Después de robar 92 kg de patatas, un habitante de la aldea de Verjni Chov, en la República de Komi (1.000 km al noreste de Moscú), fue capturado por las autoridades gracias a un rastro muy sorprendente que iba dejando, según se informa en el sitio web oficial de la fiscalía de Siktivkar, la capital de la región.
Cuando el joven de 18 años abandonó el lugar del robo, un cobertizo en las inmediaciones, al volante de su GAZ-31029, quedó una hueva de su matrícula en la profunda capa de nieve que había en el lugar. Gracias a esta prueba los investigadores identificaron rápidamente al ladrón.
El bandido ya había logrado vender tres de las cuatro bolsas de patatas robadas, la cuarta, de 23 kg, volvió a manos de su propietario.