Los residentes de Salejard y Labitnangi viajan constantemente entre ambas ciudades: la priemera cuenta con aeropuerto, cine y discoteca, mientras que en la segunda hay una estación de tren y la comida es más barata. Estas dos ciudades de la península de Yamal están situadas una frente a la otra, junto al río Ob, y aparentemente están muy cerca. Sin embargo, para los lugareños, cruzar el río es una verdadera aventura porque no hay ningún puente. En verano hay transbordadores que van de una orilla a otra. En invierno, los residentes locales usan un puente de hielo para cruzar el río. En casi cualquier parte del norte de Rusia, desde la región de Arjánguelsk hasta Yakutia, se pueden encontrar cruces como este.
¿Cómo se hace un cruce de hielo?
Un cruce de hielo, o “camino de invierno” (zimnik en ruso), no es solo un camino sobre agua congelada. Es todo un sistema de carriles con una cierta distancia entre ellos y que sigue las normas de tráfico: el límite de velocidad en el hielo es de 40 km/h. Por lo general, la construcción de un puente de hielo lleva de dos a tres semanas desde el momento en que el río se cubre de una capa helada: este es el tiempo que se tarda en congelar el hielo lo suficientemente grueso como para transportar vehículos.
A lo largo de la travesía se colocan las tablas. Luego se inundan con agua para dotarlas de mayor consistencia. El proceso se denomina “refuerzo de hielo”. Se hacen agujeros en varios lugares y se bombea agua a través de ellos para inundarlo. Luego se nivela el agua con un tractor o manualmente para que se congele de manera uniforme. Solo después de esto, se instalan las señales de tráfico y se pone la iluminación (pero no en todas partes, ya que requiere cables eléctricos).
Cuando el hielo tiene más de 20 cm de espesor, el cruce es seguro para ir a pie; cuando tiene más de 38 cm de espesor, se permite que los coches pasen por encima y cuando tiene 50 cm de espesor, el cruce se abre también para los camiones. El peso máximo del vehículo para un cruce de este tipo es de 30 toneladas.
El cruce de Salejard tiene tres carriles, cada uno de 30 metros de ancho y 1.700 metros de largo. Desde Salejard, hay un carril, mientras que desde Labitnanga, hay dos, uno para coches y otro para camiones que transportan mercancías que llegan por ferrocarril.
“El cruce sólo toma 15 minutos”, dice la residente local Tatiana Mojnova. “En invierno no da nada de miedo; es una carretera totalmente equipada, con señales de tráfico, puestos de policía de tráfico, cámaras, y ahora se puede comprobar el estado de la carretera online, desde casa”.
Los trabajadores de la carretera controlan constantemente el grosor del hielo, congelando más si es necesario, una y otra vez, hasta que comienza el deshielo.
El periodo entre estaciones es el peor
Una travesía por el hielo se vuelve mucho menos segura después de un deshielo o cuando no es lo suficientemente fuerte. Tatiana recuerda que una vez utilizó una travesía un día antes del cierre y fue mucho más impactante de lo que esperaba. Dice: “Necesitaba recoger un contenedor con mercancías de Labitnangi porque la travesía se estaba cerrando y, de lo contrario, habría tenido que esperar mucho tiempo”. Encontré un camión Kamaz que aceptó llevarme. Mientras conducíamos la carretera ya se estaba derritiendo, y el agua subía hasta nuestra ventana, flotábamos, literalmente. Daba mucho miedo, pero el conductor me dijo: '¿De qué tienes miedo? No eres la primera, ni la últim’. Todo estaba bien para un KAMAZ”.
Entre estaciones se usan aerodeslizadores para transportar a la gente a través del río. Pero no se puede llevar mucho equipaje en un aerodeslizador, como mucho, una pequeña maleta. Por que los residentes locales esperan con ansia la apertura de la carretera sobre el hielo.
“Todas las tiendas de Salejard intentan abastecerse de alimentos con una larga vida útil, hasta que el hielo se vuelve lo suficientemente grueso, Los productos lácteos desaparecen y en las estanterías solo quedan la pasta y la carne enlatada. Así que cuando los productos lácteos reaparecen, sabemos que la carretera del hielo está operativa”, dice Tatiana.
Aquí, por ejemplo, hay un pequeño cruce en el río Sévernaya Dvina. El hielo ya ha comenzado a moverse y el cruce está cerrado para los automóviles, tampoco hay embarcaciones, pero la gente necesita llegar a la otra orilla de alguna manera, por lo que sólo cruzan el río a pie.
Dicho esto, a menudo los conductores ignoran las advertencias de los servicios de carretera y conducen en lugares peligrosos a su propio riesgo. Los vehículos pueden terminar en el fondo del río.
“Entre estaciones es imposible transportar cualquier carga desde Yakutsk. Todas se acumulan en la orilla derecha, en la estación de ferrocarril de Nizhni Bestiaj”, dice Nikita Tananáiev, un residente local. “Nunca he ido por el hielo después de que esté cerrado, pero algunos no siguen [las reglas], y entonces puede haber problemas. A menudo los conductores hacen que sus camiones se hundan y luego piden ayuda a los lugareños para encontrarlos. Todavía hay muchos contenedores en el fondo del río”.
¿Por qué no construir un puente?
A finales de los años 40 y principios de los 50 hubo un plan para construir varios puentes en Yamal y Yakutia. Los dirigentes soviéticos querían realizar el proyecto del Ferrocarril Transpolar de Salejard a Igarka (unos 1.300 km a lo largo del Círculo Polar Ártico, en terrenos pantanosos). Finalmente se construyeron varios tramos, que se suponía que estarían unidos por puentes a través de los ríos. Fue entonces cuando el plan encalló: la construcción de esos puentes resultó ser demasiado cara y difícil.
Uno se puede preguntar cuál podría ser el problema. El río Ob no parece ser tan ancho, solo un par de kilómetros. Pero lo que ocurre es que tienden a cambiar su curso, y en un par de años, un puente puede terminar en un lugar completamente diferente. En segundo lugar, tienen lechos fluviales difíciles e inestables, y es esencial elegir el lugar adecuado para un puente para que cuando el hielo empiece a moverse, no dañe los pilares. En tercer lugar, estamos hablando de permafrost, de modo que cuando se derrite en el verano, el puente puede irse a la deriva.
La gente en Yakutsk desearía tener un puente, aunque allí las condiciones son incluso más difíciles: el río Lena tiene unos 3 km de ancho, y junto con los caminos de acceso, el ancho del puente tendría que ser de unos 10 km. Es difícil y costoso. “Además, en primavera a menudo tenemos atascos de hielo cuando sube el nivel del agua. El hielo se rompe y donde el río se curva, el hielo se acumula y bloquea el agua, lo que provoca inundaciones”, dice Nikita Tananaev.
Sin embargo, hay planes para construir puentes en Salejard, Yakutsk y otras grandes ciudades del norte en los próximos cinco años. Los diseños de los futuros puentes ya han sido aprobados.