¿Quién es la chica del famoso chocolate ‘Alenka’?

Estilo de vida
EKATERINA SINÉLSCHIKOVA
Más de 40 años después, “la chica del envoltorio de chocolate” intentó demandar a la empresa fabricante por millones, pero no tuvo éxito en demostrar que ella era en realidad la pequeña niña de ojos azules del pañuelo.

“¡Necesitamos un chocolate con leche asequible y ampliamente disponible! Tal fue la tarea asignada por el programa de alimentos del gobierno soviético en la década de 1960. De las empresas que competían por la licitación del gobierno, se eligió a Krasni Oktiabr (“Octubre Rojo”). La línea ‘Alenka’ de la compañía confitera se convirtió entonces en el chocolate “nacional” del momento.

La tableta tomó su nombre de la hija de la primera mujer en el espacio, Valentina Tereshkova. Sin embargo, el honor de convertirse en la imagen del chocolate recayó en una chica diferente. En 1966, las primeras barras de chocolate llegaron a los comercios con la cara del bebé de ocho meses Elena Gernias adornando el envase. 

‘Chica de portada’

Hubo una larga búsqueda antes de la toma de la decisión final. Los diseñadores probaron diferentes opciones, como una chica con claveles, una chica con coletas, una especie de ‘Snegurochka’ (la “Doncella de las nieves” rusa) pero ninguna fue aprobada. Como los diseñadores se encontraron en un callejón sin salida, alguien sugirió usar la chica del cuadro de Viktor Vasnetsov, ‘Alenushka’. Sin embargo, la idea fue criticada: La chica de Vasnetsov aparecía con los pies descalzos: “¡Los niños soviéticos no necesitan zapatos!”, concluyo el Partido Comunista. El punto muerto acabó en la presentación de una nueva solicitud de ofertas.

En 1965, el periódico 'Vecherniaia Moskva' (“La Tarde de Moscú”) recibió más de 1.500 fotos para aparecer en el embalaje en proyecto, pero la que acabó ganando fue una ya famosa al haber aparecido en revistas producidas por el Estado, incluida la portada de 'Zdorovie' (“Salud”). Su autor fue el fotoperiodista Aleksandr Gerinas. La chica de la portada, con los ojos muy abiertos, era su hija, Elena.

Para que la barra de chocolate se considerase realmente “nacional”, los ojos de la chica se cambiaron a azules, su cara se alargó y el labio superior de la pequeña se agrandó.

El chocolate con su cara en el envoltorio acompañaría a Elena toda su infancia. Pero ni ella ni su familia recibieron jamás un rublo por el uso de la fotografía.

No lo contaron hasta el año 2000.

Silencio roto

Con motivo del lanzamiento de una campaña de marketing de Alenka, Krasni Oktiabr invitó a Elena Gerinas a la presentación oficial. Se le dio un “dulce” premio como la pequeña “modelo”, pero aquello no cambió que Elena deseara algo diferente: que, décadas más tarde, se le hiciera algún tipo de contrato, o al menos se la recompensase de algún modo. Esto nunca sucedió, y Gerinas, entonces con 36 años, decidió de edad llevar a la empresa confitera a los juzgados.

“Todos en nuestra familia saben que mi imagen está en ese chocolate”, dijo. “Cuando papá murió (se había divorciado de mamá antes, vivían separados) todo su archivo fotográfico nos fue entregado. Ahí es donde encontré la foto”.

Gerinas presentó una reclamación contra la compañía con una solicitud de reconocimiento de sus derechos legales sobre la fotografía, así como una compensación económica y un porcentaje por cualquier uso futuro de su imagen. Gerinas valoró los daños sufridos en cinco millones de rublos (unos 66.100 dólares).

Sin muestra de gratitud

La batalla legal duró dos años y medio, y terminó con la derrota de Gerinas. La investigación concluyó que la portada fue, de hecho, muy probablemente redibujada a partir de la foto en cuestión, a pesar de que identificaron 18 similitudes para apoyar la demanda. Sin embargo, los cambios realizados en la fotografía original hicieron que su uso fuera legal desde el punto de vista judicial, catalogando la imagen directamente como trabajo original.

“Todavía tengo ese pequeño pañuelo, aunque está un poco descolorido”, declaró Gerinas. “Mirad de cerca a a Alenka, su nudo está hecho de una manera especial, porque mi madre es zurda. Este detalle no se le escapó al tribunal, pero nunca fue reconocido oficialmente.”

La chica del envoltorio sigue guardando cuidadosamente todas las pruebas del caso, incluida la portada de 'Zdorovie' con su efigie.

Hoy en día, la mujer de 56 años vive en Jimki, a las afueras de Moscú, con su marido y sus dos hijos. Trabaja como bibliotecaria, pero también es experta en farmacología. Se puede encontrar a Elena en Facebook, donde publica varias cosas, incluyendo fotos en la dacha con su familia.

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