multada”, añade María, madre de dos niños. Hay importantes multas - al menos 5.000 rublos (unos 63 euros)- por violar las reglas de aislamiento.
Quedarse fuera hasta la madrugada... ¡y hacer la compra!
“Iré a patinar al parque Gorki, el que más me gusta de Moscú”, dice Tamara de Vidnoie, cerca de Moscú. “Y tan pronto como esté permitido me iré de vacaciones. Actualmente trabajo a distancia; doy conferencias en una universidad”.
“En primer lugar, iré a tomar un café raf y luego a una tienda de ropa, cruzando todo el centro de Moscú”, dice Svetlana. Daria, una fotógrafa, se unirá a ella. “Iré a dar un paseo por el parque Tsarítsino, donde fotografiaré patos. Luego tomaré mi querido metro e iré a una tienda de ropa. ¡Me probaré todos los trajes! Y luego invitaré a todo el mundo a una barbacoa”, dice de manera ensoñadora.
"Y pasearé por el parque VDNJ hasta que me caiga, así que tendré que volver cojeando... comprando un café para llevar en cada esquina”, dice Yulia, añadiendo que, en segundo lugar, irá a Nizhny Novgorod a visitar a su familia y a cortarse el pelo, porque allí está el peluquero en el que confía. “Y mi padre planea comprar un paquete de vacaciones en Turquía, ya que durante este período ya ha tenido que cancelar dos”.
Otrachica, llamada Svetlana, va a ir inmediatamente a un parque con cuerdas para hacer equilibrio en el bosque “para aferrarse a ellas, sentarse junto a la hoguera, beber vino caliente, atiborrarse de shashlik [carne asada] y tocar la guitarra”. Y al día siguiente volverá a subirse de nuevo a las cuerdas. “Nos preparamos para escalar montañas, y los preparativos incluyen diferentes entrenamientos de rescate como el descenso y el ascenso por cuerdas. Tenemos sacos de dormir y todo lo que necesitamos”.
Por el momento, las restricciones están en vigor hasta mediados de mayo, pero las autoridades no descartan que tengan que prolongarse.
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