Parece que no hay mejor manera de comenzar un nuevo año que hablando del fin del mundo. El 2020 comenzó con un buen susto. Tras el ataque estadounidense contra el general iraní Qasem Soleimani el 3 de enero, internet se llenó de rumores sobre una Tercera Guerra Mundial. Aunque se trataba de una cuestión entre EE UU e Irán, Rusia tenía que aparecer por algún lado, cómo no.
Por ejemplo, la exestrella del porno Mia Khalifa publicó en Twitter una foto suya con una camiseta roja con el escudo de Rusia con el pie de foto: “EE UU está en disputa con Irán... Irán es un aliado de Rusia... Yo, por si acaso...”.
*#WWIII trending on twitter*
— Mia K. 🇱🇧 (@miakhalifa) 3 января 2020 г.
*US is in contention with Iran....*
*Iran is an ally of Russia....*
Me, just in case: pic.twitter.com/eOyzOPDXhl
¡Está bien eso, Mia! Dejando de lado los chistes, ¿podemos decir que Moscú y Teherán son aliados?
El asesinado general Soleimani, considerado un terrorista por EE UU y un héroe por las fuerzas chiítas proiraníes de Oriente Medio, trabajó estrechamente con Rusia en la guerra de Siria. Tanto Moscú como Teherán apoyan al presidente Bashar al-Asad en el conflicto y se oponen tanto a los terroristas islamistas como a la oposición prooccidental.
Qassem Soleimani, en elcentro, asiste a una reunión con el Líder Supremo, Ayatolá Alí Jamenei, y los comandantes de la Guardia Revolucionaria en Teherán, 2016.
APRusia se concentra principalmente en los ataques aéreos, con un uso limitado de fuerzas especiales. Por su parte, Irán controla miles de tropas sobre el terreno en Siria (según la EE UU, a finales de 2018 había más de 12.5000 apoderados iraníes participando en la guerra). La ayuda de Irán y Rusia permitió que Bashar al-Asad recuperar la mayor parte del territorio sirio entre 2015 y 2019.
De manera que, en lo que respecta a Siria, los intereses rusos e iraníes se superponen, y ambos consideran al gobierno de Asad como un socio valioso. “Rusia e Irán son los dos únicos países dispuestos a invertir en la restauración de Siria después de la guerra. Y ninguno de los dos es capaz de reconstruir Siria por sí solo”, señala Piotr Kortunov, del Consejo de Asuntos Internacionales de Rusia (RIAC), calificando las relaciones de las dos potencias como “un fuerte matrimonio de conveniencia”.
Si se trata de estrategias a largo plazo, los expertos coinciden en que Rusia e Irán persiguen objetivos diferentes.
El ministro de Defensa ruso Serguei Shoigú (tercero a la izquierda), y el ministro de Defensa iraní, Hossein Dehghan (tercero a la derecha) en una reunión en Moscú. 2016.
Vadim Savitskii/Sputnik“El objetivo de Moscú es mantener el equilibrio de poderes en la región para desempeñar un papel crucial como mediador no regional”, escribió el iranólogo Nikita Smaguin en un artículo para el Centro Carnegie de Moscú. “Irán se centra en la dirección opuesta, y desea convertirse en el líder de Oriente Medio, ya que Teherán cree que esa es la única manera de garantizar la seguridad de la República Islámica”.
Smagin enfatizó que a Moscú no le gusta ese enfoque. Rusia prefiere que en Oriente Medio haya un sistema de controles y equilibrios, sin un líder en particular. Mantiene buenas relaciones no solo con Irán y Siria, sino también con Israel, Turquía y, últimamente, con Arabia Saudí (los tres tienen una larga y problemática historia con Teherán). Irán, a su vez, socava los esfuerzos de Rusia por ayudar a Asad a hacer concesiones a la oposición y a encontrar finalmente una solución política a la crisis nacional. No es probable que estos conflictos de intereses desaparezcan pronto.
La central nuclear de Bushehr que Rusia está construyendo en Irán.
“La economía sigue siendo el punto débil de nuestras relaciones bilaterales”, admitió Mehdi Sanaei, embajador de Irán en Rusia entre 2013 y 2019, en una entrevista al diario Kommersant antes de su dimisión. “En parte se explica porque tanto Rusia como Irán son exportadores de energía. En tales circunstancias, no es fácil aumentar los volúmenes de comercio”.
De hecho, el volumen de comercio sigue siendo modesto, en el mejor de los casos. En 2018 ascendió a 1.700 millones de dólares, menos del 1% del volumen de comercio exterior de Rusia. Existen algunos proyectos ambiciosos en materia de infraestructura y comercio, como el corredor de transporte internacional Norte-Sur, que proporciona una ruta terrestre desde el océano Índico hasta el mar Báltico a través de la India, el Irán y Rusia, o una zona de libre comercio entre el Irán y la Unión Económica Euroasiática dirigida por Rusia, pero su realización sigue siendo lenta. Sin una base económica sólida, una alianza no puede considerarse sostenible.
“A lo largo de los siglos XIX y XX, Rusia y la Unión Soviética dudaron en más de una ocasión sobre la soberanía iraní”, recuerda Nikita Smaguin. En 1911, durante la Revolución Constitucional persa, el Imperio ruso, protegiendo su esfera de influencia, envió tropas a Irán, suprimiendo el movimiento democrático y disparando contra el parlamento con fuego de cañones.
Más tarde, en agosto de 1941, cuando estalló la Segunda Guerra Mundial y la Unión Soviética y Gran Bretaña temían que Irán se convirtiera potencialmente en un títere de Alemania, enviaron tropas, tomando el país bajo su control. Stalin incluso consideró sovietizar el norte de Irán mediante la creación de estados títeres, pero la comunidad internacional obligó a los soviéticos a irse en 1946.
Estas experiencias históricas no afectan directamente las relaciones gubernamentales, pero sí desencadenan desconfianza en partes de la sociedad iraní, lo que hace dudar de que se pueda confiar en Rusia, lo que complica aún más las relaciones. Por ejemplo, la noticia de que a Rusia se le permitió usar una base aérea iraní para atacar al ISIS en 2016 creó tal alboroto público en la República Islámica que Teherán tuvo que retractarse de su permiso.
(Lee más sobre la invasión soviética-británica en Irán aquí. Y aquí puedes encontrar más información sobre los planes de Stalin de anexionarse Irán en la década de 1940).
El presidente ruso, Vladímir Putin, habla con el presidente iraní, Hassan Rouhani, durante una reunión del Consejo Económico Supremo de Eurasia en Ereván el 1 de octubre de 2019.
AFPTodo lo anterior no significa necesariamente que Rusia e Irán sean incapaces de cooperar. Al contrario, la situación actual en Oriente Medio hace que se necesiten mutuamente, al menos políticamente (como Mehdi Sanaei señaló, los presidentes Vladímir Putin y Hassán Rouhaní se han reunido 17 veces en los últimos seis años, y es que ciertamente tienen mucho de qué hablar). Aunque las relaciones son más de socios tácticos, no de los aliados estratégicos, debido a los diferentes objetivos globales.
Así fue el ataque contra la embajada rusa en Teherán en el que mataron a todo el cuerpo diplomático.
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